Un año después de tener su premiere mundial en el BAFICI, la película peruana “Wik” se estrenará en Lima el 20 de abril en el Centro Cultural PUCP, la Sala de Cine Robles Godoy, Cineplanet Risso, Cineplanet San Miguel, Cine Medium (Breña), Espacio Plataforma (Los Olivos). Además tendrá un estreno simultáneo en dos salas en Bolivia, en la Cinemateca en La Paz y en Cine CBA en Santa Cruz.
Conversamos con el director Rodrigo Moreno del Valle y la coguionista Illary Alencastre para ahondar en todo el proceso por el que ha pasado su ópera prima, desde la escritura del guion hasta el estreno en cines, pasando por algunos festivales internacionales.
La creación del guion y el hallazgo de los protagonistas
«Wik» se concentra en tres personajes principales, interpretados por Pedro Pablo Corpancho, Piera del Campo y Jean Phil Arrieta. Durante siete días, estos tres amigos se sienten aburridos y cansados, hasta que encuentran algo que los saca de su rutina.
Según Rodrigo, su intención al partir de esa premisa era mostrar la perspectiva de los personajes, quienes en un inicio perciben a Lima como una ciudad estéril y aburrida, en el momento en el que se encuentran ellos: la transición desde la adolescencia hacia la primera juventud. Pero luego esa perspectiva cambia, cuando los personajes descubren que, fuera de su barrio y fuera de su realidad cotidiana, Lima es una ciudad activa, donde se mueven cosas a las que ellos no acceden.
“Escribiendo el guion encontramos una forma de trabajo. Conversamos mucho de ciertas cosas e ideas. Luego Rodrigo escribió el primer borrador, en el cual se fijó una estructura. Luego pasó a mí, le di una revisión, metí y saqué algunas cosas para mejorar la historia, después pasó a él y Rodrigo hizo lo mismo”, cuenta Illary.
Además, durante los ensayos, hubo varias lecturas con los tres actores principales y ellos aportaron mucho en la construcción de los personajes, al profundizar más en sus perfiles y ponerles mucho de ellos mismos. El objetivo de Rodrigo e Illary era buscar la mayor naturalidad y cotidianeidad, desde la forma de hablar hasta la forma de relacionarse entre ellos.
Los tres protagonistas no tenían experiencia previa actuando en cine, pero sí venían actuando juntos y haciendo Impro (improvisación teatral) desde hace varios años. Rodrigo e Illary los conocieron a través de una amiga que hacía improvisación en el mismo colectivo que ellos. Los contactaron para grabar el piloto de una serie web, el cual no resultó. Pero quedó el interés de trabajar juntos y en ese momento, se empezó a gestar la escritura de «Wik».
La experiencia previa de los actores resultó esencial para construir los personajes. Según cuenta Illary, “fuimos descubriendo varias herramientas de la improvisación que nos fueron enamorando en cuanto al estilo o lo que podíamos lograr, versus un estilo de actuación más rígido, que era el que estábamos acostumbrados a ver y que no nos encanta. Entonces, al conocerlos, vimos el potencial que había en estos chicos que no estaban viciados por la tele o por una formación actoral muy tradicional”.
Para Rodrigo, enfrentarse al primer largometraje fue un gran reto. “Yo pensaba que iba a ser más fácil por el oficio que yo tenía filmando otras cosas: publicidad, videoclips, cortos. Sin embargo, no contaba con el involucramiento emocional que requiere filmar un largo, a lo que había que sumar el estrés tener de poca plata y poco tiempo. Llegó a tal punto que cerca del final de la primera semana de rodaje, exploté y lloré como un bebé. Y después todo fluyó muy bien”.
Illary considera que es normal tener dudas a lo largo de todo el proceso y que “había que luchar con ellas todo el tiempo. Pero aprendimos a empoderarnos y a no juzgarnos antes de tiempo, porque si empiezas a darle cabida a todas las cosas que podrían salir mal, entonces realmente no te paras de tu sitio y no haces nada”.
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El paso por BAFICI y otros festivales
«Wik» tuvo su estreno mundial en BAFICI en abril de 2016. Para Rodrigo, fue una experiencia muy emocionante, porque pudieron presentar la película y entablar un diálogo con los espectadores. “Era una película de jóvenes no necesariamente orientada hacia jóvenes, pero lo que nos sorprendió es que había espectadores de todas las edades que se podían identificar con la historia”.
Illary comparte una anécdota al respecto. “Tuvimos un descubrimiento bacán en BAFICI. A la última función de Wik entró una señora como de 80 años justo antes que empiecen a proyectar la peli. Yo pensé que se iba a ir y que no le iba a gustar la película. Pero no solo se mantuvo durante toda la película, sino que se quedó a la ronda de preguntas. Ella comentó que le encantaba este festival porque el cine latinoamericano era una forma de unirnos y dijo que esta película le hablaba de cosas con las cuales ella se sentía identificada”.
Además, a la salida de la película, un chico de madre peruana y padre argentino los esperó afuera de la sala. Se acercó a Rodrigo y le dijo que él había reconocido la Lima que él había visitado un verano anterior, sintió que en la película pudo percibir esa ciudad que había vivido yendo a conciertos de rock en noches errantes. “Me esperó para agradecerme por la película y conversar, eso fue para mí el premio del festival”, cuenta Rodrigo.
Aparte de BAFICI, la película también tuvo un auspicioso paso por el Festival Internacional de Cine de Iquique, donde lograron una mención especial del jurado. Rodrigo comenta que el público recibió muy bien a «Wik» en estos festivales, porque “la película, más allá de su contexto, transmite muy bien el estado de ánimo de los personajes y la gente se quedaba con eso, con esa melancolía de la primera juventud. Y creo que ahí conecta bien. Si uno se siente identificado con no haber tenido nada que hacer o ningún norte claro en su vida a los 20 años, ahí conecta. Y por otro lado, hay gente que se desespera por eso, que la hace recordar un momento que no quiere recordar, cuando no había entrado a la universidad o estaba en una época en que les parecía que todo estaba negro en su vida”.
Por el momento, su prioridad no es necesariamente ir a más festivales internacionales, pero si los invitan, irían. Para Rodrigo e Illary, el ciclo de la película se cierra con el estreno comercial.
El estreno en el circuito alternativo y salas comerciales
Sobran los ejemplos de maltrato al «otro cine peruano» por parte de los multicines en años recientes, a aquellas películas que no responden a géneros definidos ni a fórmulas comerciales. Entonces, ¿por qué animarse por el estreno comercial de Wik en estas salas? Rodrigo e Illary enumeran varios motivos. En primer lugar, porque desean facilitar que la gente pueda ver la película, porque si solamente estrenan en las salas alternativas, están perdiendo una gran cantidad de llegada a gente que no se traslada a ese tipo de espacios.
Por otro lado, también está el objetivo de cumplir el ciclo de la película, desde la escritura del guion hasta la exhibición comercial. Y otro motivo importante es el fondo del Ministerio de Cultura que obtuvieron al ganar el Concurso de Distribución, que de alguna manera exige tener un estreno, por lo menos en una sala comercial.
Illary aclara que no tienen un prejuicio contra los multicines o las salas comerciales, pero son conscientes de la película que tienen entre manos. “Sabemos que no va a ser un taquillazo. Es una película diferente, que a algunas personas tal vez les parezca difícil de ver. Entonces, sabemos que es mejor tener poquitas salas y llenarlas, a tener un montón de salas y no poder darnos abasto de hacer publicidad en todas las zonas donde se va a proyectar”.
Para Rodrigo, es necesario darle espacio al cine como herramienta de memoria y de identidad. “El cinéfilo va a ir a una sala alternativa, una filmoteca o un cineclub. Pero el cine también tiene que llegar a todo el público y ellos también tienen que saber que hay diferentes tipos de cine, diferentes narrativas, que te cuentan otras cosas, te conectan por otro lado. Creo que es importante mantener esa lucha”.
Illary agrega: “Es importante esa lucha, porque me parece que al tener esas películas allí vas a empezar a generar un interés y un público para ese tipo de cine. Por ejemplo, la Sala Cine Arte de Larcomar tenía un público cautivo de gente que se trasladaba hasta allá y que estaban pendientes de su programación”.
Las influencias y el «cine guerrilla»
Entre las influencias que tuvieron para crear la película, destacan el mumblecore, el cine independiente estadounidense de los primeros años de la década pasada y el cine latinoamericano de los años 90. Esto no fue pensado intencionalmente a la hora de escribir el guion, pero al filmar sí sintieron la influencia en la puesta en escena y la construcción de los planos. “Lo que a uno le viene a la cabeza para construir este universo narrativo, es básicamente lo que has visto”, comenta Rodrigo.
Además, también había limitaciones técnicas por temas económicos. El reto fue tomar en cuenta esas limitaciones, tratar de superarlas e incluso abrazarlas. Por ejemplo, si no tenían presupuesto para mover mucho la cámara, optaban por trabajar más con la cámara fija. Así, parte del lenguaje cinematográfico vino de hacer propias esas carencias.
De alguna manera, Wik se inscribe en el modo de producción del llamado «cine guerrilla», tanto por iniciativa propia como por las circunstancias que tuvieron para filmar. Según Rodrigo, “si hubiéramos tenido un presupuesto mayor, la película no habría variado mucho. Tal vez habríamos tenido más material de donde escoger o habríamos podido hacer todo el rodaje de forma continua. Pero creo que la película se habría contado tal como está”.
Más aún, señala que «Wik» es un tipo de película que busca acercarse mucho al realismo. “Tiene ese espíritu guerrillero, con pocas personas en el crew y esa cercanía que te genera una intimidad chévere con los actores”, cuenta Rodrigo.
Illary complementa que la asociación con el cine guerrilla va por el hecho de no esperar a tener un fondo gigante para hacer tu película mientras el guion se sigue poniendo amarillo en tu cajón. “Creo que no necesariamente se refiere a tomar por asalto una locación sin permiso y apropiarte de todo, sino más bien a no dejar que las limitaciones te restrinjan”.
Haciendo cine con amigos y en pareja
Para Rodrigo e Illary, su gran temor al filmar Wik era defraudarse a ellos mismos y defraudar a sus amigos, ya que la película se ha hecho con la ayuda de muchos colaboradores y gente cercana.
Siendo ellos una pareja creativa y sentimental, la interacción al momento de escribir y filmar la película fue un valor agregado. Para Rodrigo, “Illary guarda mejor los espacios entre lo familiar y lo laboral, y eso a mí me ayuda a ordenarme y encontrar los momentos para hacer cada cosa”.
Illary considera que la personalidad de ambos les facilita poder vivir y trabajar juntos: “Tal vez, si fuéramos personas más conflictivas, ese podría ser un esquema que no funcione o que traiga problemas, ya sea en el trabajo o en la familia. Pero creo que funciona por la forma de ser de ambos, que somos muy conciliadores. En el caso que no hubiésemos sido pareja, creo que hubiera sido más complicado, ya que hubiera requerido que yo abandone a mi familia para dedicarme al guion y a la película de la manera en que los hemos trabajado. Pero el hecho de ser pareja y de ser una familia, con nuestro hijo Salvador incluido, hizo que todo pudiera encajar y fluir mejor”.
¿Qué se viene para ambos después del estreno de Wik? “Estamos escribiendo. Las cosas pueden cambiar mucho, así que prefiero no hablar de qué van todavía. Tenemos avanzado el guion de otro largometraje y ya luego vamos a ir conociendo de qué va”, finaliza Rodrigo.
Entrevista realizada el 17 de marzo, en Miraflores.
Fotos de entrevista: Rolando Jurado
Fotos del rodaje: Beatriz Torres
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