En los últimos años, Liam Neeson ha encontrado un nicho, y lo ha sabido aprovechar muy bien. Todo comenzó con el estreno de “Taken”, un filme de acción en el que el usualmente calmado Neeson asesina a un grupo de traficantes de mujeres, él solo. La película fue tal éxito, que las secuelas no se hicieron esperar; pero más importante, Neeson se dio cuenta de que podía seguir haciendo este tipo de filmes, combinándolos con sus proyectos más serios o dramáticos, para revivir —o más bien, revitalizar— su carrera.
Fue así que su surgió su relación con el director barcelonés Jaume Collet-Serra, lo cual ha resultado en cuatro thrillers de acción de variada calidad. “El pasajero” es su más reciente esfuerzo, y si debemos creerle a Neeson, el último. Después de todo, el irlandés actor ya tiene más de 60 años, y cada vez se está haciendo más difícil de creer que es capaz de romperle los huesos a secuaces y villanos de menor edad. Al menos en “El pasajero” su avanzada edad es parte importante de la trama; no podían seguir fingiendo que no se está acercando a la tercera edad.
De hecho, ese es uno de los puntos fuertes de “El pasajero”: a diferencia de los thrillers anteriores de Collet-Serra y Neeson, el protagonista no es un héroe de acción invencible y todo poderoso. El Michael MacCauley de Neeson es un poco más frágil que sus personajes previos, lo cual hace que las secuencias de acción sea más tensas y verosímiles. Esto no quiere decir que nuestro protagonista no sea parte de escenas exageradas o de acrobacias que pondrían nervioso al más experimentado doble de acción; la diferencia es que estos momentos son menos frecuentes en “El pasajero” que en películas anteriores.
El filme comienza con un notable montaje que muestra la monotonía que define el día a día de MacCauley: todos los días se levanta con una alarma, toma desayuno con su esposa, Karen (Elizabeth McGovern) y su hijo adolescente, va al trabajo —es vendedor de seguros— en tren, hace lo que tiene que hacer, y regresa a casa en el mismo modo de transporte. Parece tener una vida feliz, pero las cosas están complicadas; su hijo está a punto de entrar a la universidad, y les está faltando plata para poder pagar el ingreso y las mensualidades. Las cosas no mejoran, además, cuando Michael es despedido repentinamente, solo cinco años antes de su retiro.
Deprimido, antes de regresar a casa durante el día de su despido, Michael para en un bar, donde se encuentra con su ex compañero, Alex Murphy (Patrick Wilson) y un capitán de policía, Hawthorne (Sam Neill). No se preocupen, como ambos personajes son interpretados por actores conocidos, es obvio que sus roles serán más importantes de lo que parecen. Una vez que decide regresar a casa por tren, Michael se encuentra con una misteriosa mujer (Vera Farmiga), quien le ofrece un trato: le dará $100,000 dólares si es que encuentra a la persona que están buscando, y le pone un rastreador GPS. Michael no está seguro si hacerle caso, pero la situación se complica cuando amenazan a su familia, y sus nuevos enemigos demuestran que son capaces de todo —hasta matar— para convencerlo de cumplir su “misión”.
“El pasajero” es un thriller simple, lleno de huecos narrativos, pero en general, entretenido. Es el tipo de película que Hitchcock hubiese aprovechado de mejor manera —lógicamente— pero que el cumplidor Collet-Serra claramente se divierte en desarrollar. La cinta funciona “en el momento”; uno se cree la mayoría de eventos que se desarrollan —desde las secuencias de acción hasta los giros narrativos repentinos—, pero una vez que los analiza al salir de la sala de cine, queda claro que no tienen demasiado sentido. El filme se mueve a buen ritmo, y inyecta suficientes momentos de tensión como para que uno se preocupe por la vida de Michael, su familia y, eventualmente, los pasajeros que lo acompañan en el tren.
Liam Neeson se toma este tipo de cintas extremadamente en serio, y esa es una de las razones por las que funcionan tan bien. Puede que muchos de los problemas en los que se mete su personaje puedan resultar algo caricaturescos, pero si uno le pregunta a Neeson, son extremadamente graves e importantes. Como siempre, su trabajo es excelente; en especial en las secuencias de pelea, a pesar de que el guion nos recuerda cada cierto tiempo que Michael tiene setenta años, y estaba a punto de retirarse. Vera Farmiga es suficientemente misteriosa como la mujer que le hace la proposición a Michael, y Sam Neill (quien a pesar de tener setenta años en la vida real, parece de mucho menos) y Patrick Wilson tienen roles pequeños pero importantes.
La dirección de Collet-Serra es estilizada sin llegar a ser exageradamente vistosa. Hace uso de cámaras en mano de cuando en cuando para desorientar al espectador en los momentos precisos, pero la mayor parte del tiempo presenta la acción con claridad. Resaltan tres secuencias en particular: el montaje mencionado líneas arriba —muy efectivo a la hora de transmitir monotonía; una intensa pelea presentada en plano secuencia (con cortes y transiciones escondidas, eso sí), y la escena en la que claramente se gastaron la mayor parte del presupuesto de la cinta. Los efectos visuales no son los mejores, pero cumplen su cometido.
“El pasajero” es un thriller para pasar el rato, el tipo de película de acción y suspenso a la que Neeson nos ha estado acostumbrando los últimos diez años. Está competentemente dirigida y profesionalmente actuada, y representa cien minutos de entretenimiento puro y algo tonto. Collet-Serra se ha estado transformando, poco a poco, en algo así como un especialista en el suspenso barato pero efectivo; entre filmes como este o “Miedo profundo”, con Blake Lively, la presencia de Collet-Serra tras la cámara se ha convertido en garantía de emociones fuertes y breves. Espero que su carrera siga en ascenso luego de la “retiro” de Neeson de este tipo de producciones.
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