Joyland (Pakistán – EE. UU., 2023)
Dirigida por Saim Sadiq
Escrita por Saim Sadiq y Maggie Briggs
Protagonizada por Ali Junejo, Rasti Farooq y Alina Khan
“Joyland” es una película melancólica y oscura, que contrasta de manera magistral las costumbres y las perspectivas más tradicionales de una familia pakistaní, con las experiencias transgresoras de uno de sus miembros. Ciertamente no es un filme que los dejará sonriendo de boca a boca, pero sí es una historia que los dejará pensando sobre temas relacionados a la identidad de género, la discriminación, los roles de género, y la sexualidad. No me sorprende, entonces, que haya sido relativamente controversial en sitios como IMDb (más que nada con comentadores claramente homofóbicos).
Haider (Ali Junejo) es el hijo más joven de una familia tradicional de Pakistán. Se encuentra desempleado, lo cual no fastidia mucho a su esposa, Mumtaz (Rasti Farooq), quien la pasa bien trabajando en una peluquería. Pero Haider nunca puede satisfacer a su controlador padre, quien le pregunta siempre sobre su trabajo, claramente avergonzado de que sea, básicamente, un amo de casa. Todo esto cambia cuando nuestro protagonista es llamado por un amigo, quien le consigue un trabajo como bailarían para la artista transgénero Biba (Alina Khan). Lo que inicialmente parece ser una nueva oportunidad para Haider, rápidamente se convierte en una situación que terminará por cambiar su vida —y la de su familia— para siempre.
“Joyland” no es una película que vaya a juzgar a sus personajes —más bien, lo que hace es presentarlos como lo que son: seres humanos fallidos y complejos. Haider es un hombre cobarde y hasta algo egoísta. Biba, aunque bienintencionada, puede llegar a ser algo agresiva. Y hasta Mumtaz protagoniza algunos momentos inesperados, siendo una mujer claramente reprimida en lo que se refiere a su propia sexualidad. Puede que “Joyland” no se mueva a paso acelerado, pero siempre tiene algo que contar, adentrándonos en esta sociedad que, a pesar de estar muy lejos de la nuestra, no se diferencia demasiado de lo que podemos vivir en el día a día. “Joyland” es incómoda e imprevisible —como varias otras películas en el festival—, pero es precisamente por eso que uno no puede dejar de verla.
Bad Behaviour (Nueva Zelanda, 2023)
Dirigida y escrita por Alice Englert
Protagonizada por Jennifer Connelly, Ben Whishaw y Alice Englert
Relaciones entre madres e hijas. Las consecuencias de haber trabajado en el negocio del entretenimiento desde la infancia. Y porqué no —y de manera súper metatextual—, el ser una “nepo baby”. Todos estos son los temas que intenta tocar el debut como guionista y directora de la australiana Alice Englert en “Bad Behaviour”. (Englert también es actriz, la vimos anteriormente en “Criaturas hermosas” o “Ginger y Rosa”). Lo que tenemos acá es un drama con toques de comedia negra que, a pesar de ponerse demasiado obtuso hacia el final, de todas formas logra tocar al espectador con momentos bastante memorables, todos anclados en las excelentes actuaciones de Jennifer Connelly y la mismísima Englert.
Connelly interpreta a Lucy, una ex actriz infantil que decide ir un retiro organizado por una suerte de gurú espiritual llamado Elon (Ben Whishaw). Se trata del tipo de lugar en el que nadie puede usar tecnología, ni para entretenerse ni para comunicarse con el mundo exterior, y donde se pasan los días conversando entre ellos, tratando de llegar a algún tipo de “iluminación”. Y Englert interpreta a Dylan, una doble de riesgo y acción para películas que se encuentra trabajando en Nueva Zelanda, intentando probar que puede valerse por sí misma. Madre e hija comienzan la película separadas, pero eventualmente un suceso inesperado las obligará a reencontrarse y confrontar sus demonios internos.
Englert (hija de la directora Jane Campion, quien además cuenta con un cameo en “Bad Behaviour”) nos adentra en una sesión de terapia de poco más de hora y media, en donde parece querer demostrar que puede separarse de la reputación de su madre, valiéndose por sí misma como artista. Y hasta cierto punto lo logra. “Bad Behaviour” es una película hecha con confianza y aplomo, por momentos estereotípicamente “artística” o “de festival”, pero en general, emotiva. Resulta casi imposible adivinar cómo la trama irá avanzando, y aunque ciertos momentos se pueden sentir gratuitos —como un intento de escena de sexo entre Dylan y otro personaje—, son Englert y especialmente Connelly las que nos mantienen con los pies sobre la tierra. Notable debut como cineasta para Englert (sí, sí, una “nepo baby”, ¡pero ella parece saberlo!), de quien estaré esperando grandes cosas en el futuro cercano.
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