Podría argumentarse que, a lo largo de los años, se han contado demasiadas historias de extraterrestres —desde películas de terror, hasta blockbusters millonarios de acción y propuestas indie un poco más minimalistas. Pero hay algo en el género, definitivamente, que nos obliga a regresar a él una y otra vez —el misterio de lo que hay allá afuera, y la posibilidad de que no estemos solos en el universo. Por más de que la humanidad siempre haya querido averiguar la verdad detrás de los alienígenas, dudo que nos vayamos a cansar de este tipo de historias en el futuro cercano. Además, con cada nuevo descubrimiento que se lleva a cabo en la vida real, se pueden ir desarrollando nuevas películas (y novelas y podcasts y videojuegos), como para mantener frescas las propuestas.
No obstante, lo que hace “The Vast of Night”, de Andrew Patterson, es mirar al pasado. Homenajeando a la obsesión que tenían muchos estadounidenses con los extraterrestres y los OVNIs en los años 50 —situando, incluso, su historia en aquella década—, así como a los programas de misterio como “La dimensión desconocida”, “The Vast of Night” es una película de pocos recursos pero mucha ambición, que se siente retro pero a la vez moderna. Aprovechando al máximo su premisa central y sus entretenidos protagonistas, la película logra meter al espectador en un contexto misterioso y perturbador, narrando una historia de abducciones alienígenas de manera imprevisible y poco tradicional, por más de que tenga suficientes guiños a los shows clásicos de TV sobre alienígenas, como para emocionar a cualquier espectador cuarentón o cincuentón. Es así, pues, que se convierte en una de las películas más sorprendentes que haya visto este 2020.
Los protagonistas de “The Vast of Night” son Fay (Sierra McCormick) y Everett (Jake Horowitz); ambos viven en el pequeño pueblo de Cayuga, en Nuevo México. La primera es una estudiante de dieciséis años obsesionada con la tecnología y la ciencia, que de noche gana algo de dinero trabajando en el switchboard de teléfonos en el pueblo. El segundo, por su parte, es el DJ de la radio local, WOTW. Es en sus lugares de trabajo que ambos descubren una extraña señal de radio que interrumpe el programa de radio de Everett, así como las llamadas que Fay recibe. Intrigados, y conscientes de que nadie los podrá interrumpir —la mayor parte del pueblo se encuentra viendo un partido de básquetbol colegial—, ambos se involucran en una intensa investigación, intentando averiguar de donde viene la señal, y más importante, si es que tiene orígenes sobrenaturales.
A pesar de contar una historia sobre “seres que se esconden en la oscuridad”, “The Vast of Night” no es presentada como una espectacular cinta de acción o efectos especiales. De hecho, si la película funciona, es porque se concentra en sus personajes, permitiéndole al espectador vivir todo desde sus perspectivas, preocupados por ellos y por lo que podrían estar a punto de encontrar. Consideren la escena inicial, un plano secuencia en donde seguimos a Everett mientras interactúa con diferentes personas en la cancha de básquetbol de la escuela, estableciendo su personalidad y sus intereses de manera eficiente y enérgica. O una larga secuencia de caminata, en donde Everett y Fay conversan sobre diferentes temas, incluyendo los diferentes artículos que la segunda lee sobre inventos que podrían hacerse populares en el futuro (incluyen aparatos tipo GPS, o hasta teléfonos celulares).
De hecho, “The Vast of Night” favorece los planos largos, en los que acompañamos a los personajes trabajando y tratando de encontrar el origen de los misteriosos sonidos y señales que están llegando al pueblo. Una plano en particular resalta —se trata de un traveling en el que la cámara, sin cortes, viaja desde la oficina de Fay, atravesando el pueblo, hasta el colegio; se mete en la cancha de básquetbol, nos muestra un poco del partido, sale, y finalmente se mete en la radio donde trabaja Everett. Es uno de esos momentos que, como realizador, hicieron que me pregunte “¿cómo hicieron eso?”. Y resulta particularmente sorprendente, considerando que “The Vast of Night” es un filme de bajo presupuesto, protagonizado por actores de poca experiencia —todos muy buenos— y carente de efectos visuales espectaculares.
Tanto dichos planos secuencia como el look general de la película contribuyen a que se sienta como una experiencia retro; como una historia sacada de un programa de televisión de los años 50. “The Vast of Night” comienza con la imagen de un televisor, mostrándonos la introducción de un show llamado “Paradox Theatre”, y termina de manera similar —en el ínterin, varias escenas son interrumpidas por planos de dicho televisor, como para hacernos recordar que lo estamos viendo es un programa de misterio, y no necesariamente una película tradicional. Es un recurso que podría distraer a algunos espectadores, pero que para su servidor, contribuye mucho al tono de la historia.
Lo mismo se podría decir sobre la dirección de fotografía o las actuaciones. El trabajo de Miguel Ioana Littin Menz con lo primero es interesante —favorece la utilización de luz natural, lo cual hace que muchas escenas en exteriores se vean extremadamente oscuras y contrastadas, como para hacerle sentir al espectador que está viendo algo real y cercano. La imagen, además, tiene una textura granulada, que contribuye a la estética vintage de la película. Y las actuaciones son todas sólidas. Destacan, por supuesto, la Fay de Sierra McCormick, y el Everett de Jake Horowitz. La primer logra desarrollar a su personaje como una chica que quiere algo más de la vida, que siempre está mirando hacia adelante, hacia las estrellas; ya sea leyendo sobre inventos futuristas, o sobre lo que ella misma podría lograr si es que toma las decisiones correctas. Y el segundo interpreta a Everett como una suerte de “sabelotodo”, siempre hablando rápido, y tratando a Fay como una suerte de estudiante o aprendiz. La relación de ellos es platónica, pero funciona porque se siente creíble y natural.
“The Vast of Night” es el tipo de película que, a pesar de no contar con actores de renombre o secuencias de destrucción masiva, logra generar una reacción emocional muy fuerte en el espectador. Mezclando elementos vintage y homenajes a la obsesión con los aliens de los años 50, con una historia que hemos visto ya varias veces, pero contada de maneras más tradicionales, “The Vast of Night” es un filme de ciencia ficción como pocos; minimalista, pero perturbador y misterioso. El poco comentario social con el que cuenta está bien manejado —no es casualidad que todos los testigos de las abducciones sean minorías—, y aunque el desenlace no es el más feliz del mundo, es satisfactorio y coherente. Puede que “The Vast of Night” haya pasado desapercibida en algunos círculos, pero ahora que está disponible en Amazon Prime, vale la pena que le den una oportunidad. Dudo que vayan a ver alguna película similar en el futuro cercano.
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