“Enigma”, como su nombre lo indica, parte de una indagación periodística sobre un crimen brutal ocurrido durante el gobierno de Pinochet en Chile. No fue un crimen político sino un sonado caso policial que quedó sumido en el misterio. Pero el asunto de la cinta –dirigida por Ignacio Juricic– no va tanto por el crimen sino por los prejuicios y presiones sociales que impiden (e impidieron, en su momento) que la madre de la víctima, en medio de dudas y de la oposición de la familia, quiera luchar por encontrar al asesino. Es un filme correctamente realizado y focalizado en el estiramiento de un dato escondido hasta el final.
- «Enigma» se puede ver en streaming en CCPUCP en casa, hasta el 22 de julio.
El eje de la cinta muestra el conflicto entre la madre de la víctima –salvajemente asesinada años atrás en un crimen no resuelto y a la que un programa periodístico televisivo le pide participar como parte de su propia investigación del caso– y el resto de la familia, que la presiona para que no lo acepte. Hay una invisibilización y un temor social a conocer la presunta causa del homicidio, relacionada con una supuesta lesbofobia. De esta forma, lo político se relaciona con factores de género en un contexto de conflicto intrafamiliar y de prejuicios sociales.
La acción se desarrolla al inicio de la transición democrática luego de la dictadura de Pinochet, durante la presidencia de Patricio Alwyn, época en la cual todavía hay una atmósfera represiva que se mantiene y refleja en la familia. El entorno social es de hogares de clase media, inestables y temerosos, pero no tanto por razones económicas como por los prejuicios y la represión social de una moral tradicional, los que flotan en el ambiente a lo largo de la película.
A partir de la visita de una periodista del programa “Enigma”, la peluquera Nancy Vásquez (Roxana Campos) empieza a cuestionarse la necesidad de indagar y conocer los detalles del crimen de su hija Sara Gonzalez, ocurrido ocho años antes. La cinta está enfocada en Nancy y las dudas y dolor que la van asaltando conforme habla con otros miembros de su familia, la mayoría mujeres.
De esta forma, la tensión se va incrementando pero de forma sutil. La verdad empieza a acercarse de manera muy fina, se va deshilachando con los comentarios sotto voce en la casa, al punto que el hecho externo –“enigmático”– pierde finalmente importancia, salvo quizás para el espectador. La resistencia familiar no es directa sino ambigua y pasiva, e incluso el propio padre de la víctima prácticamente se desentiende silenciosamente del tema. Más que decidir, la actitud es eludir, ocultar, olvidar.
La película se sostiene gracias al trabajo actoral de Roxana Campos, así como del resto del reparto. Explora las relaciones familiares en hogares de clase media y en los que las decisiones las toman mujeres; mientras los varones –como se ha dicho– prácticamente brillan por su ausencia. Ese pequeño mundo de clase media baja está muy bien retratado en la película.
Pero lo más interesante es que, finalmente (y más allá de la indagación sobre el hecho de sangre), el objetivo de la cinta es mostrar cómo se construye la decisión de buscar y conocer la verdad, así como la de hallar justicia y combatir la impunidad ante crímenes de odio. Es importante entender este objetivo para apreciar y disfrutar la película.
Enigma
Chile, 2018, 80 min.
Dirección: Ignacio Juricic
Interpretación: Roxana Campos, Paula Zúñiga, Rodrigo Pérez, Claudia Cabezas, Catalina Vásquez.
Guion: Ignacio Juricic.
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