Frontera azul (2018), una de las películas peruanas más ambiciosas y apasionadas llega al 7° Festival de Cine de Trujillo. Es la cuarta película del cineasta Jorge Carmona (“La gran sangre”, “Condominio”, “Av. Larco” y la serie “Misterio”), en codirección con el fotógrafo y director de publicidad Tito Köster, una idea original del surfer profesional Jonathan Gubbins, con el guion del cineasta Miguel Ángel Moulet y un gran equipo de producción, que les tomó 7 años para su realización.
De impecable factura, cuyas impresionantes tomas aéreas y submarinas cautivan al espectador. Filmada en cinco países del mundo, la película cuenta igual número de historias mínimas en torno a temas concretos como el perdón, el amor, la unión, la muerte y la soledad. Todas en conjunto hablan acerca de la vida unidas por el mar metafóricamente: 1) Un pescador de Alaska lucha por mantener con vida a su compañera, 2) Una pareja en Tahití trata de seguir junta a pesar de las diferencias; 3) Un hombre en el desierto de África emprende un peregrinaje de expiación; 4) Un joven en Indonesia se reencuentra con su hermano tras la muerte de su padre; y 5) Un pescador en la costa norte del Perú espera el amor en compañía de su perra llamada Mochica.
Alejado de la eficaz y compacta narrativa convencional (que muchos pueden encontrar como un punto débil e irregular), en realidad el filme prioriza imágenes y sonido por sobre todos los elementos. El espectador se embarca en un viaje sensorial donde la naturaleza cobra su mayor esplendor, cargado de emociones y misticismo. La observación y la contemplación son los dos rasgos del documental presentes en la película; donde todo se sostiene (o intenta articularse) bajo una narración en off omnipresente: una voz en yupik, lengua nativa de Alaska. Además, se añade un nexo que en ciertos momentos logra funcionar bien, hablamos de la búsqueda de las mejores olas del mundo por parte del surfer Jonathan Gubbins. En conclusión: Una propuesta distinta e interesante a ver.
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