El pasado 28 de abril, el Ministerio de Cultura dio a conocer el anteproyecto de Ley de la Cinematografía y el Audiovisual Peruano, con el fin de recoger aportes y sugerencias de la comunidad cinematográfica y la ciudadanía sobre el mismo. Desde entonces se han pronunciado realizadores, productores, críticos de cine, y demás especialistas. Para aportar más puntos de vista al debate de la norma, publicamos a continuación el comentario de Efraín Agüero, comunicador, realizador audiovisual y director del Festival de Cine de Villa María del Triunfo y Lima Sur, quien analiza el anteproyecto a partir de la formación de públicos para el cine nacional.
Uno de los grandes desafíos que enfrenta el sector del cine en Perú es sin duda lograr interesar al público en las producciones nacionales. En una cartelera comercial dominada por la oferta estadounidense, la audiencia peruana aún no se encuentra con su cine. Salvo por géneros con relativa buena salud en las boleterías como la comedia y el terror (“Asu madre 2” y “Lusers” vendieron el 70% de boletos para estrenos nacionales el 2015), los espectadores son indiferentes al crecimiento de la oferta nativa, a su diversidad y a las cada vez más destacadas participaciones locales en festivales internacionales los últimos años. Si bien está claro que gran parte de la explicación a esta situación se encuentra en un sistema de exhibición absolutamente desfavorable al producto local, también es necesario preguntarse por los estímulos que recibe el público y sus motivaciones para consumir cine peruano.
¿Cómo es el público del cine peruano? ¿Qué ideas tenemos los asiduos a las salas acerca de las películas peruanas? ¿Cuáles son nuestros prejuicios, preferencias, gustos y demandas? Un intento serio y sistemático de responder a esta clase de preguntas debe estar a la base de las estrategias para acercar al público peruano a su cine. Y si bien el bajo desarrollo de la industria cinematográfica peruana explica que la política cultural del sector está principalmente dirigida a fomentar la producción y la exhibición, la necesidad de la formación de públicos no puede ser en modo alguno dejada de lado. Siguiendo a Ana Rosas Mantecón, antropóloga mexicana: “los públicos no nacen, se forman”.
Como máxima expresión de la política de promoción del audiovisual local, la esperada Ley de Cinematografía y el Audiovisual Peruano debe abordar de manera directa el reto de la formación de públicos. A diferencia por ejemplo de las artes escénicas, donde la oferta nacional es casi absoluta, en el caso del cine la presencia -y predominio- de productos extranjeros configura una competencia en varios niveles frente a la que el espectador opta, elige, y este elegir implica identificar y valorar. ¿Cómo opta el espectador peruano?; en medio de las arrolladoras estrategias de marketing transnacional, ¿qué valores le encuentra un espectador promedio a las películas peruanas?
Aquí es donde es necesario pensar en el espectador no solo como un consumidor, sino como un ciudadano. Es el ciudadano quien además de entretenimiento y diversión busca en su cine preguntas y respuestas. Es el ciudadano el que problematiza y encuentra valor a lo que el cine puede decirle acerca de su propio contexto. Todo esto implica ir más allá de cubrir las demandas del mercado (buenos productos y acceso a estos). La conexión no se resuelve solo con ‘acercar’ las películas al gran público. No bastan mejores productos, más promoción, más exhibición: se requiere una estrategia pedagógica, un esfuerzo por involucrar al ciudadano con su audiovisual apelando a la cercanía y la identidad. Se trata de entender lo local como un valor agregado y ya no como una desventaja.
En esta medida, la ley del cine debe tender a lo transversal y a lo descentralizado. Construir audiencias para nuestro cine debe involucrar a otros sectores -en especial a Educación- y debe apelar a alianzas con la sociedad civil, conectando con las organizaciones que ya desarrollan proyectos orientados a la formación de públicos y a la creación de canales de distribución alternativos. Cine comunitario, cineclubes, redes alternativas, talleres de realización, gestores culturales, docentes de comunicación, currículas, festivales… toda actividad que procure la cercanía entre el cine y la gente debe ser vista como aliada de la política cultural. De quedarnos a la espera de la llegada de un público “ya listo” para nuestra oferta audiovisual, sin meter mano en ello, se seguirán produciendo películas probablemente cada vez de mejor factura, que ganen festivales, pero para un público local que aún no existe.
Extra: Aquí hacemos un recuento de lo publicado en medios y redes sociales sobre el anteproyecto, comentarios de los cineastas Eduardo Quispe, Luis Llosa, Christian Wiener; y los críticos Ricardo Bedoya y Mónica Delgado.
También el cineasta Francisco Adrianzén hace anotaciones al anteproyecto, y la recuperación y preservación de películas contemplada en la norma.
El periódico Punto Edu de la PUCP recoge comentarios de los cineastas Augusto Tamayo y Carolina Denegri, la abogada Fátima Toche y el director de la DAFO, Pierre Emile Vandoorne, en un informe de Kathy Subirana sobre el anteproyecto. En el suplemento El Dominical de El Comercio, Jaime Akamine publicó el artículo «¿Cómo se mueve la industria cinematográfica en el Perú?».
El Boletín Infoartes N° 2 del Ministerio de Cultura dedica un especial al cine en el Perú con cifras de la cartelera y la industria cinematográficas.
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