Después de “Río verde. El tiempo de los Yakurunas” (2017) y “Sembradoras de vida” (2019), los cineastas peruanos Diego Sarmiento Pagán (Lima, 1984) y Álvaro Sarmiento Pagán (Lima, 1982) presentan su tercer largometraje titulado “Odisea amazónica” en la competencia documental del 25° Festival de Cine de Lima.
La película se concentra en los barcos de carga que surcan el Amazonas y que forman un espacio de transición para los viajeros que realizan travesías de varios días, así como para las comunidades indígenas que viven a orillas del río.
En esta entrevista que presentamos a continuación, los directores nos cuentan sobre el largo proceso de creación de esta película, los principales retos del rodaje, su dinámica de trabajo como un tándem creativo, los temas que conectan su filmografía, sus próximos proyectos, entre otros temas.
En su primer documental “Río Verde”, exploraron la percepción del tiempo en tres comunidades unidas por el río Amazonas. ¿Qué los motivó a volver a sumergirse en el Amazonas para el documental “Odisea Amazónica”?
Álvaro: Hacer “Odisea Amazónica” es una tarea que teníamos pendiente. Hicimos un primer viaje con Diego por el río Amazonas en 2004 y nos topamos con esta experiencia de viaje en los barcos que era completamente diferente a todo lo que yo había vivido hasta ese momento: estar varios días en el río, en contacto con la gente que está en el barco transitando de una comunidad a otra, entre ellos vendedores ambulantes y gente que hace su vida alrededor del río. Yo tenía esa curiosidad de cómo llevar esta realidad tan diferente al cine. Es parte de nuestro constante interés de mostrar la realidad de la Amazonía.
Diego: Después de 17 años finalmente estrenamos la película. Nosotros hacemos algunos proyectos en paralelo y específicamente comenzamos con las grabaciones de “Odisea Amazónica” el 2015, cuando también estábamos realizando “Río Verde”, entonces alguna vez coincidieron los viajes. Iniciamos las grabaciones sin un presupuesto de realización y finalmente se pudo concretar gracias al fondo de largometraje en construcción que obtuvimos del Ministerio de Cultura.
Al margen de la coincidencia de locaciones y espacios naturales, ¿cuáles dirían que son los principales temas que conectan sus tres documentales: “Río Verde”, “Sembradoras de Vida” y “Odisea Amazónica”?
Álvaro: Yo propuse el estilo de dirección y el manejo de lenguaje cinematográfico en “Río Verde” y “Odisea Amazónica”. Una de mis pasiones es investigar sobre el cine contemporáneo y cómo adaptarlo a la realidad peruana. Por otro lado, “Sembradoras de Vida” tiene un estilo un poco más de documental clásico, el cual Diego propuso para esta película.
En “Odisea Amazónica” no hay personajes propiamente dichos. Los personajes serían los barcos, el espacio del río y la naturaleza. La gente que aparece solo está en un plano, no hay seguimiento de personajes a través de la película.
Diego: Desde que comenzamos a realizar cortometrajes, previamente a los largometrajes documentales, nuestro principal interés y compromiso es mostrar a las diferentes culturas, personas, idiomas, vestimentas que abundan en el país. Queremos usar el cine y el audiovisual como un “puente” de unión, primero entre nosotros como peruanos, para que nos conozcamos mejor y tengamos una mejor empatía y comprensión en un país tan pluricultural como el que vivimos.
En este proyecto ambos desempeñan varias funciones: Álvaro se encarga de la codirección, producción, guion y edición, mientras que Diego de la codirección, producción, fotografía, edición y sonido. ¿Cómo se organizan para trabajar algunos temas en conjunto y desempeñar otras funciones por separado?
Álvaro: A mí me interesa el lenguaje del cine y las formas narrativas contemporáneas del cine experimental, documental y cine de autor. Yo me encargo de investigar, ver cuáles son las tendencias actuales de cine. Una de mis pasiones es la historia del cine y el cine contemporáneo. Trabajo en la estética, la puesta en escena a través del manejo de la cámara, de los planos y tener un concepto audiovisual fuerte para la película. Lo que yo busco es que todo tenga una coherencia estilística.
Diego: Nuestro trabajo se complementa pues generalmente Álvaro tiene muchas ideas y yo trato de aterrizarlas y que se concreticen. Por otro lado, luego de trabajar 15 años juntos ya tenemos una dinámica de trabajo, para turnarnos ciertos cargos dependiendo de la producción y poder crear producciones en paralelo. Sin embargo, es muy importante el trabajo que realizamos en colectivo con otros colegas, sobre todo de la región Cusco.
Durante la película escuchamos varios testimonios como voces en off, pero no vemos los rostros de los entrevistados, sino imágenes de los barcos de carga y del río. ¿Por qué tomaron esa decisión?
Álvaro: Como hemos realizado las grabaciones de “Odisea Amazónica” en paralelo a lo que editamos, fue tomando forma en el camino. Unas primeras versiones de la película eran sin voces, incluso hay una versión en blanco y negro y con planos más largos que dura aproximadamente 80 minutos y es mi versión preferida. Sin embargo a Diego se le ocurrió usar las voces en off de entrevistas que realizamos en el último viaje de grabación, así esta versión es un poco más asequible y dialoga más con el público.
Diego: Usar las voces en off nos permitió que la audiencia se conecte más con las experiencias de viaje de los estibadores, los pasajeros y trabajadores de los barcos. De alguna manera acompaña el viaje, pero nunca quisimos que se vean los rostros ya que esa sería otra película y no estuvo planificado desde el comienzo que haya “talking heads”.
¿Cómo se dio la elección de los entrevistados? ¿Fueron seleccionados al azar o hubo una suerte de casting?
Álvaro: El último viaje lo hicimos con nuestra madre, quien fue asistente de producción. Ella se encargaba de conversar con la gente, buscar posibles personajes para ser entrevistados, gente interesante, varios fueron los trabajadores del barco, los estibadores o los cargadores. A veces uno puede realizar una acción interesante, pero otra cosa es que el testimonio sea bueno, si pueden elaborar una idea y contar historias interesantes de su propia vida, eso es un don que tienen algunas personas que pueden tener facilidad de palabra y contar historias fascinantes.
Diego: Hicimos varias entrevistas a trabajadores, tripulantes y pasajeros, luego en la edición seleccionamos las mejores entrevistas y los mejores momentos de cada una.
¿Cuál fue el principal reto durante la filmación?
Álvaro: Obtener el financiamiento para terminar la película. Se comenzó a grabar el 2015 pero no conseguimos el dinero para seguir grabando. Comenzamos como un proyecto muy independiente, muy individual que queríamos realizar, pero en la medida en que se iba concretando en una idea más redonda e iba siendo seleccionado a talleres en diferentes países de Latinoamérica, vimos que sí tenía potencial. Sin embargo, fue necesario el financiamiento para la post producción y para seguir viajando un par de veces más a través del río. Gracias al estímulo económico de DAFO el 2019, se pudo terminar la película y ya tuvo un mejor acabado. En el mundo del cine, así sea independiente, todo es muy competitivo y uno tiene que mostrar un producto o una película bien acabada.
Diego: Las grabaciones siempre las hacemos con poco crew ya que nos sentimos más cómodos y así buscamos que las personas, quienes no están acostumbradas a tener una cámara delante, puedan ser más naturales. El viaje dura varios días, pero no todo el tiempo estábamos grabando. Sin embargo, teníamos que estar atentos a cualquier cosa que pudiera suceder dentro o fuera del barco.
La película muestra los barcos de carga como espacios de tránsito y transacción. ¿Cómo evalúan el impacto de la pandemia en las personas y comunidades que viven del comercio que transportan esas embarcaciones?
Álvaro: No hemos vuelto a la selva después de grabar. La última vez que grabamos fue en enero de 2020, antes que comience la pandemia. Así, pudimos terminar las grabaciones de la película.
La selva ha sufrido un impacto bastante fuerte respecto a los contagios y ha habido varias muertes, pero todo como consecuencia del abandono del Estado. En estas zonas de la selva no existe una buena infraestructura médica, hay una carencia de hospitales, hay mucho abandono sobre todo en las zonas rurales. Sin embargo, esto es como una radiografía de lo que ya existía antes. Como sabemos, en la selva uno de los problemas más graves es el dengue, que cobra más vidas que el COVID, solo que no es tan difundida esta información en los medios. Es un sector de la población que está abandonado históricamente y no se le da importancia.
¿Cuáles son sus siguientes proyectos en cine?
Diego: Tenemos un par de proyectos de películas de archivo que tenemos que terminar de editar. Queremos darle forma y un tratamiento artístico muy diferente a lo que venimos haciendo.
Álvaro: Los siguientes proyectos nos dan la inspiración de buscar formas nuevas de contar historias y esperamos que también encuentren un público al que le gusten estas historias más artísticas o experimentales.
Entrevista realizada por Juan Carlos Ugarelli, el 23 de agosto de 2021, vía e-mail.
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