Originalmente, una serie de trece capítulos enfocados en hacer una búsqueda intensiva a personajes originarios de comunidades indígenas en Brasil aportando a la sociedad desde distintas ramas y que lograron dominar y hacerse de los discursos y herramientas propios de la modernidad urbana. Sou moderno, sou indio (2021) es en síntesis eso; biografías de ciudadanos que adicionalmente están generando un impacto que ponen como precedente el importante protagonismo de estos para la nación en dicho país. El director Carlos Eduardo Magalhaes hace un registro de testimonios atendiendo a varias corrientes académicas: comunicación, medicina, antropología, ingeniería, arte y su diversidad de expresiones, y otras más. Varios de estos canales son espacios tomados por personas que, en efecto, han efectuado una apropiación cultural. No estamos hablando de personas que se contentaron únicamente con aprender las teorías o métodos propios del orden mundial. Esta apenas es la primera fase. Lo que celebra este circuito de cortos es que ese conocimiento adquirido, posteriormente, fue usado para beneficio de la visibilización y trascendencia de las culturas en cuestión.
Un ejemplo de los tantos es el caso de una rapera indígena. Está el estilo urbano solo que bajo un idioma de su pueblo originario. A eso suma además su dedicación a un espacio virtual en donde se difunde su catálogo y de paso impulsa y se conecta con otras voces procedentes de toda Latinoamérica. Es decir; vemos así a muchos sujetos comprometidos a estirar una red que logre expandir su territorio. Desde esta perspectiva, se podría decir que se hace una lucha por diluir las fronteras espaciales que impedían el conocimiento y la aceptación de estas poblaciones. Indirectamente, Carlos Eduardo Magalhaes nos pone por delante una ventana optimista en donde la posición de las comunidades indígenas en la nación brasileña será una garantía y, por consiguiente, habrá un momento en que ya no se hablará de comunidades minoritarias. Esto no necesariamente implica una proliferación física. El solo hecho de que más personas ajenas a esos circuitos culturales se enteren de la existencia de métodos, conceptos y costumbres de esos pueblos originarios, ya anularía la idea de identificarlos como minoría o culturas no oficiales.
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