La Liga de la Justicia es uno de los blockbusters con más problemas de producción que se hayan estrenado últimamente. Luego de entregarle un primer corte a Warner Bros., la productora le ordenó al director Zack Snyder reescribir algunas escenas; para ello, contrató como guionista a Joss Whedon, quien nos entregó hace unos años las dos primeras películas de “Los Vengadores”. Pero Snyder tuvo que retirarse de la película debido a una tragedia familiar, por lo que Whedon terminó escribiendo y dirigiendo las nuevas escenas.
Este rodaje adicional tuvo un costo de 25 millones de dólares, lo cual terminó por inflar el presupuesto del filme a unos 300 millones de dólares, convirtiéndola en una de las cintas más caras de la historia. Considerando todo esto, realmente es un milagro que Warner Bros. y DC hayan podido estrenar la película a tiempo.
La verdadera pregunta que cualquier fanático de esta franquicia debería hacerse entonces es: “¿se notan todos estos problemas en el producto final?”. Pues sí, pero la buena noticia es que eso no convierte a “La Liga de la Justicia” en una película desastrosa, ni mucho menos. De hecho es, en varios sentidos, superior a la cinta previa de Snyder, “Batman vs Superman: El origen de la justicia”, y en general, se trata de una aventura ligera y muy divertida. La mala noticia, sin embargo, es que una película de “La Liga de la Justicia” merecía ser mucho más memorable, coherente y épica de lo que Snyder y Whedon finalmente lograron estrenar. Si uno la compara, por ejemplo, a “Los Vengadores” (el equivalente directo en Marvel), queda muy mal parada.
La trama es de lo más sencilla. Batman (Ben Affleck) y la Mujer Maravilla (Gal Gadot) están reclutando a un grupo de “metahumanos” porque sienten que un ataque extraterrestre se avecina. Resulta que el temible Steppenwolf (Ciarán Hinds), dándose cuenta que la Tierra está indefensa debido a la muerte de Superman (Henry Cavill), ha llegado para encontrar las tres Cajas Madre, las cuales le permitirán conquistar el mundo o destruirlo, o lo que sea que tenga metido en su megalomaníaca cabeza. Nuestros héroes, por ende, deben tratar de detenerlo con la ayuda de Flash (Ezra Miller), un divertido joven con el poder de la supervelocidad; Aquaman (Jason Momoa), quien puede “hablar con los peces”, y Cyborg (Ray Fisher), un chico mitad humano y mitad máquina con poderes vagamente definidos.
Se trata de una historia básica del bien contra el mal, de héroes contra villanos. Se nota desde la primera escena que la narrativa no va a ser el foco de “La Liga de la Justicia”, lo cual no debería ser algo malo. De manera similar a “Los Vengadores”, uno de los mayores placeres del filme está en ver a estos personajes icónicos interactuar: los inicios de un romance entre Bruce Wayne y Diana Prince, los conflictos internos de Cyborg y la manera en que trata de expresárselos al equipo, las bromas que le hace Aquaman a Batman, y todo lo que tenga que ver con las hilarantes reacciones de Flash a todo lo que está sucediendo. La química entre los actores es notoria; el casting nunca ha sido un problema con estas cintas, y “La Liga de la Justicia” no es la excepción.
No obstante, sí me hubiese parecido necesario tener cierta sensación de gravedad, de sentido épico en la narrativa. La historia se siente pequeña, casi inconsecuente; uno nunca ve las consecuencias que tendría una invasión por parte de Steppenwolf y sus seguidores alados. Todo lo que Snyder y compañía nos entregan son un flashback estilo “El Señor de los Anillos” lleno de cameos gratuitos, y una familia rusa que se ve involucrada en la batalla final (la cual, convenientemente, se desarrolla en un pueblo destruido con una población de veinte o treinta personas). El factor humano está casi ausente; la Liga vive en ‘CGI-landia’, lo cual termina por aniquilar cualquier tipo de tensión que podrían desarrollar las secuencias de acción.
Tampoco ayuda que Steppenwolf sea uno de los peores villanos vistos en una película de superhéroes. El personaje es totalmente artificioso, y luce tan convincente como el Hulk de la película de Ang Lee; sus movimientos faciales no podrían verse más falsos, parece sacado de un videojuego. Esto no sería tan malo si es que fuese interesante a nivel de caracterización, pero ese tampoco es el caso; Steppenwolf tiene la personalidad de una silla, y sus motivaciones son estereotipadas y genéricas. Ciarán Hinds, un gran actor irlandés, está terriblemente desperdiciado en este rol.
Por lo menos, los héroes están mejor aprovechados. A Ben Affleck se le ve más relajado, más suelto que en “Batman v Superman»; su Hombre Murciélago es heroico y optimista, a diferencia del asesino sádico y vengativo que vimos en la película anterior. La Mujer Maravilla de Gal Gadot es la misma superheroína valiente, positiva e inocentona que vimos en su notable película individual hace unos meses; agradezco que hayan tratado de darle un arco de personaje, por más superficial que este haya sido. El Flash de Ezra Miller es hilarante (protagoniza algunos de los mejores momentos del filme, y los efectos visuales utilizados para mostrar su supervelocidad funcionan muy bien); el Aquaman de Jason Momoa es como un surfer cínico, y el Cyborg de Ray Fisher resultó ser mucho más importante para la trama de lo que esperaba.
Desgraciadamente, y a pesar del buen trabajo que hacen estos actores, “La Liga de la Justicia” sencillamente tiene demasiado qué hacer, especialmente para una película supuestamente épica que tan solo dura dos horas. Tiene que introducir a tres héroes a quienes solo habíamos visto por unos segundos en filmes previos; tiene que actuar como una secuela de “Batman v Superman”; tiene que revivir al Hombre de Acero (esto no es un spoiler; el personaje aparece en todos los materiales promocionales); tiene que formar la Liga del título; tiene que presentar tramas secundarias que serán desarrolladas en otras secuelas, y tiene que establecer un conflicto medianamente emocionante. Aspira a tanto, que nunca termina por desarrollar bien ningún aspecto del guion.
Claramente esto no hubiera sucedido si es que, al igual que Marvel, DC no se hubiese apurado y hubiera estrenado “La Liga de la Justicia” como una culminación de otras cintas más pequeñas. Si Aquaman, Flash y Cyborg hubiesen tenido su propia película previa, no habría sido necesario darles historias de origen tan apresuradas y absurdamente breves en esta película; los conoceríamos mejor para cuando fuese necesario unirlos en la Liga, y Snyder y compañía hubiesen podido desarrollar mejor el compañerismo entre ellos. Quiero saber más sobre Aquaman, Flash, y especialmente Cyborg; este último es casi un ente vacío en “La Liga de la Justicia”, un personaje potencialmente intrigante con una historia de trasfondo trágica de la que solo sabemos algunos retazos.
Fuera de Steppenwolf, que es un píxel con cuernos, me sorprendió comprobar que muchos de los efectos visuales de “La Liga de la Justicia” sean tan mediocres, especialmente considerando que Snyder ha probado ser un maestro de lo visual con filmes como “300” u “Hombre de Acero”. Hay escenas enteras que lucen como secuencias sacadas de videojuegos, con planos grabados en chroma muy pobres.
Pero lo más grave está en las escenas que claramente fueron grabadas por Whedon luego de que Snyder se fue; se supone que el creador de “Buffy” solo regrabó un 15% de la película, pero yo no creo que esto sea cierto. Solo basta con detectar las escenas en las que aparece Cavill con su labio superior terriblemente reconstruido por computadora. Estoy convencido de que Whedon es responsable de una buena porción de la cinta, incluyendo muchos de los chistes estilo Marvel, o los momentos ligeros de interacción entre héroes. Me encantaría ver la versión de Snyder, antes de la intervención de Whedon; y conociendo a Warner Bros., no me sorprendería que eventualmente la saquen en formato Blu-ray.
“La Liga de la Justicia” es como el monstruo de Frankenstein: consiste de varios elementos sacados de diversas fuentes, parchados a la fuerza, lo cual resulta en un producto entretenido, pero muy inconsistente. La película luce como lo que uno esperaría de Zack Snyder, pero suena y se siente como la visión de Joss Whedon, lo cual no siempre combina bien.
No la pasé mal viendo “La Liga de la Justicia”; de hecho, me emocionó bastante por lo que se viene, sin llegar a justificar del todo su propia existencia. El problema es que tenía el potencial de ser grandiosa, épica y emocionante. Lamentablemente, habrá que esperar a la secuela —que espero se estrene después de las películas individuales de cada héroe— para disfrutar de un producto mucho más redondo.
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