Los años setenta eran tiempos dorados para el cine de ciencia ficción y viajes espaciales: películas como “Encuentros cercanos del tercer tipo” (Steven Spielberg, 1977) y “La Guerra de las Galaxias” (George Lucas, 1977) se convirtieron en elementos clave de esta nueva corriente de creadores de historias. En ese contexto, hubo una película que buscó ir un poco más allá del concepto de aventura: “Alien: El Octavo Pasajero”, en 1979. Ridley Scott contaba con solo un crédito como director («The Duellist», 1977) cuando se encontró con el guion de esta primera película de Alien, escrita por Dan O’Bannon, quien basó su historia en obras de culto como “The Thing from Another World” (Christian Nyby, 1951) y “Forbidden Planet” (Fred M. Wilcox, 1956).
La moda impuesta por Star Wars hizo que la 20th Century Fox se decidiera por producir la cinta, que en un principio se había puesto en lista de espera. Tanto Scott como O’Bannon y Ronald Shusett, el coguionista, sabían lo que querían hacer con la historia: una película de horror que revolucionara el cine de ciencia ficción. Ellos estaban convencidos de que una historia espacial no debía ser feliz para ser entretenida, en referencia a «La Guerra de las Galaxias». Con ese objetivo, pusieron manos a la obra y nos entregaron uno de los aterradores personajes más icónicos del cine. «Queríamos la criatura más terrorífica posible, pero que fuese también muy hermosa», comentó Scott al respecto en “Alien: El archivo”, libro sobre la saga escrito por Mark Salisbury.
“En el espacio nadie puede oír tus gritos”
Esa fue la frase con la que se promocionó la película. Cuando se estrenó en 1979, el público quedó encantado por ser testigo de algo que consideraba distinto desde varios aspectos. “Alien: El Octavo Pasajero” se convirtió en un éxito de taquilla. Muchas de sus sobrecogedoras escenas, todas grabadas con efectos mecánicos, se han convertido en material de culto. Fueron muchas los elementos que hicieron de “Alien” un hito en la historia del cine: desde el diseño del monstruo a cargo de H. R. Giger, que ha sobrepasado la barrera de la ficción y ya es un símbolo de la cultura pop. La ambientación extraterrestre de la película, que buscaba generar una intensa sensación de realismo, es otro de sus logros más emblemáticos. El diseño de la nave Nostromo también supuso un cambio a lo establecido: tenía un aspecto sucio, gótico, de una oscuridad terrorífica que prescindió de todo lo que se suponía cósmico.
Algo que causó mucha sorpresa y algo de polémica entre parte de la prensa estadounidense fue el uso de referencias sexuales en varios momentos de la película, concretamente en las escenas que involucran a Kane (John Hurt) y el desarrollo del monstruo dentro de su cuerpo. El propio guionista confirmó que las escenas efectivamente hacían referencia a una violación sexual masculina, y que la intención era jugar con el ‘miedo’ que muchas varones sienten por la posibilidad de ser penetrados. Según él, esto marcaba también un mensaje en contra de las películas de terror que sexualizaban mujeres para hacerlas presas fáciles de los monstruos de turno. Este fue uno de los motivos por los que se escogió a Sigourney Weaver como protagonista real de la cinta en lugar de un varón lleno de clichés. El guion fue escrito sin que se precisara el género de varios personajes, lo que también marcaba un precedente importante para una época mucho más difícil que la actual.
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Ellen Ripley, el personaje de Weaver, es posiblemente la heroína femenina más importante del cine de ciencia ficción. Una mujer fuerte, aventurera, llena de carisma y personalidad. El estilo de la primera película de Alien permitió rodear de misterio al personaje de Ripley. Ella se muestra decidida a pesar del miedo y de la atmósfera que rodea la historia. Sus ganas de luchar se sobreponen a sus emociones y sentimientos, elementos atribuidos por años a personajes femeninos que debían respetar el liderazgo impuesto siempre por los varones protagonistas. Ripley y sus muestras de valentía, entusiasmo y coraje sirvieron, desde su nacimiento, para la creación de nuevas figuras femeninas clásicas de acción, como Sarah Connor de la saga «Terminator», Trinity de «The Matrix», Lara Croft, y más recientes como Black Widow de las cintas Marvel o Rey de las nuevas películas de «Star Wars». Todas (y todos) le debemos mucho a Ripley, a la creación del personaje y a la interpretación de Sigourney Weaver.
Regresando al impacto de la película, la escena más recordada será siempre esa en la que la criatura recién formada emerge violentamente del pecho de Kane, el personaje de John Hurt, provocando su muerte. Se sabe que, sin contar al conocido actor, nadie del elenco sabía de qué forma se iba a desarrollar la escena. Esto con el fin de capturar expresiones genuinas frente a lo desagradable y sangriento que resultaba algo de ese estilo. Homenajeada tantas veces como parodiada, es imposible no relacionarla con el legado de la saga.
Scott quería impregnar un miedo a lo desconocido, y utilizó el estilo parecido al planteado por Spielberg en “Tiburón”, mostrando a la bestia solo en los momentos adecuados, creando momentos de alta tensión y suspenso que ninguna de las secuelas pudo repetir a pesar de los múltiples intentos. Scott había convertido al espacio para siempre en un lugar de pesadillas.
El legado
“Alien: El Octavo Pasajero” será siempre un referente inmediato en el cine de terror y ciencia ficción. Directores contemporáneos, como Christopher Nolan (Interstellar), Duncan Jones (Moon) y Daniel Espinosa (Life) son solo algunos de los autores que han citado la obra de Ridley Scott como influencia. El poder visual, la carga narrativa y su atmósfera terrorífica siguen vigentes con el paso de los años, siendo elemento de referencia no solo para películas, también para series de TV, libros y videojuegos.
El éxito de la película llevó a la realización de una secuela escrita y dirigida por James Cameron, llamada “Aliens” o “Alien: El Regreso” (1986), que, con el fin de no repetir la fórmula terrorífica planteada por Scott, se convirtió en una cinta de acción pura en la que la figura de Ripley como heroína creció aún más. Luego de eso, las cosas no le fueron bien a la franquicia. Se estrenaron “Alien 3” (1992), a cargo de David Fincher, y “Alien: Resurrection” (1997), dirigida por el francés Jean-Pierre Jeunet («Amélie»).
La versión de Fincher pasó por miles de problemas por los desacuerdos del director, las exigencias de Sigourney Weaver y la intromisión del estudio, con un resultado de todavía divide a los fans. La del Jeunet sí fue un despropósito total, con un guion torpe y actuaciones para el olvido. Se encargó de poner la saga en la congeladora por un tiempo, hasta que a alguien se le ocurrió enfrentar a Alien y Depredador en dos cintas que representan el placer culposo de mucha gente (incluyéndome a mí): “Alien vs. Predator» (2004), dirigida por Paul W. S. Anderson, y “Aliens vs. Predator: Requiem” (2007), de Colin y Greg Strause. Después de eso, se pensó que la franquicia estaba a la deriva y que su innegable legado sería lo único que la mantendría en nuestra memoria.
Sin embargo, a pesar de los rumores de un posible remake, finalmente Ridley Scott volvió a la franquicia para estrenar “Prometheus” (2012), una precuela de “Alien: El Octavo Pasajero” pero con material para crear una historia renovada. La crítica recibió bien la película, pero los fans no estuvieron tan contentos. Aún así hay mucha expectativa por saber lo que ofrecerá “Alien: Covenant”, secuela directa de “Prometheus” que se estrenará este año, con un reparto que incluye a Michael Fassbender, Katherine Waterston, Danny McBride, entre otros.
Se cree que «Covenant» conectará directamente con la primera Alien, pero eso se descubrirá pronto. Se hablaba también de una nueva secuela de la saga original dirigida por Neill Blomkamp («District 9»), que reemplazaría a la película de David Fincher, pero la llegada de Covenant ha puesto en duda su realización. Solo esperamos que sea cual fuese la decisión final sobre el futuro de Alien, nunca deje de negarse su influencia en la historia del cine de terror y la ciencia ficción. Gracias, señor Scott.
Aquí les dejamos el recientemente lanzado «The Crossing», prólogo que une el final de «Prometheus» con el inicio de «Alien: Covenant»:
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