A inicios de septiembre, en el pasado Festival de Venecia, en la sección Semana de la Crítica, se estrenó el filme «Mother Lode» (2021), una coproducción francesa, italiana y suiza, dirigida por el realizador Matteo Tortone (Italia, 1982). La película llamó nuestra atención pues se filmó en su totalidad en el Perú, en locaciones de Lima y principalmente en La Rinconada, el centro poblado más alto del mundo (5300 msnm.), cercano a una mina de oro.
Es precisamente el oro, y su relación con las personas que van en su búsqueda a lugares tan inhóspitos como este pueblo puneño, la materia prima con la cual decide trabajar el director Matteo Tortone. Contando con la colaboración del actor no profesional José Luis Nazario Campos, su protagonista, Tortone logra amalgamar una historia híbrida entre ficción y documental con mucha sensibilidad por el drama humano de los mineros de La Rinconada. Filmada en un blanco y negro que le aporta atemporalidad y una dura belleza a la realidad mostrada, «Mother Lode» es una de las películas filmadas en el Perú que debemos ver este año.
A continuación conversamos con el director Matteo Tortone:
Matteo, primero quisiéramos conocer un poco sobre tu carrera profesional, saber sobre tu formación académica, y sus experiencias previas a «Mother Lode».
Primero que nada quisiera agradecerles por su interés en «Mother Lode», y en mi trabajo en general. No cuento con una educación formal en cine o en artes visuales. Yo estudié literatura en la Universidad de Turín, y seguí mi pasión por el cine como autodidacta. Este camino me llevó a dirigir el mediometraje documental White Men el 2011, y el corto documental Swahili Tales el 2012. En ambos casos también me encargue de la dirección de fotografía. En el 2015 colaboré en el documental de Alessandro Abba Legnazzi, trabajo por el cual gané el premio a la mejor cinematografía, en el Festival de Cracovia, Polonia.
También fundé la empresa productora Malfé Film, donde trabajo como productor, junto con el editor Enrico Giovannone y la productora Margot Mecca.
Siendo tú italiano, nos preguntamos sobre tu primer contacto con el Perú. ¿Qué te llevó a decidir filmar esta película en nuestro país? ¿Y por qué elegiste La Rinconada, uno de los lugares más remotos e inhóspitos del Perú?
Siempre he tenido un acercamiento global para el cine y el documental. Siempre he estado interesado en las implicaciones globales de una historia local: buscando temas que, a partir de sus especificidad, pueden abrir una mirada hacia un análisis de las dinámicas universales, como una llave para reflejar nuestra existencia como seres humanos, sin límites geográficos. Más específicamente, me he dedicado a los temas en los que ví estados límite, los bordes extremos de aquello que llamamos la dialéctica cuerpo-dinero. Por ejemplo, White Men (2011) trata sobre el comercio de partes del cuerpo de personas albinas, en Tanzania. Nos sumergimos en el punto de vista de ellos, el objetivo de la película es aquel hombre que vive con la conciencia de ser una presa. La conciencia de saber el precio de su propio cuerpo, con todas las consecuencias que esa conciencia provocan en términos de relaciones humanas, autopercepción, y la tensión hacia el futuro. Durante el rodaje de White Men y Swahili Tales (2012) tuve la oportunidad de trabajar en una mina informal. En esa ocasión, recolecté varias sugerencias sobre un acercamiento metafísico a la minería de oro, y me pareció una interpretación interesante con la cual contar esta fiebre del oro contemporánea. Como una metáfora de la mutación antropológica mundial provocada por las políticas neoliberales en la era global.
Con esa misma actitud, comencé a buscar un lugar que pueda mostrar estéticamente la conquista de un espacio, hasta sus límites más extremos, conectado con la producción de riqueza y la explotación de recursos. Así fue que encontré algunas fotos de La Rinconada. Me pareció que era lo que estaba buscando. El lugar perfecto donde realizar mi investigación.
«Mother Lode» es una producción europea. ¿En algún momento pensaron en trabajar con una coproducción peruana?
Claro. Esa fue una de las metas que tuvimos por mucho tiempo, junto con la colaboración del Ministerio de Cultura. Trabajamos en eso durante cuatro años, y a pesar de contar con los fondos para el rodaje, esperamos todo un año por la nueva ley de cine peruana. Desafortunadamente, esta no llegó, así que tuvimos que desistir porque la espera estaba poniendo en peligro al proyecto.
Cuéntanos sobre el proceso de casting. ¿Cómo fue el trabajo con los actores no profesionales? Leemos en los créditos que una familia entera estuvo involucrada.
Quien nos presentó a José [Nazario Campos] fue el poeta peruano Feliciano Mejía. Él organiza talleres de narración en las periferias de Lima desde hace varios años, y cuando le explicamos qué tipo de personaje estábamos buscando, Feliciano fue a lo seguro: nos llevó hasta José. Así fue que lo conocimos el 2016. Comenzamos a conversar, José nos contaba sobre sus primeras experiencias en la mina. Luego de unos días, intentamos incluir una cámara en nuestros diálogos con él. Noté la facilidad que tenía José frente a una cámara, y también su presencia escénica. Luego, José involucró a toda su familia, quienes nos acogieron con mucho cariño y generosidad. El trabajo de actuación se inició en esa reunión fraternal.
Luego le pregunté a José si quisiera hacer el viaje hasta La Rinconada con nosotros. Aceptó, así que viajamos juntos. En el camino, José nos llevó a la casa de su abuela maternal, en un pequeño pueblo cerca de Huancayo. Luego, nos hizo descubrir Secocha, el centro minero donde trabajó con frecuencia junto a sus hermanos. Durante el viaje fui construyendo la idea de la película junto con José, así como esbozando algunas historias a partir de unos textos que él había escrito a los 13 años, durante su primera experiencia en la mina.
José también fue crucial en el proceso de involucrar otras personas en la película, de acuerdo a la idea que estábamos creando juntos. Haber elegido a José resultó ser muy valioso también años después, durante el rodaje, ya que él era capaz no solo de actuar sino de guiar a otras personas en la actuación.
El tema de la minería en las duras condiciones en La Rinconada se ha presentado anteriormente en películas el documental europeo «Eldorado XXI», el film puneño «Amor en las alturas» de Percy Pacco. ¿Tuviste la oportunidad de ver alguna de esas películas? ¿O revisaste otras películas relacionadas al tema o a la locación?
Traté de ver la mayor cantida de películas posibles, tanto sobre minería en general y sobre La Rinconada. Comenzando con el que es, probablemente, el precursor de los relatos cinematográficos sobre el oro y la minería: «Greed», de Von Stroheim; hasta el más reciente «Good Luck», de Ben Russell; pasando por «From the Depths», de Valentina Pedicini. Y traté de ver todos los filmes grabados en La Rinconada. Por ejemplo, «Girl Rising», una película enfocada en la condición de las mujeres en el ande.
También descubrí «Amor en las alturas» en YouTube. Es una película muy distante de mi gusto, pero fue útil en la fase de desarrollo.
Mi relación con «Eldorado XXI» de Salomé Lamas fue más cercana. Vi esa película pero también tuve la oportunidad de conocer a Lali Madueño, productora de campo del film, con quien ahora somos amigos. Fue una comparación fundamental para entender la especificidad del trabajo que yo quería hacer, y para organizar la logística del proyecto. Este intercambio de ideas me ayudó mucho a entender cómo la estética y la narrativa de «Mother Lode» dependería de la logística.
Otra película en la que pensamos luego de ver «Mother Lode» es «Viejo calavera» del boliviano Kiro Russo. ¿Conocías ese film?
Admiro el trabajo de Kiro Russo, y me encanta «Viejo calavera». Por supuesto, existen similitudes entre su película y la mía. Primeramente, toda la dialéctica entre realidad y ficción que ambas películas proponen, así como algunas opciones de puesta en escena. Sin embargo, «Mother Lode» es un cuento de hadas contemporáneo, es un film más abstracto, que quizá habla más sobre la relación entre el hombre y el dinero que sobre la condición específica de los mineros. O más bien, la condición específica de los mineros, de Jorge y sus compañeros, está en el centro del film pero siempre se refiere a una condición humana más universal. Básicamente «Mother Lode» es una tragedia griega, en la que se evoca constantemente a la violencia, se cierne sobre todos desde el primer minuto pero siempre permanece fuera de la pantalla.
Tú eres fotógrafo, y ese es un los aspectos por lo que destaca tu película, su tratamiento fotográfico y el poder visual de sus imágenes. Respecto a eso, ¿por qué elegiste el blanco y negro?
Estudiando el «mundo del oro», me sentí abrumado por las proporciones de la tragedia histórica que lo caracteriza. No hubiera podido abordar este tema sin tener siempre en mente el costo humano. Es una historia de millones y millones de muertes. Y el minero nunca ha tenido suerte en esta historia. Esta condición me sugirió el mito de Sísifo. Un esfuerzo enorme que no produce nada tangible por sí mismo, y que se repite indefinidamente. Así que busqué una opción fotográfica que pudiera expresarla. Y un hecho obvio es que en blanco y negro el oro es indistinguible de la roca más vulgar. Por eso elegí trabajar en B&N. Esta elección también me permitió mantener estéticamente la estructura de cuentos de hadas que tiene la película, y obtener un poco más de una dimensión temporal indefinida.
La historia del protagonista José Luis Nazario puede ser un reflejo de la explotación laboral y la vida migrante en el Perú. Pero a pesar de la desesperanza mostrada, surge lo festivo y arraigadas tradiciones culturales. Tu película juega con ese sincretismo. ¿Cuál es tu posición ante las voces críticas a ciertas películas por dar una mirada condescendiente a la pobreza? Lo que por aquí llamamos ‘pornomiseria’.
Debo decir que no tengo un pensamiento estructurado sobre este tema. O, más bien, no tengo una crítica feroz contra la ‘pornomiseria’. Creo que sí está relacionado con un acercamiento paternalista. Y pienso que ese paternalismo deriva de un complejo de superioridad, usualmente inconsciente, que el narrador aplica al sujeto de su historia, de su película. Pienso que es un acercamiento que involuntariamente, y probablemente inspirado por buenas intenciones, transforma al sujeto en un objeto.
Esto es algo que me preocupa en un nivel de relaciones humanas. Pero desde una perspectiva intelectual, considero que es una actitud contraproducente, porque transforma el discurso en una tautología.
Me encanta este trabajo porque tengo la posibilidad de conocer gente. En la base de mi trabajo existe un deseo por una relación de lealtad mutua. Una relación respetuosa e incluso afectuosa, entre iguales. La necesidad de reconocerme en el Otro, es lo que me mueve más que contar su historia. Así que, creo que esta actitud previene cualquier deriva paternalisa.
Además, en mis películas me gusta mucho mostrar la alegría, me gusta mostrar como la gente es capaz de disfrutar la vida. Mostrar la calidad de sus vidas es muy importante, porque con frecuencia ellos viven realidades terribles. Uno no puede encontrar este tipo de alegría solo, así que es el único remanente de felicidad que estas personas pueden alcanzar en sus vidas devastadas. Puedes lograr entenderlos mejor al mostrarlos no solo en sus momentos de sufrimiento, pero también en sus momentos de goce.
Eso fue lo que también encontré en La Rinconada. Una comunidad de gente sumergida en problemas pero con un deseo real de tratar de disfrutar sus vidas, de mejorar sus condiciones y de superar las dificultades a través de la cohesión comunitaria.
¿Tienes planes para estrenar «Mother Lode» en Peru? ¿Cómo crees que pueda ser recibida por acá?
Tuve la suerte de realizar una función de prueba con una pequeña audiencia de peruanos, compuesta principalmente por profesionales. Estoy muy contento con los primeros comentarios que recibí de ellos.
Sí me gustaría que la película se distribuya en Perú, y pienso que sería bien recibida. La minería de oro está siempre en el centro del debate público en el Perú, pienso que la película habla sobre ese tema de una manera respetuosa, incluso siendo a través de la mirada de un director europeo. Creo que «Mother Lode» le da una voz al malestar, el miedo y la esperanza de miles de peruanos.
Por último, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
La pandemia ha tenido un gran impacto en mi inclinación por un cine mundial. Como todo el mundo, mi horizonte actual es mucho más estrecho que antes. Sin embargo, esto me ha permitido empezar a desarrollar un proyecto que he tenido en mente durante años, una película situada en las afueras de una ciudad postindustrial, en el norte de Italia. Se ubica en un área gris entre el crimen y los intereses económicos vistos desde la perspectiva de un grupo de adolescentes. El punto de quiebre en esta película será la violencia contra las mujeres.
Entrevista realizada por Alberto Venero Torres y Laslo Rojas, el 15 de octubre de 2021, vía email.
Textos y traducción: Laslo Rojas.
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