Puede que “Groundhog Day”, aquella comedia clásica de los ochentas con Bill Murray y Andie MacDowell, sea el ejemplo perfecto de lo que se puede hacer con un bucle temporal a nivel narrativo, pero eso no quiere decir que otras películas —o series de televisión— no puedan tratar de darle un giro distinto a dicho concepto. Sino, consideren producciones como “Al filo del mañana” (una excelente cinta de ciencia ficción y acción con Tom Cruise y Emily Blunt), “Happy Death Day” (un slasher de carácter irónico), o la serie para Netflix “Russian Doll” (que demuestra que el concepto puede ser utilizado en un formato de mayor duración). Un bucle temporal es una idea, la cual puede ser utilizada como base para desarrollar diferentes tipos de historias, con protagonistas de todo tipo.
Es por eso que resulta refrescante —e hilarante— ver un filme como “Palm Springs”. Lo que tenemos aquí es una comedia romántica que utiliza el concepto de un bucle temporal de manera bastante inteligente, agregándole una novedad en particular, la cual ayuda a diferenciarla de cualquiera de los ejemplos mencionados líneas arriba: ¿qué pasaría si hubiese más de una sola persona viviendo el mismo día una y otra vez? A diferencia de “Groundhog Day”, en donde el único que experimenta el bucle es el Phil Connors de Bill Murray (lo cual hace que su eventual romance con Andie MacDowell tenga algunas implicancias moralmente cuestionables), “Palm Springs” trata a sus dos protagonistas por igual: ambos tienen experiencias similares, y ambos van viviendo un mismo romance, que se va llevando a cabo a lo largo de varios (muchísimos) días similares.
Puede que en un principio la idea no suene demasiado original, pero “Palm Springs” logra diferenciarse lo suficiente de “Groundhog Day”, como para que no se sienta como una simple copia. De hecho, el producto final mezcla el sentido del humor de Andy Samberg y The Lonely Island, con algunos conceptos bastante ambiciosos de ciencia ficción (y física cuántica), y todo el corazón de una comedia romántica, lo cual resulta en una experiencia frecuentemente hilarante, e inesperadamente emotiva. “Palm Springs” es el tipo de película que lo deja a uno con una sonrisa de oreja a oreja; lo que los críticos norteamericanos llamarían un feel-good movie. Y honestamente, considerando que estamos en medio de una pandemia, a veces todo lo que necesitamos es una película que nos haga sentir bien.
“Palm Springs” cuenta la historia de Nyles (Andy Samberg), un hombre cínico y despreocupado que se encuentra viviendo el mismo día una y otra vez. Lo peor, sin embargo, es que se trata del día de la boda de sus amigos Tala (Camila Mendes) y Abe (Tyler “Superman” Hoechlin), por lo que despierta siempre en el mismo hotel, con la misma novia antipática (Meredith Hagner), para terminar en la misma piscina, y luego, en la misma fiesta. Por ende, simplemente se dedica a tomar latas y latas de cerveza, y a no pensar en las implicancias de su nueva realidad.
Luego de un par de sucesos que no pienso revelar, sin embargo, la hermana de la novia y dama de honor, Sarah (Cristin Milioti) termina en la misma situación. Es así que ambos tendrán que intentar sobrevivir juntos el mismo día una y otra vez, primero algo molestos, luego tratando de divertirse de diferentes formas, y finalmente, dándose cuenta de que se están enamorando el uno de la otra. Sin embargo, las diferencias entre Sarah y Nyles van haciéndose más evidentes: ella quiere escapar de esta situación y vivir una vida normal, mientras que él considera que estar con ella en esta boda eterna, de repente no es algo tan malo después de todo.
Tratándose de una comedia romántica, en donde la idea del bucle temporal es utilizada, más que nada, como excusa para desarrollar a los dos protagonistas y hacer que un romance surja entre ellos, no debería sorprender que la química entre Samberg y Milioti sea notoria. Resulta adorable ver como se van enamorando de a pocos, primero disfrutando del bucle como una pareja de amigos, para luego darse cuenta que, ahora, despiertan cada día más felices, sabiendo que la pasarán juntos, sin que nadie más sepa lo que están viviendo. De repente la estructura del guion sigue muy de cerca a lo que uno esperaría de una comedia romántica más convencional, pero el hecho de que Samberg y Milioti resulten tan creíbles juntos, definitivamente ayuda a que uno se relacione con ellos, y los quiera ver juntos hasta el final.
Sin embargo, eso no quiere decir que el concepto central de la cinta carezca de interés. De hecho, la idea del bucle está construida con cierta elegancia: uno sabe solamente lo que los personajes saben —cuándo empieza, cuándo termina, cuáles son las consecuencias de tratar de matarse, y otros detalles más—, pero llega un momento en particular donde aparece una solución para todos sus problemas…. y tiene bastante sentido. “Palm Springs” no intenta ser una película de ciencia ficción 100% verosímil, pero tampoco trata a sus espectadores como idiotas; la lógica interna de la cinta funciona, por lo que uno no la cuestiona mientras disfruta de la historia.
También ayuda que “Palm Springs” sea bastante graciosa. No se trata de una comedia llena de momentos escandalosos o groseros —el filme es demasiado dulce para eso—, pero la mayoría de chistes que nos presenta funcionan, y además, ayudan a desarrollar el carisma de los dos protagonistas. Disfruté de las diferentes actividades que Nyles y Sarah realizan juntos —por ejemplo la “visión” que tienen mientras comen hongos en pleno desierto—, así como sus interacciones con Roy (un genial J.K. Simmons), otro invitado de la boda que terminó viviendo el mismo bucle por error. “Palm Springs” maneja muy bien un balance entre romance y comedia, permitiéndole al espectador empatizar con los dos protagonistas, pero a la vez, burlarse de ellos de cuando en cuando. Después de todo, se encuentran en una situación bastante absurda, por lo que uno no debería tomársela completamente en serio.
“Palm Springs” merece ser considerada junto a “Groundhog Day” y “Al filo del mañana” como una de las mejores películas sobre un bucle temporal. Se trata de una comedia romántica dulce y emotiva, pero también de una comedia efectiva con algunos toques de ciencia ficción y drama ligero. La química entre Samberg y Milioti es palpable, las actuaciones son sólidas, la mayor parte de gags funcionan, y el concepto central está desarrollado con astucia, como para que uno nunca llegue a cuestionar la lógica interna de la narrativa mientras la disfruta. Como mencioné líneas arriba: “Palm Springs” es un feel-good movie, pero uno muy bien hecho. No me sorprende que haya roto un récord de ventas en el Festival de Sundance; no hay forma de que no vaya a satisfacer a la mayoría de sus espectadores.
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