El estreno de un documental en nuestra cartelera comercial es siempre algo que destacar y celebrar, siendo este un espacio donde cada vez se encuentra menos diversidad de películas. Es aun más importante para nosotros si se trata de una producción nacional, como es el caso de «El viaje de Javier Heraud», el nuevo documental de Javier Corcuera.
La figura de Javier Heraud siempre ha causado atención y admiración en muchos, por su delicada sensibilidad poética, así como por su compromiso en sus convicciones políticas, llevando una vida fugaz e intensa dedicada a las letras, pero también a las armas, una vida que acabó cuando solo tenía 21 años. Ese transcurrir vital es el que nos propone recorrer Corcuera con su película, de la mano de Ariarca Otero, sobrina-nieta del poeta, quien hace las veces de narradora e interlocutora, a través de una serie de conversaciones con amigos, compañeros y familiares que conocieron a Heraud.
Con motivo de su estreno, conversamos a continuación con el director de «El viaje de Javier Heraud»:
Liliana Vílchez: ¿Podrías comentarnos sobre tus motivaciones para realizar esta película?
Javier Corcuera: Sí, como alguna vez he contado, es una película muy cercana a mí porque Heraud fue como un familiar ausente; crecí con él, con su poesía, con su presencia, porque era como un hermano para mi padre y fue una pérdida irreparable. Estaba ahí, en la vida familiar, y bueno, siempre tenía la idea de hacer algo sobre él pero fueron pasando los años, fui haciendo otras películas y finalmente decido hacerlo porque pensé que era el momento y porque era casi una urgencia. También porque sus compañeros iban despareciendo y era el último momento para hacerla. Al mismo tiempo quería hacer una película para los jóvenes de hoy y por eso es que entra Ariarca, su sobrina-nieta en la película.
Liliana: En el momento inicial está la investigación, ¿cómo recopilaste tal cantidad de fotografías, poemas y documentos?
En realidad este proceso lo hizo Cecilia [Heraud Pérez, hermana de Javier] toda su vida, yo lo que hice fue partir de lo que había hecho ella pero también hicimos una investigación en Puerto Maldonado. De alguna manera yo tenía unas referencias, una imagen, unas anécdotas porque durante toda mi vida había escuchado hablar de él. Entonces, juntamos eso y a partir de esos contenidos, de esa investigación, se hizo un planteamiento de la película.
Liliana: Cuando trabajas con un tema como la memoria, el tiempo te puede jugar en contra. ¿Qué otros aspectos además de ese crees que complicaron la realización de la película?
En realidad, me hubiera gustado que estén algunos más que ya no están, pero no tuve mayores problemas para hacer esta película porque quizás lo más difícil de esta película era financiarla. En realidad todo el mundo se volcó, a cualquier persona que llamaba para hacer la película estaba entregada.
Javier dejó una huella muy grande en sus amigos, sus compañeros, todos deseaban hacer la película y además Cecilia había hecho un trabajo de años de memorias de su hermano y recopilado todo. Tenía poemas inéditos, cartas inéditas, fotos que nunca se habían visto, en fin, no fue complicado.
Liliana: Hay varios momentos que hacen que el espectador se conecte más con los personajes durante el recorrido que hace Ariarca. ¿Cómo fue el planteamiento de esas situaciones?
La película es una selección de momentos compartidos a través de esas conversaciones entre Ariarca y los compañeros y amigos de Heraud. Aparte de Ariarca, hay otro hilo conductor que es el propio poeta como narrador. Heraud, habla en la película a partir de sus poemas y sus cartas y todo lo que se ve en esos momentos de conexión con el público, son fragmentos de muchas horas de conversaciones. He seleccionado lo que pensaba que había que compartir, pero claro, siempre se quedan muy buenos momentos fuera de la película. Fueron muchas horas de rodaje.
Liliana: ¿Cómo se vinculan las dos líneas narrativas con el planteamiento fotográfico?
En realidad yo hago lo que cada película necesita, o sea trabajo con las herramientas del documental pero también trabajo con las herramientas de la ficción y si hay que experimentar y hacer algo un poco más especial, pues lo hago si la película lo pide. Lo que no hago es forzar, intento hacer que la realización o la apuesta estética sean adecuadas con la película. Entonces, a veces me permito ciertas licencias, me vuelvo más clásico, conservador a la hora de narrar, y en realidad lo bueno del género documental es que puedes hacer lo que te da la gana, como estamos fuera de la industria, nos dejan hacer lo que queremos.
Luis Ramos: ¿Cómo fueron los tiempos de producción de esta película?
Los procesos suelen ser largos en el documental por muchas razones, las investigaciones tardan. Yo creo que el tiempo juega a favor en un documental siempre, como trabajas con la realidad, tú no puedes condicionar la realidad a cuatro semanas, la realidad va dándote las cosas a gotas. Hubo cosas de archivo que aparecieron meses después de haber terminado ya todo, el tiempo juega a favor siempre.
No creo en aquellos que terminan rápido sus películas documentales porque seguramente si tardarían más hubiera quedado mejor o hubiera aparecido algo nuevo. Entonces yo sí me tomo el tiempo que haga falta o lo intento dentro de lo que cabe. Este proceso ha sido como de tres años y medio.
La película es un viaje emocional, en realidad, yo he intentado que también tenga un tono de la personalidad de Heraud, porque Heraud era chistoso, todo el mundo coincide que era casi un humorista, que nunca sabías si estaba hablando en serio o en broma. Así la película tiene esos giros de humor, pero también momentos muy dramáticos, como la vida de Heraud. Yo pienso que el cine es emoción, uno lo que intenta construir en una película es que el espectador sienta cosas y pienso que por la historia y la construcción que tiene la película hemos intentado que el espectador se sienta cerca de Heraud.
Luis: ¿Y cómo funciona el trabajo de montaje en tus películas?
En el documental, el montaje es la escritura final de la película. Yo trabajo de manera bastante desordenada, voy montando fragmentos y luego voy construyendo la estructura, trabajo siempre con el mismo montador, mi amigo Martín Eller. Nos tomamos el tiempo y la reflexión que hace falta. Luego, hay que apretar el acelerador para llegar al Festival de Lima y otros festivales más.
Parece mentira pero al final tomas decisiones el día antes que se vaya la película a la mezcla de sonido pero, como les decía, el tiempo juega a favor del cine documental porque no son películas previamente diseñadas, hacer cine documental consiste en hacer una película sin saber cómo va a ser porque el azar o la realidad juegan un rol y pasa lo mismo en el montaje, llegas al montaje y no sabes cómo va a ser la película. Entonces no la empiezas a montar de principio a fin porque no sabes cómo es, es un trabajo de búsqueda.
Luis: ¿Cómo hiciste para financiar este proyecto?
Generalmente el documental se financia con dinero público, con concursos. En este caso ha ganado el concurso de DAFO, Ibermedia y luego se han sumado empresas privadas, entidades e instituciones como la Universidad de Ciencias y Humanidades, Otra Mirada y la PUCP. Pero los aportes fundamentales más grandes son los de concursos públicos, es muy difícil financiar desde lo privado todo.
Los países que más cine documental tienen son los que más apoyo tienen desde lo público a la cinematografía nacional en general. Para que se hagan una idea, en países como Francia la mitad de la taquilla de todo lo que se estrena de cine extranjero, norteamericano y de donde sea, va para los fondos del cine francés, y es una política de estado sobre la cinematografía nacional.
Luis: ¿Cómo ha sido el proceso de creación de la banda sonora de la película con Pauchi Sasaki?
Trabajar con Pauchi ha sido realmente maravilloso, contar con su sensibilidad y su talento para poner música a los poemas de Heraud me parece que ha sido para mí un honor y he descubierto el talento de Pauchi. Creo que su violín y los poemas de Heraud se han convertido en una sola cosa. No es fácil musicalizar poesía, no es sencillo porque una cosa no puede estar por encima de la otra, tiene que haber una armonía y yo creo que lo hemos intentado. Espero que a la gente le parezca que lo hemos conseguido y ojalá que la gente que vaya al cine pueda disfrutar de esos momentos de poesía.
Luis: El cine es un trabajo de equipo, hay mucha gente involucrada en todos los procesos. ¿Quiénes son esas personas clave que te han ayudado a hacer “El viaje de Javier Heraud”?
Esta película no se hace sin el talento, esfuerzo y el cariño de un equipo incondicional por Javier Heraud, son muchos por eso no voy a mencionar a todos pero, Mariano Agudo el director de fotografía, Pauchi y el montador Martín Eller. Todos desde los que han hecho el sonido, Rosa María Oliart, las mezclas, el montaje de sonido, el segundo operador y Hugo Carmona. No quiero dejar a nadie fuera porque es un equipo pequeño pero, no se hace sin la entrega, las ganas de hacer la película y de contar la historia de Javier, de los que lo conocieron y de los testigos que no lo conocieron, una película siempre es un esfuerzo colectivo.
Luis: El 22 de agosto sale a salas comerciales “El viaje de Javier Heraud”. ¿Cuál es la expectativa?
Yo espero que la gente vaya al cine porque creo que van a compartir un momento con Javier Heraud, creo que van a sentir por un momento que han estado con él, van a hacer un viaje por su poesía y creo que va a servir para reflexionar sobre el país de hoy. La película está hecha para los que tienen veintiún años como Javier y para los que aunque tengan más, sigan siendo jóvenes y rebeldes como Javier, porque Javier será eternamente joven y eternamente rebelde.
Entrevista realizada por Liliana Vílchez y Luis Ramos, el 16 de agosto de 2019, en el CCPUCP en el marco del 23 Festival de Cine de Lima.
El viaje de Javier Heraud (2019)
Ficha técnica
Dirección y guión: Javier Corcuera
Fotografía: Mariano Agudo
Edición: Martin Eller
Sonido: Willy Ilizarbe, John Figueroa, David Zúñiga, Daniel Zayas
Música: Pauchi Sasaki
Producción: Quechua Films Perú, La Mula Producciones
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