Siempre iba a ser complicado realizar una secuela de “Deadpool”. Aquella primera entrega dependía mucho de la novedad y frescura de su premisa, así como del carisma de su protagonista y el estilo general —irreverente, vulgar— que manejaba. Una secuela, por muy bien hecha que esté, difícilmente se sentirá igual de novedosa que su predecesora; además, siempre está la tentación de desarrollar algo más grande, más épico, más enredado, lo cual podría resultar en un producto final innegablemente ambicioso pero decepcionante.
La buena noticia es que “Deadpool 2”, a pesar de ser mínimamente inferior a la primera película, es una segunda parte que no decepciona, un filme que aun aprovecha las características más atractivas de su protagonista al máximo para desarrollar una trama hilarante y sorprendentemente emotiva. En todo caso, el “chiste” de la primera “Deadpool” tampoco era la narrativa; uno va a ver estas películas para disfrutar del humor, horrorizarse con la violencia, y admirar la manera en que Ryan Reynolds y su equipo de burlan de la industria a la que ellos mismos pertenecen. Luego de la notable “Avengers: Infinity War”, algo como “Deadpool 2” resulta ser una limpieza de paladar.
No puedo revelar mucho de la trama, por más sencilla que esta sea. Esto se debe no a que se trata de una historia particularmente compleja o intrigante, si no más bien porque está llena de sorpresas, tanto en forma de cameos, como de giros que culminan en momentos que lo dejan a uno arrastrándose de risa en plena sala de cine.
Solo basta con decir que Wade Wilson, alias Deadpool (Ryan Reynolds) tiene que formar un equipo llamado “X-Force” para detener a Cable (Josh Brolin, quien entre esta película e “Infinity War”, está teniendo una excelente temporada de trabajo), un soldado del futuro que ha venido para eliminar a un joven mutante llamado Russell, alias Firefist (Julian Dennison). Dicha misión, como deben imaginarse, resultará ser más complicada de lo que parecía en un inicio, aunque felizmente Wade cuenta con la ayuda de mutantes como Domino (Zazie Beetz), cuyo superpoder es la suerte (sí, en serio), o Negasonic Teenage Warhead (Brianna Hildebrand), quien ha regresado de la primera cinta.
Al igual que en la primera “Deadpool”, nuestro “Mercenario Bocazas” no cree en la Cuarta Pared, por lo que aprovecha su nueva aventura para burlarse de todo: el mundo cinematográfico de DC, las películas de James Bond, el hecho de que Brolin también interpreta a Thanos, la curiosa ausencia de otros X-Men cada vez que visita la Mansión de Charles Xavier, el filme de “Logan”, la terrible película de “Linterna Verde” que protagonizó Ryan Reynolds, la terrible versión de Deadpool que apareció en “X-Men Orígenes: Wolverine”… acá no hay vacas sagradas, y aunque algunos podría quejarse de que Reynolds está, básicamente, mofándose de la mano que lo alimenta, al menos es coherente con la naturaleza del personaje que está interpretando. Además, el resultado final es verdaderamente jocoso; estén atento, por ejemplo, a las dos escenas que se llevan a cabo en medio de los créditos finales. Son de las mejores que haya visto en una película de superhéroes.
Siendo esta vez el director David Leitch, uno de los dos cineastas que se encargaron de dirigir la primera entrega de “John Wick”, “Deadpool 2” no carece de acción. La buena noticia es que la mayoría de enfrentamientos son intensos y sangrientos, y están expertamente coreografiados. La mala es que suelen ser demasiado largos, y carecen de tensión porque todos sabemos que Deadpool es básicamente inmortal (consideren, si no, lo que trata de hacerse a sí mismo al principio de la película). “Deadpool 2” está en terreno seguro cuando trata de generar risas, pero flaquea un poco durante los momentos más “serios”, especialmente durante un segundo acto que se siente un poco tedioso.
No obstante, “Deadpool 2” cuenta con un par de secuencias a destacar, incluyendo un plano secuencia en donde se muestran los poderes de Domino de la manera más cinematográfica posible —con una voz en off de Wade quejándose de que la “suerte” no es un poder muy cinematográfico, obviamente—, o una escena de persecución que culmina en una revelación inesperada. A diferencia de otras producciones de Marvel o DC, “Deadpool 2” se siente como una mezcla entre comedia y película de superhéroes, lo cual le permite a sus secuencias de acción contar con cierto elemento paródico que simplemente se sentiría fuera de lugar en propuesta más tradicionales de peleas y efectos especiales.
Al igual que la película anterior, “Deadpool 2” es un filme sorprendentemente emotivo. De hecho, a nivel temático, la cinta tiene mucho que decir sobre la familia —cuestión a la que el mismo Wade hace referencia en varios de sus narraciones en off— y sobre la culpa que Wade siente en relación a su amorío con Vanessa (Morena Baccarin). Es cierto que el protagonista no se toma en serio a sí mismo —ni a sus compañeros— la mayor parte del tiempo, pero uno sí termina sintiendo que ciertos aspectos de su vida significan mucho para él.
Ryan Reynolds sigue demostrando que es el perfecto Deadpool; irreverente, sarcástico, hilarante, y completamente consciente de que está protagonizando una película. De sus nuevos acompañantes, los mejores son Domino y Russell; Zazie Beetz interpreta a la primera como una chica relajada que sabe que las cosas siempre saldrán bien para ella, y Julian Dennison interpreta al segundo como un adolescente incomprendido, con un buen corazón pero con tendencias violentas (de hecho, es el único que tiene un verdadero arco de crecimiento como personaje). Tanto Brianna Hildebrand como T.J. Miller están desperdiciados como Negasonic Teenage Warhead y Weasel, respectivamente, y las apariciones breves por parte de actores como Terry Crews, Bill Skarsgård (el nuevo Pennywise) y Rob Delaney (como Peter) son muy divertidas. Estén atentos a los cameos, sin embargo; son de lo mejor que tiene “Deadpool 2” para ofrecer.
Puede que “Deadpool 2” sea sienta menos fresca y novedosa que su predecesora, pero logra evitar cometer la mayoría de errores por los que muchas secuelas terminan fallando; en vez de ser más grande y más épica, maneja el mismo tono que la primera cinta, y a pesar de tener un reparto secundario bastante extenso, sigue enfocándose en Wade como protagonista. Puede que no todos los gags funcionen —siendo tantos, sería imposible— pero incluso con estos defectos, “Deadpool 2” es de las películas más graciosas, entretenidas, sorprendentes y chocantes que he visto en lo que va del año. ¿Valdría la pena producir una “Deadpool 3”, o una cinta de “X-Force”? Si mantienen el mismo nivel de calidad, por supuesto que sí.
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