Nota: esta crítica no contiene nada que considere como spoiler, pero si prefieren ir al cine sin saber absolutamente ningún detalle, sugiero leerla después de haber visto la película.
11 años. 22 películas. Más de 40 personajes extraídos directamente de los cómics de Marvel. Independientemente de lo que uno pueda pensar sobre la calidad de las películas del MCU, no se puede negar que lo que Kevin Feige y su pequeño ejército de directores, guionistas, productores, técnicos, maestros de los efectos visuales y, por supuesto, actores, es revolucionario. Antes, creíamos que franquicias como las de “James Bond” eran ambiciosas y longevas, o que la saga de “Star Wars” era insuperable, al menos en lo que a alcance se refiere. El Universo Cinematográfico de Marvel, sin embargo, ha demostrado que, si se trabaja con paciencia, pensando tanto en los fanáticos como en el público en general, se pueden lograr grandes cosas.
Y si existe una manera de describir a “Avengers: Endgame”, la culminación de todo lo anteriormente mencionado, es como una “gran cosa”. De manera similar a su trágico predecesor, “Avengers: Infinity War”, “Endgame” es “un montón” de película, un blockbuster lleno de personajes, escenas de acción, efectos visuales, explosiones, héroes, villanos, drama, melodrama, tragedia, comedia, y mucho más. Y al igual que la tercera película de los Avengers, “Endgame”, de manera aparentemente milagrosa, logra balancear todo esto para entregarnos un producto final emotivo, emocionante, e inmensamente satisfactorio. Realmente me quito el sombrero frente a los directores, los hermanos Russo, y los guionistas, Christopher Markus y Stephen McFeely. Con estas dos últimas películas de “Avengers”, han logrado lo que parecía ser imposible, y lo han hecho de manera divertida, y hasta elegante.
Porque si son fanáticos de estos personajes, creanme que experimentarán toda suerte de emociones a la hora de ver “Avengers: Endgame”. Se trata de una película que no debería verse si es que no se tiene, aunque sea, un mínimo conocimiento de la franquicia y sus protagonistas. Si han entablado un fuerte enlace emocional con estos superhéroes (especialmente los cincos originales), sentirán a “Avengers: Endgame” como una fuertísima culminación emotiva y narrativa de lo que han estado viendo durante los últimos once años. Pero incluso si se consideran como “fanáticos casuales”, podrán apreciar a la película como una historia bien contada, llena de grandes actuaciones, y giros inesperados.
No pienso contar mucho sobre la trama. Solo vale la pena decir que “Avengers: Endgame” es una continuación directa de los eventos de “Infinity War”, en donde vemos a nuestros héroes reaccionar ante la desaparición de la mitad de la población de la Tierra (y el universo). El foco está en los Vengadores originales, cada uno reaccionando de manera distinta al dolor y la soledad: Steve Rogers/Capitán América (Chris Evans), Tony Stark/Iron Man (Robert Downey Jr.), Viuda Negra/Natasha Romanoff (Scarlett Johansson), Thor (Chris Hemsworth), Hulk/Bruce Banner (Mark Ruffalo), y hasta Hawkeye/Barton (Jeremy Renner), quien se perdió de los eventos de la película anterior. El resto… es mejor que lo averigüen ustedes mismos (obviamente, pueden asumir con seguridad que tendrán un plan para revertir el chasquido de dedos de Thanos, interpretado siempre por Josh Brolin).
Los Russo tenían que hacer de “Avengers: Endgame” un cierre tanto para lo iniciado en la cinta anterior, como para la Infinity Saga (estas primeras 22 películas del MCU), y contra todo pronóstico, lo han logrado. Al tener tantos personajes, algún salen mejor parados que otros, pero para alegría de la mayoría de fanáticos de Marvel, quienes resaltan más son los cinco Vengadores originales (como debería ser). La Natasha de Scarlett Johansson cobra un inesperado protagonismo que logra otorgarle una dimensión adicional al personaje; el Capitán América de Chris Evans compensa su relativa ausencia en “Infinity War” con un rol mucho más importante en esta historia; tanto el Hulk de Mark Ruffalo como el Thor de Chris Hemsworth contribuyen con mucha comedia sin tornarse en caricaturas andantes, y por supuesto, el Iron Man de Robert Downey Jr. es el centro de atención, tanto a nivel emocional, como narrativo.
“Avengers: Endgame” cierra muchos de los arcos introducidos varias películas atrás. Aquellos que hayan estado siguiendo a estos héroes desde hace años, se sentirán muy satisfechos con la manera en que sus historias están siendo concluidas, lo cual resulta en momentos innegablemente emotivos —se trata de la primera película del MCU que me ha hecho lagrimear. Una reacción emocional de ese tipo siempre es bienvenida, y en el caso de “Avengers: Endgame”, tiene todo el sentido del mundo: muchos de nosotros hemos crecido con estos personajes, acompañándolos en sus aventuras, viéndolos cambiar. “Avengers: Endgame” funciona no solo gracias a sus cualidades técnicas y formales, sino también porque complementa a la perfección a todas (sí, todas) las películas anteriores de la saga. No tiene sentido alguno ver este filme sin haber disfrutado de, al menos, la mitad de las otras entregas.
Mucho más no puedo decir, ya que me vería obligado a incluir spoilers. Sí, es cierto que algunos arcos son cerrados de manera más satisfactoria que otros; es cierto, también, que algunos eventos importantes se lleva a cabo fuera de cámara, por alguna razón, lo cual podría terminar por decepcionar a algunos fanáticos. Y sí, a veces la acción está escenificada de manera algo caótica, abusando de las cámaras en mano, los cortes rápidos, y una melcocha casi ininteligible de efectos visuales de primera calidad. Pero esto importa poco o nada; son detalles que no afectan demasiado al producto final, y mucho menos a su impacto emocional en el espectador.
De hecho, vale la pena resaltar el excelente balance que “Avengers: Endgame” maneja entre la acción —lo espectacular y lo ruidoso— y las escenas de desarrollo de personaje. El primer acto de la película es sorprendentemente lento —en el buen sentido—, mostrándonos la manera en que los Vengadores lidian con el dolor. Se trata de algo que no hemos visto antes en el MCU, y que le permite a la película justificar las acciones de sus personajes más adelante. El segundo acto, por otro lado, tiene un poco más de acción, e incluye incontables referencias a películas anteriores de la saga; es algo así como una avalancha de fan service, lo cual, a ojos de este crítico, no es algo malo en lo absoluto. Luego de 22 películas en 11 años, si hay una franquicia que merece incluir fan service descarado (y muy satisfactorio), es esta.
Es en el tercer acto que obtenemos lo que muchos habíamos estado esperando: la Batalla Final. ¡Y qué Batalla Final! La cantidad de personajes en pantalla es absurda, las peleas son épicas en escala y ambición, y el riesgo que corren los Vengadores no podría ser más alto. Nuevamente, no puedo dar detalles; solo basta con decir que todos en la sala de cine nos volvimos locos más de una vez durante este último acto. “Avengers: Endgame” contiene imágenes que uno jamás hubiera podido imaginarse hace 10 o incluso 5 años, pero que Marvel ha demostrado no son demasiado alocadas para un público común y corriente. Hace unos años, era casi impensable hacer una película sobre Ant-man o Doctor Strange. Hoy en día… bueno, digamos que hemos visto cosas mucho más extrañas (y fantásticas, y emocionantes).
“Avengers: Endgame” dura tres horas, pero se mueve a un ritmo frenético, tanto así que uno ni siente el pasar del tiempo… pero también percibe algunas escenas de manera demasiado acelerada. Me hubiese gustado un poco más de tiempo de respiro durante algunos de los momentos más emotivos, especialmente considerando que muchas veces son seguidos de un gag o diálogo gracioso. En lo que se refiere a tono, “Avengers: Endgame” se parece más a la primera película de “Los Vengadores” de Joss Whedon que a “Avengers: Infinity War”, lo cual es un poco desconcertante de cuando en cuando, pero no lo suficiente como para que se convierta en un problema. El filme es una increíble mezcla de lo chistoso y lo trágico, de lo espectacular y lo íntimo, y por qué no, de lo viejo y lo nuevo.
Porque la película, a grandes rasgos, podría considerarse como una conclusión (considerando, por supuesto, que Marvel ya tiene nuevas películas anunciadas). Pero a la vez, también es un nuevo comienzo, el inicio de una nueva Fase para la MCU, con nuevos personajes y situaciones y locaciones. ¿Cómo seguir con la franquicia luego de una película tan masiva como “Avengers: Endgame”? Supongo que “Spider-man: Lejos de casa” nos lo mostrará. Lo que sí queda claro es que, a estas alturas del partido, Marvel Studios ya no tiene mucho qué demostrar. Han sido capaces de hacer lo que ningún otro estudio ha podido, convirtiendo a sus personajes menos conocidos en íconos de renombre —después de todo, hasta hace unos años, jamás me hubiera imaginado ver a personas de 40 ó 50 años hablar sobre Thanos. Pero aquí estamos.
No hay mucho más que pueda escribir sobre “Avengers: Endgame” sin revelar detalles importantes de la trama. De repente me animo a redactar un análisis con spoilers en unos días; todavía tengo mucho qué procesar. Por el momento, solo me queda mencionar que, por más que tenga algunos defectos narrativos o de caracterización —por más que haya disfrutado de su película en solitario, no me encantó el rol de la Capitana Marvel en esta película—, así como huecos argumentales del tamaño de la nave de Thanos, “Avengers: Endgame” es uno de los blockbusters más ambiciosos, emocionantes, visualmente impactantes, y satisfactorios, tanto a nivel emocional como intelectual, que haya visto en mucho tiempo. “Avengers: Endgame” es todo lo que uno debería esperar de la culminación de más de diez años de películas, especialmente para aquellos que hayan estado disfrutándolas desde el inicio (con el Hulk de Edward Norton y todo). Ahora, lo más emocionante será ver lo que nos depara el futuro del MCU…
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