Ellas hablan (Women Talking, 2022): Una decisión matriarcal

Una tendencia que puede verse en el medio audiovisual en general es la de cuestionar patrones de comportamiento social que, muchas veces, pueden escaparse de nuestra vista por no afectarnos personalmente. Dicho esto, es interesante ver cómo el cine es capaz no solo de transmitirnos estas realidades por medio de historias de lo más diversas, sino que incluso puede hacernos sentir parte de ellas gracias a los distintos recursos narrativos, visuales y sonoros con los que cuenta. Sin embargo, es claro que así como hay obras que logran aprovechar las posibilidades que les ofrece el medio, hay otras que, partiendo de un argumento de potencial interés, no terminan de desenvolverse correctamente.

Es así como, con una fuerte carga feminista, Women Talking (2022) nos introduce en una pequeña comunidad rural con gran devoción religiosa donde las mujeres, luego de una serie de agresiones sexuales por parte de los hombres, deben decidir que hacer al respecto: irse, quedarse con las manos cruzadas o pelear. A partir de esta premisa, la directora Sarah Polley desarrolla una serie de charlas que cuestionan tanto al sistema social patriarcal como a la religión, dando vida a una película que comete más errores de los que debería debido a una ejecución inconsistente en lo que a tono y ritmo refiere.

En primer lugar, resulta necesario hacer hincapié en cómo el filme maneja los diálogos y las interacciones al ser estos parte fundamental, pues se trata de una historia donde la discusión y el intercambio de opiniones toma principal protagonismo. Dicho esto, es posible observar cierta sobreexposición e incluso redundancia al momento de analizar las interacciones, es decir, a pesar de que los puntos de vista que la película presenta respecto a las problemáticas antes mencionadas son sumamente variados, logrando enfocarse tanto en el lado sentimental como racional de estas mujeres, es la estructura y la manera cómo se realiza el intercambio de palabras lo que provoca cierta pesadumbre y resta interés con el tema a tratar, consistiendo en su mayoría por oraciones sumamente largas y reiterativas como si se ignorase la capacidad del espectador por entender el conflicto. 

Por otro lado, la película termina brindando una conclusión satisfactoria y lógica dejando de lado su problemático desarrollo, el cual sigue siendo capaz de generar interés en los momentos donde el conflicto que significa tomar una decisión tan difícil florece, dejando en vilo una profundidad que va desde emociones como el trauma, el miedo, el rencor y el amor hasta ideas mucho más complejas como la manipulación de la religión por parte de ideologías machistas o el enfrentamiento del patriarcado abusivo mediante el perdón. No obstante, son los personajes de esta obra los que no terminan de dotar de credibilidad a la situación incluso si las actrices ofrecen actuaciones competentes. Por un lado, tenemos subtramas pobremente desarrolladas como el romance entre Ona y August o la de la hija enferma de Salome mientras que, por el otro, se siente la distancia que marca la película con estos al estar tan al pendiente de contar las cosas y no mostrarlas o sugerirlas con sutileza, empatizar resulta más en una obligación que en una decisión.

Volviendo a lo antes mencionado, no es que la película no muestre absolutamente nada a la audiencia, sino que lo hace de una manera sumamente efectista y melodramática, agregando flashbacks casi parpadeantes que parecen más buscar el shock con un acompañamiento musical casi espiritual. De hecho, melodrama es una palabra con la que fácilmente podría describirse varias secuencias de la película, la cual se encuentra tan sobrecargada de momentos lacrimosos que provocan que muchos de estos pierdan fuerza debido a la saturación, el filme no sabe equilibrar su tono correctamente. Mención también a la voz en off presente especialmente durante el primer acto del filme la cual, tras cumplir con una papel introductorio bastante correcto, resulta intrusiva en las ocasiones donde es posible entender lo que pasa sin necesidad de una explicación.

Finalmente, es necesario hablar de la cinematografía la cual, a pesar de estar conformado por ciertos movimiento de cámara y composiciones visuales bastante cautivantes que dotan a la película de imágenes tan desgarradoras como esperanzadoras, está cubierta por un filtro gris que sustrae toda la vitalidad que una película como esta debería transmitir hacia el final de su recorrido, dando espacio a una atmósfera oscura y exageradamente deprimente que termina por contradecir la conclusión de la historia. Por su parte, tanto el diseño de producción como el de vestuario logran recrear el estilo de las comunidades rurales típicas pero sin ofrecer nada necesariamente increible, solo funcional y bien hecho para lo que se desea caracterizar.

En conclusión, la película no es capaz de alcanzar la ambición que pretende debido a una ejecución poco sutil y realista. Clara está la relevancia que tienen estas historias considerando las tendencias modernas que buscan reconstruir ideales patriarcales poco ortodoxos, sin embargo, no se trata únicamente de contar la historia, sino también saber contarla.