Polémicas del pasado
Al terminar el visionado de este documental algo resulta bastante obvio: la relevancia de la que Carlos Boyero alguna vez pudo gozar ha disminuido con el paso del tiempo, hecho que no se debe únicamente a la manera como Boyero cultivó su trabajo como un crítico de cine a raíz de un personaje tan honesto como problemático y fugaz, sino también debido al mismo paso del tiempo y a los distintos cambios que se han producido dentro de la profesión. Habiendo dicho esto, es importante aclarar que el documental se logra valer por sí mismo gracias a una realización técnica bastante correcta y funcional, pero que la manera como se exponen distintos hechos y posturas podría resultar ciertamente problemática para algunos espectadores que ven en Boyero a una figura que deja visible una clase de periodismo poco ético y profesional.
En sí, hablar de Boyero dejando de lado posturas o ideologías sociopolíticas podría resultar ciertamente difícil, sobre todo si se desea analizar una cinta que se relaciona netamente con lo que es él y lo que quiere decir; sin embargo, el documental cumple su cometido decentemente al equilibrar las distintas opiniones que rodean al famoso escritor, sin caer tan directamente en la autocomplacencia o en una limpieza de imagen por parte de los realizadores. Aunque en un principio parezca todo halagos y cumplidos, se hace de Carlos una figura lo suficientemente interesante como para querer seguir conociendo de su universo incluso si no se comparte su visión del cine o de muchas otras características del mundo moderno.
Por su parte, los distintos directores, productores y actores entrevistados ofrecen suficiente variedad de visiones, tanto del propio Carlos como del futuro del periodismo cinematográfico, bastante acertadas y con posibilidad de ser analizadas. Entre estos temas destaca bastante la comparativa entre el papel del que solían gozar los críticos de cine cuando estos eran publicados y leídos en diarios y revistas en relación a la virtualización de este proceso y como el peso de las opiniones se ha democratizado de tal forma que resulta mucho más difícil destacar y beneficiarse del medio, punto sumamente importante considerando su relación directa con Boyero, un crítico de una generación del pasado.
Volviendo a ese punto, el documental juega bastante con la forma cómo Boyero es percibido a ojos de sus colegas, haciéndose mención de una personalidad tanto conflictiva como agradable o una forma de escribir basada en la “crítica del gusto”, es decir, la opinión por encima del análisis y la argumentación que tantas polémicas ha generado alrededor del personaje, siendo una de sus más conocidas con el director Pedro Almodóvar. En este aspecto, se define su estilo como uno que ganó validez gracias a la honestidad y frialdad con que sus opiniones eran dichas, hecho que se logra complementar con la manera como Carlos dice ver el mundo y los distintos episodios que nos cuenta sobre su vida, aunque también se contradice ligeramente con la atmósfera tan calmada que la cinta presenta.
Sin embargo, al entrar en el campo de cómo Carlos se ha negado a adaptarse a las nuevas formas de difusión de la crítica y a los círculos de la misma salen a colación ciertos aspectos bastante cuestionables de su persona como su estilo de vida solitario, sus tendencias anti sistema o su constante conflicto con la corrección política. Esto nos permite ver cierta vulnerabilidad de su parte sin dejar de lado ese lado transgresor que lo caracteriza, aunque explorando más en este último aspecto, afectando el equilibrio que ayudaría a empatizar más con su persona en vez de dibujarlo como un talento con pocas debilidades.
Ahora bien, dejando de lado el enfoque del documental, la propuesta y la ejecución no resultan novedosas, sirviendo más como una introducción general a la vida de Boyero y a la manera como ha visto el mundo cinematográfico a lo largo de los años, hecho por el que es muy probable que los más ávidos en el tema puedan encontrarlo demasiado deshonesto o parametrado considerando lo movido de las vivencias del periodista. Por otro lado, visual y sonoramente hablando la cinta cumple correctamente su cometido con una edición bien lograda y una selección musical obvia pero que logra complementarse con la atmósfera.
Como comentario final, recomendaría ver la película si se desea saber un poco más de Boyero desde una perspectiva amigable e, irónicamente, poco confrontacional. No es que sea una realización destacable pero es suficientemente válida para acercarse a la vida de este controversial crítico.
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