Fuera de sus cualidades técnicas y narrativas, una película como “Todo el dinero del mundo”, de Ridley Scott, ya de por sí merece ser apreciada debido a la manera en que fue modificada y estrenada casi en tiempo récord. Como muchos ya deben saber, Kevin Spacey fue elegido originalmente para interpretar al octogenario J. Paul Getty en la película —con la ayuda de mucho maquillaje—, pero fue reemplazado por Christopher Plummer (quien en la vida real tiene 88 años de edad) luego de que Spacey fuera acusado por varias personas de acoso sexual. La película fue refilmada en solo unos cuantos días, editada mientras se rodaba, y estrenada casi inmediatamente.
Considerando que Scott tiene casi 81 años de edad, que haya podido lograr semejante hazaña es notable; definitivamente se trata de un cineasta experimentado, que sabe manejar un set de rodaje con la eficiencia y rapidez de pocos. Pero irónicamente, y aunque “Todo el dinero del mundo” no es una película deficiente, lo mejor que tiene es, precisamente, la actuación de Plummer como Getty. Cada vez que el experimentado actor aparece en pantalla, el filme se eleva; cada vez que desaparece —lo cual es frecuente; su rol no es protagónico—, la película decae un poco. Es impresionante.
“Todo el dinero del mundo” transcurre en 1973 y nos cuenta la historia del secuestro de John Paul Getty III (Charlie Plummer), nieto del multimillonario J. Paul Getty (Christopher Plummer), por parte de mafiosos italianos en Roma. Los criminales exigen $17 millones de dólares a cambio del chico, pero el tacaño abuelo no quiere ceder —y su madre, Gail (Michelle Williams), no tiene dinero—, por lo que recurre al ex agente de la CIA Fletcher Chase (Mark Wahlberg), quien se especializa en negociaciones. Desgraciadamente, nuestros protagonistas de darán cuenta rápidamente que traer de vuelta al adolescente no será tan fácil, especialmente a la hora de insistirles a los criminales que no tienen el dinero que les exigen.
No tengo idea de cómo lo hubiese hecho Spacey, pero Christopher Plummer es fascinante como J. Paul Getty. El personaje del viejo está escrito casi como una caricatura; es frío, tacaño, y quiere más a sus objetos que a las personas —o a la familia— que lo rodea, por más que insista en lo contrario. Es un magnate que logró amasar su fortuna precisamente porque odia soltar su dinero por cualquier cosa, a pesar de ser un aficionado a las artes. Plummer es magnético; cada vez que aparece en pantalla nos hipnotiza con su interpretación intrigante de Getty.
A pesar de ser más sutil, Michelle Williams es, también, muy buena como Gail, la mamá del chico secuestrado. Siendo ella la verdadera protagonista de la película, carga la historia sobre sus hombros. Interpreta a Gail como una mujer fuerte, decidida, que en vez de llorar por lo que está sucediendo, trata de encontrar soluciones, presionando a Chase para que haga algo para encontrar a su hijo. Y hablando de Chase; la actuación de Mark Wahlberg no es deficiente (de hecho, es inesperadamente gracioso por momentos), pero su personaje no tiene *nada* que hacer. De hecho, es curioso que sea presentado como un ex agente súper eficiente, cuando en realidad es bastante inepto (al menos por como la película lo presenta). Ese personaje pudo ser eliminado de “Todo el dinero del mundo” y no hubiese hecho mayor diferencia.
Las escenas protagonizadas por J. Paul Getty resultan interesantes debido a la actuación de Plummer. Las escenas que involucran a John Paul Getty III con sus secuestradores, por otro lado, se sienten forzadas y hasta resultan aburridas. De hecho, me llamó la atención la falta de tensión y suspenso en la película; todo se siente muy plano, muy tranquilo. Solo una escena de mutilación logra desarrollar algún tipo de sensación fuerte —si no lo hacía, hubiese sido preocupante, francamente—, pero el resto (incluyendo la investigación por parte de Gail y Chase) no resulta de mucho interés. Uno creería que un filme sobre un secuestro millonario sería más emocionante, más tenso, pero desgraciadamente, ese no es el caso de “Todo el dinero del mundo”.
Por más problemas narrativos que puedan tener, los filmes de Ridley Scott siempre están perfectamente dirigidos y fotografiados, y “Todo el dinero del mundo” no es una excepción. La década de 1970 está expertamente recreada —todo, desde el vestuario hasta los peinados y los autos, se ve muy creíble— y la música logra establecer la época de manera efectiva sin llegar a ser demasiado obvia (Scott evita usar demasiadas canciones famosas de los años 70, por ejemplo).
“Todo el dinero del mundo” es un drama cumplidor protagonizado por dos actores en su mejor momento —Plummer es particularmente electrizante— y un tercero que tiene poco o nada qué hacer en esta historia (Mark Wahlberg). Se nota que la historia de la familia Getty está llena de momentos de interés —después de todo, uno no se convierte en una de las personas con más poder y dinero del mundo sin llegar a involucrarse con el mundo del crimen; desgraciadamente, Scott no logra desarrollar el suspenso y el ritmo necesarios para convertir a “Todo el dinero del mundo” en uno de sus mejores trabajos, por más que haya logrado un cuasimilagro con la refilmación. De repente la anunciada miniserie de Danny Boyle (protagonizada por Donald Sutherland en el papel de J. Paul Getty) haga un mejor trabajo. Veremos.
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