Aquellos que piensan que Rian Johnson es un mal cineasta debido a la manera en que escribió y dirigió “Star Wars: los últimos Jedi”, debería ponerse a ver algunas de sus otras películas. Puede que no haya entendido muy bien el universo creado inicialmente por George Lucas (se ha escrito suficiente sobre el tema en Internet como para escribir decenas de miles de libros), pero Johnson definitivamente entiende el cine como medio. Si no me creen, denle una oportunidad a filmes como “Brick”, “Los hermanos Bloom” o “Looper” —propuestas pertenecientes a distintos géneros que, sin embargo, funcionan como historias de carácter universal, pobladas por personajes memorables, y llenas de momentos emocionalmente chocantes.
Es por todo esto que estaba realmente emocionado por ver “Entre navajas y secretos” (dicho sea de paso: qué horrible título le han dado en Latinoamérica. Entiendo que no es posible traducir “Knives Out” literalmente, pero estoy seguro que igual podrían haber encontrado una mejor alternativa). Se trata de un whodunnit, de un filme de misterio inspirado en las novelas de Agatha Christie que busca renovar el subgénero, respetando los clichés que lo hacen tan intrigante, pero a la vez, tratando de darle un giro más moderno, como para que el producto final no sea tan previsible o monótono. Y aunque claramente se trata de un proyecto de pasión para Johnson que, en términos generales, funciona bastante bien, debo admitir que me sentí ligeramente decepcionado. Se trata de una película que logra cautivar al espectador “en el momento”, pero que sufre al ser analizada posteriormente. Ahora que lo pienso, en ese sentido, al menos, “Entre navajas y secretos” sí me recuerda a “Los últimos Jedi”….
“Entre navajas y secretos” se centra en la investigación de la muerte de Harlan Thrombey (el legendario Christopher Plummer), el patriarca millonario de la familia Thrombey, autor de decenas de novelas de misterio. El encargado de encontrar al culpable de dicha muerte es el famoso investigador privado Benoit Blanc (Daniel Craig), quien llega a la mansión de la familia junto a dos oficiales de policía para interrogar a todos los involucrados. Es así que vamos conociendo al colorido y excéntrico reparto de “Entre navajas y secretos”: está Linda (Jamie Lee Curtis), la hija de Harlan; Walt (Michael Shannon), el encargado de manejar la empresa del patriarca; Richard (Don Johnson), esposo (¿quizás infiel?) de Linda; Joni (Toni Collette), una exitosa y superficial influencer; su hija Meg (Katherine Langford), que parece estar escondiendo algo; Jacob (Jaeden Martell), un insufrible troll de Internet; Ransom (Chris Evans), la “oveja negra” de la familia, y por supuesto, Marta Cabrera (Ana de Armas), la enfermera y mejor amiga de Harlan en sus últimos días.
Curiosamente, si uno decide ver “Entre navajas y secretos” pensando en las novelas de Agatha Christie y otras historias similares de misterio, podría pensar que el protagonista de la historia es el Benoit Blanc de Craig. Pero ese no es el caso. De hecho, una de las “innovaciones” más satisfactorias de Johnson es la de convertir a Marta en el verdadero personaje central de la película. Es a través de ella que vemos el desarrollo de la investigación, lo cual le permite al espectador tener una perspectiva bastante única de los eventos. Por ejemplo, uno se termina enterando de varios detalles relacionados a la muerte de Harlan antes que Benoit Blanc, lo cual, de manera muy particular, le otorga más suspenso a la trama. Después de todo, sabemos lo que ha pasado, pero estamos a la expectativa de ver cómo es que Benoit lo descubre, y lo que hará al respecto.
Desgraciadamente, también se puede argumentar que esto le resta algo de potencia al personaje del investigador, lo cual es una pena, ya que, según Johnson, estaría dispuesto a escribir más historias protagonizadas por Blanc. La interpretación de Craig es suficientemente encantadora y hasta caricaturesca —no podría estar más alejado de James Bond—, pero el hecho de que no lo veamos resolviendo pistas o teniendo momentos de “¡eureka!” hasta los últimos treinta minutos del film, hace que el personaje luzca mucho menos brillante o hasta competente de lo que supuestamente es. De repente hubiese sido más interesante —o satisfactorio— que el guion de Johnson llegue a un mejor balance entre Marta y Benoit —como para que ninguno salga mal parado hacia el final de la historia.
No obstante, me encantó el personaje de Marta, por más que haya sido un poco maltratada por la historia. Da mucho gusto ver por fin a Ana de Armas en un papel protagónico —por más que el marketing de la cinta no haga énfasis en ello—, el cual aprovecha al máximo. Se trata de un personaje superficialmente naive, que sin embargo demuestra tener mucho más astucia y fortaleza a lo largo de la película. De Armas, con sus enormes y expresivos ojos, demuestra tener todo lo necesario para protagonizar más historias, y no quedar relegada a papeles secundarios y gratuitamente explotadores.
Lamentablemente, parece que Johnson trató de hacer demasiado con el guion de “Entre navajas y secretos”, por lo que muchos temas que introduce durante el primer acto no son desarrollados de manera profunda. Por ejemplo, se nota que quiere decir bastante sobre el rol de los inmigrantes en la sociedad norteamericana contemporánea, pero en lugar de hacer algo con dicho tema, simplemente lo menciona un par de veces, y nada más. Por ejemplo, nadie recuerda de dónde proviene la familia de Marta —mencionan varios países, desde Ecuador hasta Colombia; en la vida real, De Armas es cubana y española—, y el personaje de Don Johnson hace un breve comentario sobre como los inmigrantes le quitan el trabajo a los americanos… y eso es todo. Se siente absolutamente gratuito, y más importante, no tiene ningún tipo de relevancia para el misterio central, o para el desarrollo del personaje de De Armas.
Algo similar sucede con la gran cantidad de personajes involucrados en la trama. En una historia de misterio más tradicional, la mayoría servirían como pistas falsas para la investigación. Pero como el foco de “Entre navajas y secretos” no está en el proceso de investigación de Benoit Blanc (porque él no es nuestro protagonista), una buena parte de personajes (interpretados por actores de gran nivel) se queda sin nada qué hacer. La Linda de Jamie Lee Curtis se ve involucrada en una subtrama sobre infidelidad que no tiene nada que ver con nada; la Meg de Katherine Langford parece ser importante durante el primer acto, pero termina desvaneciéndose hacia el final, y el Jacob de Jaeden Martell solo ha sido incluido para que Johnson haga un comentario sobre lo tóxicos que pueden llegar a ser los comentaristas de Internet (sin duda, en base a sus propias experiencias con “Los últimos Jedi”). El tener menos personajes, o convertir a estos últimos en figuras más relevantes para la trama, definitivamente hubiese ayudado a que “Entre navajas y secretos” se sienta más redonda.
No obstante, no puedo decir que “Entre navajas y secretos” sea una película deficiente. Los personajes que sí funcionan se quedaron grabados en mi mente por varios días luego de ver la película — se nota que Chris Evans y Daniel Craig se divirtieron de lo lindo interpretando a Ransom y Benoit, respectivamente, y De Armas está genial como Marta—, y el diálogo, consistentemente astuto e hilarante, sirve también para que uno se identifique con algunos de los personajes, o al menos, para contribuir a sus características más excéntricas. Consideren, sino, el momento en el que Blanc trata de explicar la complejidad de su investigación a Marta con una metáfora de donas… la cual, poco a poco, se va tornando increíblemente absurda (y graciosa).
El caso de “Entre navajas y secretos” es muy curioso: se trata de una película que deja al espectador con un buen sabor de boca apenas concluye, pero que no aguanta un análisis a profundidad, dejando en evidencia sus mayores defectos, la mayoría relacionados a estructura, contenido temático, y desarrollo de personajes. La idea central es buena, las actuaciones son excelentes, y al menos tres de sus personajes funcionan de manera casi brillante, pero no puedo evitar sentir que, al igual que en “Los últimos Jedi”, Johnson trató de hacer demasiado. Después de todo, se trata de una cinta de misterio con comentarios sobre la inmigración, la discriminación, el rol de los comentaristas de Internet, la infidelidad, y más. Si tienen ganas de ver algo más tradicional o típicamente misterioso, puede que “Entre navajas y secretos” los decepcione; quienes estén buscando algo distinto y ambicioso, más bien, apreciarán lo que Johnson trató de hacer, por más que no haya sido del todo exitoso.
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