Si 2021 se sintió a medio camino entre la encerrona y el tímido regreso a la “normalidad”, 2022 supuso el primer año post pandémico para gran parte de la comunidad cinéfila. Mientras que el streaming se mantuvo al volante de la difusión del séptimo arte en 2021, en 2022 la exhibición tradicional desplegó una fuerte contraofensiva que arrancó con una eufórica y desmedida fiebre arácnida, seguida por la resurrección del cienciólogo más aguerrido del mundo y que ha culminado con el re redescubrimiento del 3D y la animación por captura de movimiento. Si lo mejor del 2021 para este servidor comprendió tragedias individuales que reflejaban la depresión e incertidumbre colectivas y experiencias musicales que intentaban distraernos de las mismas, lo mejor del 2022 en su mayoría celebra el anhelado reencuentro entre seres queridos a través de historias que reivindican la unión familiar. Ciertos títulos también han recreado o incluso alterado episodios cruentos y oscuros de la historia universal que nos
recuerdan, como la invasión rusa de Ucrania o las recientes muertes causadas por nuestro deplorable Estado peruano, que los humanos seguimos siendo nuestra peor amenaza.
El último episodio de nuestra desgraciada historia republicana algún día debería recibir el tratamiento incisivo, minucioso y potente con el que Santiago Mitre abordó el juicio a las Juntas Militares de Videla para Argentina, 1985 (3). Un título que representa una clase maestra en historia y leyes argentinas así como un tributo a la tenacidad y fortaleza universales del equipo encabezado por el fiscal Julio César Strassera. Un guion que pudo abusar del melodrama y aleccionamiento fáciles pero que, por el contrario, fue capaz de incorporar momentos espontáneos de comedia y alguna crítica necesaria al propio Strassera. Una envidiable coproducción de Amazon que mereció la suntuosidad de su estreno en Venecia y en salas de cine pero también la accesibilidad e inmediatez del gigante del streaming, evocando las que en su día tuvo el juicio real en Argentina.
Hay otros dos títulos alusivos a la historia que no ofrecen representaciones rigurosas como el de Mitre pero no dejan de ser pertinentes para reflexionar sobre el impacto de sus respectivos hechos en el presente. El estrambótico musical RRR (4) de S.S. Rajamouli hace posible que dos líderes revolucionarios que nunca coincidieron en la realidad se junten para expulsar al imperio británico a ritmo de baile. No es el típico espectáculo de Bollywood [N.E.: «RRR» es hablada en Telugu, por lo que forma parte de la industria india conocida como ‘Tollywood’. ‘Bollywood’ es la industria india de películas habladas en hindi] pues incorpora un acertado uso de la animación digital, escenas de acción trepidantes, y una excepcional crítica a la jerarquía y explotación británicas que hoy paradójicamente pueden reconocerse en los discursos de políticos conservadores británicos de ascendencia india. El siguiente título a destacar es el incomparable y entrañable Pinocho de Guillermo del Toro (5) que no tiene pierde ni como animación musical ni mucho menos como película de Netflix. El inesperado cierre de una trilogía antifascista ambiciosa a la que solo se le puede reprochar no estrenarse masivamente en salas de cine.
En cuánto a las cintas alusivas a la familia debo empezar por Almas en pena de Inisherin (10) de Martin McDonagh que retrata con mucho humor negro la amistad y enemistad prácticamente fraternales entre los personajes de Colin Farrel y Brendan Gleeson. La relación de estos amigos no requiere vínculo de sangre para ejemplificar una hermandad tan estrecha como turbulenta, casi como la de la propia isla de Irlanda trágicamente fragmentada pero que hoy está más cerca de recomponerse. El trabajo de McDonagh como guionista está a la altura de las actuaciones de Farrel y Gleeson. La otra cinta centrada en un binomio igualmente acalorado es el documental Fire of Love (8) de Sara Dosa en el que se honra la memoria de Katia y Maurice Krafft, la pareja de vulcanólogos franceses que arriesgaron sus propias vidas por amor a su profesión y a la prevención de desastres naturales. A partir de extractos de entrevistas y de grabaciones personales que resultan científica y artísticamente impresionantes, Dosa logra confeccionar un relato tan inquietante e hipnótico como la propia actividad volcánica.
Un modelo de familia más tradicional es el que concibieron los autodenominados Daniels para la nada convencional Todo en todas partes al mismo tiempo (9). Es comprensible que el drama de la matriarca interpretada por Michelle Yeoh se pierda de vista entre tanto efecto especial y situación descabellada que supone el contexto abrumador del multiverso. Pero si aislamos esta metáfora fantástica sobre los infinitos caminos que pueden tomarse en la vida, es posible identificar a una Evelyn abnegada que debe sobreponerse a sus frustraciones personales y encontrar en ella misma la clave para recuperar el amor de su insurrecta hija adolescente. Otra familia tradicional envuelta en artilugios hollywoodenses mucho más complejos es la de Avatar: El camino del agua (6), la secuela de la película más taquillera de la historia. James Cameron concibe su tribu más numerosa y alienígena (después de la de los Aliens, claro) para convencernos de formar una familia patriarcal, como una auténtica película de Disney adulta,
que busque estar en armonía con el resto del planeta. Un sermón católico modernizado que resulta tan sugestivo como la tecnología de animación que da vida al océano paradisíaco de Pandora. Es sin duda la atracción de parque temático más convincente y excitante del año.
De vuelta a un plano más realista debo destacar dos óperas primas, escritas y dirigidas por mujeres, que retratan núcleos familiares con sinceridad cruda y empatía constante. En Cinco lobitos (7) Alauda Ruiz de Azúa ilustra la transición que supone convertirse en madre y dejar de ser hija a través de la historia de Amaia. Una obra que da cuenta de los cambios positivos en la sociedad respecto a los roles de género en una familia pero que también reconoce los retos de
la precariedad laboral actual así como los problemas de pareja de toda la vida. Laia Costa y Susi Sánchez ofrecen aquí grandes interpretaciones femeninas del cine español reciente. Por supuesto que Aftersun (1) de Charlotte Wells representa para mí el retrato de familia más cautivador y la mejor experiencia audiovisual del 2022. El candor que irradian Paul Mescal y Frankie Corio como padre e hija es capaz de convertir unas vacaciones de verano de los 90 en una historia tan reconfortante y alucinante como la de los clásicos musicales que conforman su banda sonora. Nos ofrece la oportunidad para reconocer en una mujer el mismo genio prematuro que se ha celebrado súbitamente en tantos hombres.
El único título que escapa mi categorización temática y que merece cerrar este recuento es el documental musical Moonage Daydream (2) de Brett Morgen, un manjar para los oídos de todo melómano y una lección de vida para cualquier terrícola o extraterrestre de la mano del auténtico hombre estelar, David Bowie. Aunque sigo convencido de que la mejor forma de gozarlo es en una buena sala de cine, su visionado es obligado no solo para los fans del brítanico sino para cualquier cinéfilo con ganas de un viaje psicodélico sin estupefacientes. Ojalá que 2023 ofrezca más experiencias audiovisuales que nos obliguen a salir de casa y que valgan la plata descubrir a la luz de una pantalla grande.
1. Aftersun / 2. Moonage Daydream / 3. Argentina, 1985 / 4. RRR / 5. Pinocho de Guillermo del Toro / 6. Avatar: El camino del agua / 7. Cinco Lobitos / 8. Fire of Love / 9. Todo en todas partes al mismo tiempo / 10. Los espíritus de la isla
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