Tan solo se requiere observar fugazmente los títulos peruanos estrenados a lo largo del 2017 para notar que hay un género que reina por encima de todos en la escala de preferencias del público: la comedia. Desde que el “boom” del cine peruano comenzó en el año 2013, la comedia ha sido el género infalible para cualquier productora que deseara aventurarse a producir una película, y esa tendencia no parece haber cambiado en el último año.
Sin embargo, todo género exitoso alcanza mesetas e incluso pequeños rastros de fatiga luego de un periodo de dominancia, ¿será ese el caso de la comedia? Así mismo, tenemos unos géneros que aparecen en los radares de los consumidores y, si bien con menos cifras, comienzan a formar nuevos patrones de consumo; a la vez que otros desaparecen por completo del espectro.
Para saber cuáles son estos, y si la comedia ha comenzado a mostrar rastros de fatiga, pasaremos a analizar cómo se movió el mercado cinematográfico peruano por géneros durante el 2017.
Análisis de asistencia por géneros
Comencemos recordando que fueron 9 las comedias estrenadas el 2017, 3 de las cuales estuvieron en el Top 5 de la taquilla anual: «Once machos», «Cebiche de tiburón» y «La paisana Jacinta».
Entonces, ¿el 2017 mostró los primeros rastros de fatiga para la comedia luego de 4 años de indiscutible dominancia?:
Con más de la mitad del porcentaje de asistentes atraídos a lo largo del año, la comedia mantiene su corona como el género invencible y preferido por los consumidores de cine peruano. Es más, estas cifras bien pueden aumentar, ya que “El gran León” parece estar cumpliendo todos los requisitos para cumplir el pronóstico expuesto en el artículo anterior y superar los 700 mil espectadores, lo que incrementaría el porcentaje de público captado por el género y lo acercaría a un total de casi 4 millones de espectadores.
¿Cómo se compara esto frente al desempeño del género en años anteriores? Bueno, por más que las cifras expuestas sean abrumadoras, este año representa un retroceso en cantidad de asistentes frente a los dos años previos (incluso con los espectadores que pueda sumar “El gran León”), presentando el segundo declive del género desde que el “boom” inicia en 2013.
La magnitud de este retroceso se grafica claramente al comparar el porcentaje de asistencia por género del 2016 y el 2017, el cual muestra que la comedia perdió 20% de asistentes en el último año.
Luego de analizar estos gráficos, ¿se puede decir que el 2017 sí ha generado un primer año de declive para la comedia a pesar de sus abrumadoras cifras? La respuesta es sí y la prueba definitiva se encuentra en el siguiente gráfico.
El único campo donde la comedia presentó un crecimiento superior frente al año previo fue en su participación en el mercado, donde consiguió un 36% gracias a sus 9 estrenos. Esto significó un crecimiento de 6% frente al 2016, donde sus 8 estrenos le dieron un 30% de participación en el mercado.
¿Por qué estas cifras representan el aval a la conclusión de que el 2017 fue un mal año para la comedia? Pues porque esta fue incapaz de igualar o superar la taquilla de años previos aún contando con una mayor participación en el mercado. Sus 9 estrenos no superaron los 4 millones de espectadores (cifra lograda con 8 estrenos en los dos años previos), y muy posiblemente no alcanzarán esa cifra, cerrando el periodo como la tercera mejor taquilla anual del género desde el 2013.
¿Es esto una señal preocupante? Desde el primer artículo de este análisis hemos hablado de una mejor distribución de los espectadores a lo largo de la tabla de asistencia, un hecho positivo para el mercado en general, y la asistencia por géneros parece no ser ajena a este fenómeno. La disminución del poder de la comedia como fuerza imbatible frente a sus competidores parece ser una bocanada de aire fresco que permitirá tener una distribución más pareja de asistentes entre los géneros del mercado durante los próximos años.
Sin embargo, todo declive en este campo del análisis de taquilla debe siempre ser manejado con premura y cautela, pues representa la medición de un cambio o sofisticación en los gustos del público. Este declive puede significar el viraje del género hacia una dirección donde ya no sea una apuesta segura e infalible para atraer espectadores, pues estos parecen comenzar a demandar más de sus películas, saturados por una fórmula y estilo visual que lleva años sin cambios (justificado, evidentemente, por su abrumador éxito).
Si se hace caso omiso a estos decrecimientos y no se toma como una oportunidad para evaluar qué puede haber saturado al público y qué nuevas demandas tienen frente al género, este declive puede ser pernicioso y afectar al mercado cinematográfico en general, pues así como (hasta el año pasado) el éxito del mercado cinematográfico peruano estaba íntimamente ligado al éxito de Tondero, el éxito de un año taquillero también está ligado a qué tan exitosas han sido sus comedias. Si estas decrecen, es posible que el mercado en general decrezca también.
Y si se presume que estas conclusiones son alarmistas frente a un género de probado éxito y fortaleza entre los espectadores, tan solo hace falta ver las estadísticas del otrora “género imbatible” junto a la comedia: el terror.
Para el análisis del año 2016, el terror ya era visto como un género rumbo a la desaparición, precisamente por haber ignorado los declives en su taquilla a lo largo de los años y omitir las demandas del público. Para el 2017, la premisa de la desaparición del terror del mercado cinematográfico se convirtió en una realidad, ya que su participación en el mercado fue tan solo de 4% y logró solo un 0.16% del público. Pasó de ser el tercer género con más participación y asistentes en el mercado a estar en el fondo de ambas categorías.
Junto al declive inevitable del terror, el análisis de la taquilla del año 2016 permitía observar la naturaleza oscilante del drama, género que nunca ha logrado dos años de crecimiento seguidos y que tuvo su pico de asistencia durante el periodo 2016. Con expectativa se esperaba que en el 2017 mantuviera o aumentara su taquilla, ya que contaba con 6 estrenos (uno menos que en 2016); sin embargo, su naturaleza oscilante parece inescapable y el género registró la segunda cifra de asistencia más baja desde el 2013.
Esta caída se registró en todos los indicadores, ya que su presencia en el mercado decreció de 26% en el 2016 a 24% en el 2017 (de 7 a 6 estrenos) y su captación de público descendió de 12% en el 2016 a tan solo 6% en el 2017, lejos del Top 3 de géneros más taquilleros.
Si bien esta caída puede considerarse natural dada la evidencia oscilante del género a lo largo de los años, el retroceso drástico de todos los indicadores y el hecho que haya sido una caída por mucho superior a la ocurrida en el 2015 da señales de alerta. No se puede escudar este retroceso en la caída de la comedia y el terror, asumiendo que ha sido un año bajo en general y presumir que el próximo año se verá una recuperación.
El análisis de los tres géneros más importantes del mercado cinematográfico local (comedia, drama, terror) indica que todos han decrecido, si bien con diferentes grados de caídas, estas deben ser tomadas en consideración con suma seriedad. El público está exigiendo más de estas cintas y los productores tendrán que estar a la altura de esas demandas durante el 2018 para poder revertir la caída en taquilla que presentaron en el 2017, y evitar que estas depresiones se conviertan en una tendencia en los años por venir.
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