[Festival Al Este] «La era olvidada» (2023), de César Miranda

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Cuando César Miranda (Lima, 1980) empieza a dar algunas pistas de lo que es su opera prima hace una “advertencia” al espectador diciendo que su formación como cineasta no está en el Perú, que él ha sido estudiante de cine en Cuba y Polonia. Tal vez por esto “La era olvidada” sea una pieza que no sigue una tradición canónica dentro de cierto cine latinoamericano, y que tampoco se ubica dentro de tendencias más actuales de la producción peruana, sino que es ella por sí misma. Sus propuestas estéticas y narrativas dialogan con la gran historia del séptimo arte del siglo XX, y acarician las formas de puesta en escena de algunos de los episodios más sobresalientes de la nueva televisión del siglo XXI (quizás también con algunas series de décadas pasadas).

La secuencia animada inicial, firmada por Sofya Nabok, es el primer gesto en “La era olvidada” de reunir en una misma obra muchas referencias cinematográficas, la presentación de la leyenda que va poner en escena el director la hace desde un diálogo íntimo con la celebrada animación polaca como una escuela reconocida en el mundo. Desde este lugar empieza a perfilar las relaciones que va a establecer con el propio origen de lo que quiere narrar, aquello que se universaliza, y que puede tener un rostro cualquiera ante una geografía que no es precisamente identificable.

Miranda filma en los Andes [en el Bosque de piedras de Huayllay, en Pasco], y esto no es tan importante; y a su vez le da un carácter a la obra. La hace ser de un lugar, del mismo modo que la despersonaliza. Hace un ejercicio donde el lenguaje audiovisual está por encima de las apreciaciones geográficas. Así deja en claro que lo suyo es de todos. La historia que va narrar es sólo una excusa para dejarse llevar por la estética que busca, y es por eso que la película tiene un valor particular, porque esa búsqueda permite que la cinefilia despierte constantemente en un horizonte que ya no le pertenece a su realizador, sino que se entrega para quien vea la obra. Como esas grandes piezas de arte, esta devuelve al espectador una conciencia de la experiencia personal, la cual se apropia de aquello que no se está diciendo.

La importancia de hacer visible en la película, por ejemplo, lo escrito. El valor de ese lenguaje de lo que se escribe, esa forma que existe de otorgarle importancia a aquello que queda de la humanidad, es también una manera de reafirmar el compromiso por dejar hecho aquello que sea una nueva referencia, volver a ver, o volver a leer, entonces es una manera de decir que lo importante queda. Por eso mismo, la película “se queda”, es un detonador de otras ideas, de muchos otros discursos visuales y teóricos.

“La era olvidada” tiene desde su título una evocación de la(s) memoria(s), por eso la ausencia es tan importante, porque es presencia en otros niveles de la reflexión humana. Miranda crea un universo paralelo, pero este está dotado de muchas significancias y significantes de nuestro propio tiempo. Tal vez ahí radica mucho de lo que la película despierta.

Nota: «La era olvida» tendrá su estreno mundial en la Competencia Primera Línea del Festival Al Este, que se realiza en Lima desde el 19 de abril.


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