“Lucha Fuentes: la leyenda vive” es un documental estrenado en agosto del 2021, dedicado a la ídola del voleibol nacional Luisa Estela Fuentes Quijandría. Es el primer largometraje que dirige el realizador Kevin Carbonell Allende (Lima, 1990), quien previamente había dirigido un mediometraje sobre la imagen del Señor de los Milagros.
El documental sobre Lucha Fuentes tuvo un lanzamiento inusual, al distribuirse en librerías en formato de libro más Blu-ray. Respecto a esta nueva producción, y para conocer más detalles de su realización, conversamos aquí con el director:
Kevin, revisando un poco sobre ti, vemos que tu carrera está muy relacionada al periodismo y la televisión ¿Qué trabajos tuyos quisieras destacar en estas áreas? ¿Cómo así te inclinaste por el documental?
Soy periodista. Siempre he ejercido con los ojos en la frase “El periodismo es el primer borrador de la historia”. Más aún si en el camino de la carrera es común encontrarse con realidades polémicas que solo el futuro se encargará de terminar de narrar. Eso hace que la investigación y la documentación sean importantes para mí al momento de escribir un informe, un reportaje, hacer una entrevista o producir un documental. Esa rigurosidad puede ser el punto de partida para ir más allá y producir algo realmente nuevo, como lo fue “El verdadero rostro del Señor de los Milagros” (2017), un documental que empezó como un reportaje de 2 ó 3 minutos, que me había propuesto realizar para el canal de televisión donde trabajaba, pero con rigurosidad de investigación. Al acercarme a esta historia: yendo a fuentes bibliográficas confiables, platicando con personas involucradas en la devoción y, sobre todo, haciéndome todo tipo de preguntas, fui descubriendo más sobre este fenómeno histórico religioso maravilloso. Así, de pronto, te das cuenta que el producto periodístico, aparentemente pequeño, se convierte en un documental que hoy los canales de televisión más importantes del Perú quieren difundir, los museos de Lima más famosos quieren exhibir y las comunidades peruanas en el extranjero quienes presentar allá afuera. Así como este ejemplo que te acabo de plantear empezaron otros de mis documentales.
Ese documental previo parece tener un significado especial para ti, tanto por lo religioso como por la manera de abordar la investigación ¿Crees tú que, sin la experiencia de ese trabajo, hubieras logrado producir el largometraje “Lucha Fuentes: la leyenda vive”?
Definitivamente “El verdadero rostro del Señor de los Milagros” ha sido importante para el desarrollo de mis documentales posteriores. Sin su existencia, tal vez no estaríamos conversando ahora, probablemente no existiría hoy “Lucha Fuentes: la leyenda vive”, el documental que inmortaliza la figura de la más grande deportista que ha tenido el Perú. Creo que “El verdadero rostro…” me sirve como guía para desarrollar cualquier otro trabajo audiovisual. Por ser un documental religioso, recoge las pautas de investigación periodística necesarias para no caer en banalidades. Ese trabajo ha sido bien aceptado no solo por la comunidad católica, al punto de que la Conferencia Episcopal Peruana lo haya galardonado con el Premio Nacional de Periodismo Cardenal Juan Landázuri Ricketts, sino por, incluso, personas que no se identifican con lo religioso, pero que necesitan conocer la historia real.
En el documental sobre Lucha Fuentes, lo primero que llama la atención es lo bien conservado del archivo fílmico y sonoro utilizado (sobre todo la del partido de despedida de Lucha en el Coliseo Amauta). ¿Cómo fue esta etapa de recolección de imágenes? ¿Lograron restaurar parte del material?
Todas las imágenes estaban en cintas muy antiguas, la mayoría en Betamax. Se logró digitalizar el contenido con mucho cuidado. Fue un proceso largo, pero conveniente. Algunas cintas eran de la colección de nuestra protagonista: Lucha Fuentes, especialmente las que contenían imágenes de archivo familiar. Según me contó ella misma, esas imágenes no se visualizaban desde hacía varias décadas, así que, incluso, también para ella fue una grata sorpresa ver nuevamente las imágenes de su juventud en tan alta calidad. Ciertas escenas antiguas tenían que pasar por tratamiento de audio. Demandó mucho tiempo y había que trabajar con responsabilidad.
Y hablando del Coliseo Amauta, es curioso que ese espacio es como un personaje más en el documental. Conecta el pasado y el presente. Y hasta las entrevistadas se sienten a gusto visitándolo. ¿Siempre se manejo la posibilidad de que este fuera el gran escenario dentro del documental y por qué?
Siempre tuve en mente que el Coliseo Amauta fuese el gran escenario. Pienso que ningún otro lugar pudo ser mejor que aquél donde Lucha Fuentes se despidió del voleibol para siempre, en el año 1979. Sentí que fue un saque mate cuando pude ver en persona el regreso de la leyenda, después de 40 años, a ese recinto. Las escenas que se grabaron allí tienen un misticismo especial, entenderás el porqué. Y gracias a los cuidados que le da la comunidad Agua Viva, el Coliseo Amauta hoy conserva ese elemento irremplazable: la historia. De ahí a que el lugar sea la conexión del pasado con el presente, muy favorable para el documental. ¿Se barajaron otros lugares? Claro que sí, y en todos logramos grabar, pero el Coliseo Amauta fue primordial.
Vemos en la obra que la cámara se desplaza junto a los entrevistados aportando así dinamismo al relato y también observamos que ellos interactúan mucho contigo (apareces en varios momentos). ¿Por qué optaron por estas propuestas en lo visual?
Cuando se trata de grabar un documental, nada debe ser pautado. Mi papel como productor, por supuesto, me permite anticipar lo que vaya a ocurrir durante las grabaciones, pero eso no significa que sepa lo que va a ocurrir con exactitud. Uno facilita el contexto a los protagonistas, decide dónde grabamos, etc. y luego, cuando estamos en el campo, todo es probable que ocurra, y todas esas probabilidades tengo que tenerlas presente para saber manejar el rodaje. En este caso se decide que, por momentos, se me muestre en cámaras para facilitar el desempeño de los entrevistados, para que se olviden, por un momento, de que existen cámaras que están grabando y para que todo fluya natural. No aparecer fue la primera opción. Por eso, en el documental no siempre aparezco. Solo se me puede ver en ciertas escenas grabadas, por ejemplo, en el Coliseo Amauta, lugar donde casi todos los protagonistas del documental confluyen. La cámara viajera sirvió en este escenario para dar dinamismo al relato, como lo haz apuntado.
Aunque el documental es un casi homenaje a la gran voleibolista peruana Luisa “Lucha» Fuentes Quijandría, también se destaca la figura del entrenador japonés Akira Kato, que tal vez, fuera del ámbito deportivo, todavía se conoce muy poco. ¿Buscabas reivindicarlo de alguna manera con este trabajo?
Sí, porque si hablas de Lucha Fuentes, nuestra gloria deportiva, sin mencionar a Akira Kato, es como jugar un partido de voleibol sin pelota. Akira descubrió el potencial de Lucha Fuentes cuando era apenas una niña de 13 años, cuando en su mente jamás pasó el sueño de convertirse en voleibolista. Y me rectifico: más que “descubrir”, utilizaré la palabra crear. Akira creó a Lucha Fuentes. Tienen que ver el documental para que entiendan por qué lo digo.
“Morena, Linda y Trome” se lee en uno de los titulares de antaño sobre Lucha Fuentes que muestras en tu documental. Eso nos puso a pensar sobre cómo los medios presentaban a nuestros referentes afroperuanos y si solo se destacaba a aquellos relacionados al deporte. Tomando en cuenta su relevancia actual, ¿por qué se optó por no abordar con profundidad el tema del racismo con tu protagonista?
Porque ella nunca tuvo problemas de ese tipo. De hecho, el tema fue abordado en una de la tantas entrevistas que tuve que hacer a Lucha Fuentes, y no hubo mucho qué decir sobre ello. A nuestra legendaria deportista nadie la discriminó por nada. Ella ocupaba primeras planas por su trabajo, no por escándalos como los que hoy se destacan en deportistas ni por ser víctima de nada.
A propósito de la protagonista de tu documental, ¿cómo crees que el cine y el audiovisual peruano ha retratado a personajes del deporte y la cultura afro? ¿Has hecho seguimiento de esto durante la elaboración de tus propios proyectos?
No subdividiría las obras por blancas o negras, creo que una obra debe resaltarse a sí misma como obra, y un director debe evitar usar el formato para hacer proselitismo o activismo. Si tu protagonista es negro o blanco, no lo reduzcas a ello. Y, a tu pregunta sobre si resalto algún trabajo ajeno, te digo que aprecio todos los trabajos originales que se hacen en nuestro país, me encanta mirar pero no con ojos de crítico de cine. Solo digo que hay mucho talento.
Tu documental nos resultó un trabajo muy cálido, respetuoso y sabe reflejar el cariño de quienes conocen y compartieron momentos con Lucha. Un entrevistado lo resume bien: “No fue solo voleibolista, fue una gran persona”. ¿Qué destacas tú de ella? ¿Sientes que eso se refleja en tu documental?
¡Qué bien lo resume Jorge “El Chupo” Arriola! Lucha, en verdad, es una gran persona. En eso coincido con Jorge y contigo que, por lo visto, después de ver el documental, y sin conocer personalmente a Lucha Fuentes, crees que es una gran persona. Te has quedado con esa imagen de ella, no solo porque alguien lo dice en el documental, sino porque se ve. Y como en este tipo de trabajos nada está guionado, todo es auténtico, lo que ves es lo que es.
Suponemos que Lucha Fuentes ya tuvo la oportunidad de ver el documental terminado. ¿Te hizo algún comentario o reflexión que podamos saber?
Lucha Fuentes se rindió en lágrimas al verse en un documental. Hasta en eso es una mujer sencilla, grande. Hubo momentos en que también reía, o reflexionaba. No esperó pasar de una emoción a otra al ritmo del documental, me contó. Nunca me dijo que retirara ni que agregara nada, incluso hay partes en que ella emite opinión sobre temas polémicos, y sobre eso me hizo ningún pedido de edición. Lucha Fuentes es muy respetuosa y, desde un principio, confió en el criterio de mi equipo.
Nos llama la atención además que se optó por un lanzamiento en formato libro más Blu-ray del documental (lo mismo fue con tu trabajo previo). Esto es algo poco habitual en el mercado audiovisual peruano. ¿A qué se debe esto? ¿La pandemia tuvo que ver con esa decisión?
Se hizo esta edición como guía para prepararnos al documental. Las páginas del libro (que ya están en librerías) vienen con los times exactos de los capítulos del audiovisual. Es un estilo que hemos dado a todos nuestros proyectos que estén bajo el sello de Docu Film. Al público le ha fascinado, lo ha recibido bien. El libro + documental pueden encontrarlo en Book Vivant, Librería El Virrey de Lima, Heraldos Negros y también pedirlo, a un precio especial, o hasta autografiado, en la página oficial de Instagram del documental: @laleyendavivefilm
Siguiendo con la distribución, ¿La exhibición del documental será por televisión nacional como con tus anteriores documentales? ¿Contemplan participar en festivales o en proyecciones públicas en espacios alternativos?
Nos encantaría recibir propuestas para presentarlo en espacios alternativos o en festivales. Mi productora siempre trabaja estos documentales para ser difundidos masivamente por televisión, creemos que favorece a todos. “Lucha Fuentes: la leyenda vive” está pronto a ser estrenado. América Televisión tiene los derechos para hacerlo. Debo destacar su apuesta por la producción nacional.
¿En qué proyectos cinematográficos estás trabajando ahora? ¿Algo que puedas adelantar?
No puedo adelantar mucho, solo diré que se vienen nuevas historias contadas por sus propios protagonistas y desde la mirada inusual. Sobre lo que sí puedo hablar es del libro + documental de “El verdadero rostro del Señor de los Milagros”. Hay nuevos datos sobre la devoción más grande del mundo. Los invito a seguir el Instagram @elverdaderorostrofilm
Y la del cierre: Si tuvieras que resumir en una palabra lo que le ha dado el documental a tu vida, ¿Qué sería?
Razones.
Entrevista realizada por Alberto Venero Torres, el 3 de febrero de 2022, vía email.
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