“Ya no estoy aquí” es el segundo largometraje de ficción del cineasta mexicano Fernando Frías de la Parra. Tras ganar el reconocimiento a la mejor película y el premio del público en el Festival de Morelia, recientemente se estrenó en Netflix este filme que narra el viaje de Ulises, un adolescente de los barrios marginales de Monterrey, apasionado de la cumbia, que se ve obligado a migrar a Estados Unidos después de un mal entendido con una pandilla local.
Conversamos con el director sobre su inspiración para escribir el guion, el proceso de creación del personaje principal y de la puesta en escena, así como su opinión sobre la mirada de los festivales europeos de cine hacia el cine latinoamericano.
Fernando, ¿cómo así el descubrimiento de la cumbia “rebajada” te llevó a inspirarte a crear el guion de la película e integrarlo a una historia sobre migración y reafirmación de la identidad? Básicamente fue a partir de la cumbia “rebajada” [N.E.: Subgénero derivado de la cumbia colombiana surgido en Monterrey, que se reproduce a un ritmo similar al de esta pero a un tempo más lento] como un elemento muy interesante por sus cualidades sonoras tan únicas y especiales. Al mismo tiempo, por el valor musical que tiene y en términos de algo que viene de un lugar, pero es apropiado y reinterpretado por otro lugar, pues en sí mismo cargaba muchos elementos de lo que tiene que ver con migración y reafirmación de la identidad. Digamos que la reinterpretación ya tiene que ver con eso. Yo siempre hice un paralelismo entre la cumbia “rebajada” y la falta de oportunidades en Latinoamérica o en estas comunidades donde la juventud dura mucho menos de lo que tendría que durar, es decir que una canción que dura cinco minutos al hacerla de diez se vuelve más lenta, más oscura, como es la juventud en estas situaciones de riesgo. También es una forma de decir que no acabe la música porque no sabemos qué hay más adelante porque no hay futuro para nosotros.
El protagonista Juan Daniel García no es actor de formación. ¿Cómo fue el proceso para crear juntos el personaje de Ulises? No es actor de profesión, pero tiene mucho talento nato. El proceso fue explicarle las diferentes emociones humanas y buscar que él las sustituyera con cosas que le hayan pasado en su vida y acceder dentro de ese horizonte de experiencias que él ha tenido a poder ponerles nombre a las diferentes emociones. En primer lugar fue eso, trabajamos desde ahí y luego tratamos de entender el viaje de nuestro Ulises, entender quién era. Hicimos muchos ensayos. Y bueno, Juan Daniel es maravilloso y muy disciplinado, mostró una entrega impresionante.
¿Cómo trabajaste junto al director de fotografía Damián García la composición de encuadres para marcar el contraste entre las escenas de Monterrey y las de New York? En realidad, fue algo bastante intuitivo, nos entendemos muy bien, somos casi hermanos, somos muy amigos, tenemos gustos muy similares, siempre estamos hablando y recomendando cosas el uno al otro. Yo quiero muchísimo a Damián, lo respeto y lo admiro enormemente, no solo por su gran talento y ojo, sino por su enorme calidad humana. Trabajar juntos fue muy natural, él sugería cosas, siempre buscando mejorar no solo en función de la composición, sino en lo que estamos intentando contar y además con un ojo inquieto y una gran curiosidad. Entonces yo tenía muchas cosas claras y planeadas, sobre todo en cuestión de lenguaje. Hicimos juntos un pequeño manifiesto: no íbamos a mover demasiado la cámara, íbamos a sostener el plano, el lugar era un personaje. Y bueno, sobre lo que yo traía, él venía y lo elevaba inconmensurablemente.
En una entrevista te manifestaste en contra de la pornomiseria que muestran otros filmes latinoamericanos. ¿Por qué crees que eso funciona tan bien en algunos festivales de cine? Porque no se ha superado el colonialismo ideológico. Porque a veces Europa piensa que Latinoamérica se tiene que sublimar a través de esa sordidez y porque es visto con morbo. Y es un fenómeno que no solo viene de Europa a Latinoamérica, también viene de ciertas clases a otras clases. No me gusta hablar de clases, pero hay una realidad muy clasista y tiene que ver con la forma en que nos miramos unos a otros dentro de Latinoamérica, que incluso va desde los memes, ¿sabes? Me refiero a aquello que esperas que cierta población haga. Entonces así, como cuando tú esperas que el “ignorante” o “marginal” haga algo gracioso, es un poco mirar de la misma forma que cuando un festival sofisticado programa esperando que el realizador latinoamericano se sublime y explote esta violencia. Es muy complicado. Yo creo que una película que habla de un mundo tiene que reflejar o al menos dejar satisfechos a las personas que son parte de ese mundo, tiene que conectar con el mundo que retratas y no creo que siempre sea el caso.
¿Podrías adelantarnos algo sobre tus proyectos actuales o próximos?Estoy adaptando una novela de Juan Pablo Villalobos, escritor mexicano radicado en Barcelona, que se llama “No voy a pedirle a nadie que me crea”. Y espero que ese sea mi tercer largometraje. Para los lectores de Cinencuentro, un gran saludo y un abrazo de su amigo Fernando Frías.
Entrevista realizada por Juan Carlos Ugarelli a través de WhatsApp en junio de 2020.
Deja una respuesta