La ópera prima del director español Borja Alcalde Rubio no podía mostrarse más ambiciosa respecto de lo que pretendía graficar desde el seguimiento a una familia peruana que ha optado por una vida alternativa y un profundo respeto por la naturaleza. Así, el clan integrado por el artista Sergio Rey Sun Han, su esposa y shamana, Carmen Rosa Santillán, y sus hijos Valentín, Antu y Lua, deja su hogar en el Valle Sagrado de Urubamba para iniciar un viaje en camioneta por el Perú que terminará por reencontrarlos con la Amazonía, lugar donde pasaron cinco años de sus vidas y que es la inspiración para los propósitos que se han hecho como grupo.
De arranque, no estamos en los terrenos de ficciones con visiones que podrían parecer similares por el rompimiento con ciertos códigos de la convivencia en un mundo capitalista como “The Mosquito Coast” (1986) de Peter Weir o “Captain Fantastic” (2016) de Matt Ross, donde la comunión con los principios que rigen a esas familias son obligados desde una perspectiva con no poco dogmatismo. En este caso, se trata de un documental en el que el punto de vista se vuelve difuso respecto a los principios que rigen para el grupo. Ya desde la presentación, queda claro que las reglas no son de hierro a la vista de adolescentes que no están aislados de hábitos comunes del consumismo como los videojuegos y los celulares, y que hasta cuestionan o se expresan con sorna de la misión que sus padres se proponen desde su mirada “New Age”.
La parte discursiva a cargo de Sergio y Carmen Rosa, y reflejada con voces en off que pretenden dejar en claro el propósito espiritual que guía a la familia, terminan siendo expresiones vacías y con una ligera dosis de delirio a la luz de la convivencia diaria. Ambos parecen querer convencerse a sí mismos todo el tiempo al apelar a ese recurso que se desgasta en la medida que predican solo para ellos. Pero este aspecto no es un elemento que el director pretenda exaltar con el fin de agudizar las contradicciones familiares. Más bien, es algo que les otorga a ambos protagonistas un rol de narradores de privilegio, cuyo punto de vista se impone como una suerte de “expresión oficial” que no condensa el sentir de todos y más bien confunde con respecto al rol del observador y sus observados, dudando entre admirarlos y cuestionarlos.
La puesta en escena, si bien se vale de un tratamiento visual que apela a la cámara en mano para darle naturalidad a un registro que busca emparentarse con el espíritu de paisajes de naturaleza salvaje que invitan a la reflexión desde lo contemplativo, también recurre a tomas aéreas desde un dron que ya forman parte de un estilo más ligado a nuevos convencionalismos o formas de retratar videos con propósitos turísticos y que contradicen ese naturalismo que se pretende exaltar desde la espontaneidad. “La sagrada familia” (The Sacred Family, Escocia – 2022) por momentos se deja llevar por esa tentación por seducir al espectador con la exaltación por el reencuentro con la naturaleza y por la noble misión de invocar al respeto con un mundo violado tantas veces en nombre del progreso, pero aunque tiene momentos en los que las intervenciones de los miembros más jóvenes del clan le dan frescura a la narración al expresar sus incomodidades y dudas, ello no es suficiente para encaminar la historia por un tránsito de tesis, antítesis y síntesis.
Acaso la historia precisaba una cuota de malicia para mostrar sin tapujos la confrontación de un discurso que se va agrietando conforme la convivencia lo desgasta. En lugar de ello, todos esos aspectos se suavizan apelando en los momentos climáticos a una estética de videoclip recreada con canciones en las que las jóvenes voces pretenden llenar los vacíos narrativos que nos imposibilitan ver con fidelidad el fin de los sueños de sus propios padres. Entiéndase que la elipsis es un recurso más que necesario al momento de insuflar sutileza y sugerencia a un relato, pero de ninguna manera ha de ser una varita mágica que pueda compensar aquello que ha sido imposible registrar como en el caso presente.
Dato: «La sagrada familia» tuvo su premiere mundial en agosto pasado, en el Edinburgh International Festival, en Escocia. El crew contó con la participación del cinematógrafo peruano Nicolás Landa.
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