Ni siquiera George Lucas esperaba que la primera «Star Wars» resultase tan exitosa, tanto así que, en vez de ir a la premiere de su película, decidió irse de vacaciones a Hawaii con su amigo Steven Spielberg (fue ahí que desarrollaron la idea de «Indiana Jones», dicho sea de paso). Pero contrario a lo que muchos pensaban en aquella época, “Star Wars” terminó siendo el filme más popular de 1977, y como ya todos deberíamos saber, influyó en miles de personas y futuros cineastas, cambiando el panorama del blockbuster hollywoodense para siempre.
Afortunadamente, Lucas siempre tuvo la idea de realizar más películas de esta saga; de otra manera, no hubiéramos obtenido una película tan grandiosa como “Star Wars: Episodio V – El Imperio Contraataca”. Escrita por Lawrence Kasdan (“Indiana Jones en Búsqueda del Arca Perdida”, “Star Wars: Episodio VII – El despertar de la Fuerza”) y Leigh Brackett, y dirigida por Irvin Kershner (“Nunca digas nunca jamás”, “Robocop 2”), “El Imperio Contraataca” siempre es utilizada como el ejemplo máximo de algo que no suele suceder: la secuela que supera a su predecesora. Entretenida, madura, y sorprendentemente oscura, la cinta es todo lo que un buen blockbuster de aventura y fantasía debería ser, y más.
Al comenzar el filme, Luke Skywalker (Mark Hamill), Han Solo (Harrison Ford) y la Princesa Leia Organa (Carrie Fisher) se encuentran con la Alianza Rebelde en su base secreta de Hoth, un planeta frío y desolado. Luego de realizar su ronda de seguridad afuera de su fortaleza congelada, Luke es atacado por un monstruo de hielo, y llevado a una cueva para ser, eventualmente, comido. Preocupado por su amigo perdido, Han Solo se va a buscarlo, a pesar de que una tormenta de avecina, y los rebeldes se ven obligados a cerrar las puertas de su base.
A la vez, el Lord de los Sith Darth Vader (voz de James Earl Jones) parece haber encontrado a los Rebeldes en Hoth, y se prepara para atacar a nuestros protagonistas con un ejército de soldados, y un grupo de caminadores AT-AT. Luego de una furiosa batalla, en la que la Alianza se ve obligada a escapar de Hoth, nuestros héroes se separan: Han, Leia, Chewbacca (Peter Mayhew) y C-3PO (Anthony Daniels) se escapan del Imperio en el Halcón Milenario, mientras que Luke y R2-D2 (Kenny Baker) viajan en una X-Wing para visitar al Maestro Yoda (voz de Frank Oz) en Dagobah.
Sintiendo lo que está a punto de hacer, y luego de conversar con su maestro, el Emperador Palpatine (Ian McDiamird), Darth Vader planea una trampa. Todos los personajes, héroes y villanos, terminarán encontrándose en la Ciudad de las Nubes de Vespin, manejada por el turbio Lando Calrissian (Billy Dee Williams), supuesto amigo de Han. Es aquí donde Luke, finalmente, tendrá que enfrentarse a su peor enemigo, quien tiene una desgarradora y chocante sorpresa para él.
Mientras que “Una nueva esperanza” fue una entretenida aventura espacial, “El Imperio Contraataca” es un filme más complejo, más maduro. En la primera película de “Star Wars”, la trama era simple y directa, y era claro quiénes eran los héroes y los villanos. En esta secuela, las cosas ya no son tan sencillas. Las motivaciones detrás de las acciones de Vader no son lo que inicialmente parecen ser, y personajes como Lando actúan de determinadas maneras no necesariamente porque así lo quieran, si no porque son obligados por situaciones que se salen de su control. La narrativa de “El Imperio Contraataca” se desarrolla mucho en los grises, y no tanto manejando el blanco y negro; incluso personajes como el Maestro Yoda, el supuesto nuevo mentor de Luke, no siempre están de acuerdo con los demás protagonistas.
El tono es, también, distinto al de la primera cinta. “El Imperio Contraataca” es una película más oscura, más seria. Tiene momentos de humor, de eso no hay duda, pero son menos numerosos y se sienten más apagados. “El Imperio Contraataca” es un filme en donde el desenlace no es feliz, necesariamente; los “buenos” no ganan siempre, y los “malos” no reciben su merecido. De hecho, y a pesar de tener un inicio, medio y final bastante claros, “El Imperio Contraataca” termina de manera suficientemente abierta como para que uno se quede con ganas de ver el siguiente episodio de la saga. Sí, el desenlace es satisfactorio (más a un nivel emocional que otra cosa), pero lo deja a uno con la sensación de que los problemas de nuestros héroes recién se resolverán en la siguiente película.
Aquí, los peligros se sienten más reales, y las consecuencias de las decisiones de los protagonistas parecen tener el potencial de ser más graves. Por ende, la mayoría de secuencias de acción o de grandes efectos especiales tienen más peso y generan una mayor tensión. La persecución por el campo de asteroides, por ejemplo, emociona no solo gracias a la manera en que ha sido filmada y editada, sino también porque uno verdaderamente siente que el Imperio podría atrapar a Han y compañía, por mucho que les cueste. Lo mismo sucede con el enfrentamiento final entre Luke y Vader; uno sabe que Luke no está totalmente preparado para pelear con su peor enemigo, lo cual le otorga una sensación de peligro inminente al duelo que nunca estuvo presente en el filme anterior.
Visualmente, “El Imperio Contraataca” es una maravilla, tanto así que es la película que menos cambios recibió en su Edición Especial. Los efectos ópticos y prácticos son incluso mejores que los que se vieron en la primera “Star Wars”; las naves se mueven de manera más dinámica, y hay más objetos en pantalla durante las secuencias espaciales. “El Imperio Contraataca” no tiene la misma cantidad o variedad de monstruos o mundos fantásticos que la cinta anterior porque está más enfocada en el drama humano, pero las criaturas que sí aparecen lucen magníficas. Cabe resaltar al Maestro Yoda quien, a pesar de ser un títere (controlado por el mismísimo Frank Oz y su equipo), jamás se siente como tal; Yoda es un personaje al igual que el resto, un ser totalmente creíble, con sus propios defectos y modismos.
Temáticamente, “El Imperio Contraataca” es, también, más rico que “Una nueva esperanza”. Luke es un chico impaciente, un héroe arrogante que cree estar listo para enfrentar a Vader, que cree saber más que sus maestros, y que es capaz de sacrificar el bien común para rescatar a sus amigos de un peligro inminente. La escena de la cueva en Dagobah, el hogar de Yoda, ejemplifica perfectamente lo que está sintiendo Luke: tiene miedo de encontrar en Vader a alguien parecido a sí mismo, y tiene miedo de convertirse en su peor enemigo. Yoda sabe que esto podría ocurrir si es que se apresura en enfrentarlo, pero a la vez, no parece saber cómo detener a su nuevo pupilo.
El hecho de que ahora tengamos a un Luke más fallido, que se cuestiona constantemente a sí mismo y que claramente tiene mucho qué aprender a pesar de ya ser un héroe de la Alianza Rebelde, hace de “El Imperio Contraataca” una película mucho más satisfactoria de ver que “Una nueva esperanza”. A pesar de todo lo que ha vivido, Luke todavía no le tiene suficiente fe a la Fuerza, y todavía se guía demasiado de lo que ve, y no de lo que siente. Cuando Yoda logra sacar su nave del pantano, Luke le dice “no lo puedo creer”, y el verde maestro le contesta, “es por eso que fracasas”. El viaje de Luke para encontrarse a sí mismo, para convertirse en un verdadero Jedi y evitar transformarse en un Sith como Vader, es la columna vertebral de la narrativa de “El Imperio Contraataca”.
Mark Hamill hace un excelente trabajo como Luke, un proto-Jedi muy poderoso y valiente, que sin embargo todavía tiene mucho qué aprender. Su escenas con Yoda son particularmente difíciles porque tiene que interactuar con un muñeco sin vida, pero las interpreta de manera magnífica. Carrie Fisher interpreta a Leia como la misma Princesa de siempre, esta vez demostrando un poco más de vulnerabilidad, ya que parece estar enamorándose de Han Solo. Y como dicho personaje, Harrison Ford demuestra que el crecimiento de Han como persona (menos egoísta, más dispuesto a ayudar a los demás) no le ha quitado nada de su carisma ni sarcasmo tan divertidos.
Respecto a Darth Vader, la escena en la que le revela su más grande secreto a Luke se ha convertido en parte de la cultura occidental contemporánea con justa razón. El Emperador tiene una breve aparición en forma de holograma (Ian McDiamird reemplazó a un Clive Revill para las más recientes ediciones de la película, uno de los mejores cambios que Lucas ha hecho a su Trilogía Original), y los dos droides, R2-D2 y C-3PO, le otorgan algo de ligereza a una trama seria y llena de suspenso. De los nuevos personajes, quien más resalta es el Lando de Billy Dee Williams, un canalla muy simpático que parece estar ocultándole algo muy grave a nuestros protagonistas.
Para variar, de la banda sonora no me puedo quejar. La música compuesta por el maestro John Williams para “El Imperio Contraataca” es simplemente espectacular. Hace un buen uso de los temas introducidos en el filme anterior (como “Binary Sunset”, o el tema principal de “Star Wars”, por supuesto), pero introduce suficientes piezas nuevas como para convertir al soundtrack en una extensión natural de la música de la cinta previa, como una suerte de maduración musical que va en paralelo a la narrativa más oscura de la película. Destaca, por supuesto, el ahora híper famoso “Imperial March” (el tema de Darth Vader), pero también tenemos composiciones magistrales como el Tema de Yoda, la música de la persecución por los asteroides, o la música para el duelo final entre Vader y Luke.
“El Imperio Contraataca” es, en definitiva, la mejor película de “Star Wars”, una aventura emocionante y divertida, pero también muy sobria y compleja. Lleva a nuestros personajes a lugares impensados, los involucra en situaciones peligrosas y complicadas, y les presenta retos que uno jamás se hubiera imaginado podrían llevarse a cabo. Los giros en la trama pueden resultar chocantes (si es que no han visto las precuelas) o previsibles (si es que comenzaron a ver la saga con el Episodio I), sin embargo funcionan muy bien dentro de la narrativa del filme. Lo mejor de “El Imperio Contraataca» es que mejoró todo lo que había que mejorar de “Una nueva esperanza”, y que lo hizo de manera elaborada, emotiva y memorable. En pocas palabras, es todo lo que una gran secuela debería ser.
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