[Prime Video] «Gilda, no me arrepiento de este amor» (2016)


La vida de Miriam Alejandra Bianchi, la esposa, madre y profesora de un jardín de infantes que a los treinta años decide cambiar su destino y dedicarse a su pasión por el canto hasta convertirse en Gilda, uno de los íconos de la música tropical argentina en la década del 90, es el argumento de este biopic, que en su momento fue bien recibido por la crítica y el público en su país de origen, siendo además el segundo estreno más taquillero del cine argentino en 2016.

«Gilda, no me arrepiento de este amor» es dirigida por Lorena Muñoz, de reconocida trayectoria en el documental argentino, que ya había explorado en el recorrido vital de otros artistas, como la cantante de tangos Ada Falcón en «Yo no sé qué me han hecho tus ojos» (2003) -codirigida con Sergio Wolf- y el pintor mexicano David Alfaro Siqueiros en «Los próximos pasados» (2006).

Esta impronta documental, que en sus primeros filmes conduce con sutileza y una pizca de esteticismo, se percibe en algunos momentos de la historia, que trascurre de manera discontinua (la cinta abre con un misterioso plano del féretro de la cantante en olor de multitudes) y acudiendo a un montaje disruptivo. Hay una mirada melancólica e intimista en cómo se evoca la infancia y adolescencia de Gilda junto a su padre, inspiración artística de la cantante, y luego en su madurez, cuando decide comprometerse consigo misma y hacer realidad su sueño.

Otro acierto es la recreación del entorno familiar de la cantante, con una madre y un esposo controladores, y del machismo y la violencia en el negocio de la música tropical que prefiere realzar las curvas de las intérpretes en lugar de sus aptitudes para el canto y la composición, un entorno hostil que más delante resultará amenazante e intimidatorio para Gilda y su conjunto de músicos.

No estamos ante una heroína invencible ni empoderada. La intérprete del hit «No me arrepiento de este amor» enfrenta el mundo con valentía pero mostrando a la vez su vulnerabilidad, sin estridencias ni sensacionalismo. Su apariencia frágil, maternal y casi angelical la convierten en una rara avis dentro de un contexto personal y social abiertamente adverso a sus sueños.

Siguiendo el camino de «Violeta se fue a los cielos» (2011), logrado biopic chileno sobre la cantante Violeta Parra dirigido por Andrés Wood, «Gilda» se desmarca de los tópicos y convencionalismos del género biográfico-musical, y entrega un retrato cómplice y entrañable que celebra la memoria de una estrella con un acercamiento a lo popular que remite por momentos al cine de Leonardo Favio. En todo ello resulta fundamental la impecable actuación de Natalia Oreiro, declarada fan de la Bianchi, a quien encarna con gracilidad y emoción.


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