Entrevista a Michelle Garza, directora de «Huesera» (2022)

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La cartelera comercial peruana aloja esta semana el estreno de la ópera prima de la mexicana Michelle Garza Cervera (Ciudad de México, 1987), quien estuvo por estos lares en agosto del año pasado, presentando su película en el último Festival de Lima, y luego participó en el Festival Insólito de Cine Fantástico, donde fue la ganadora de la competencia internacional de largometrajes, además de recibir una mención a la mejor dirección. Coproducida entre México y Perú, «Huesera» explora en los temores de la maternidad a través del cine de género y nos presenta a una prometedora realizadora.

Compartimos a continuación nuestra conversación con la directora Michelle Garza. Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad:

Michelle, ¿cuál fue el punto inicial de esta película?

Estudié cine en México, luego hice una maestría y muchos cortometrajes un poco con la etiqueta de horror o ciencia ficción. Sabía que tenía que dar el paso al largometraje y enfrentarlo, obviamente siempre da miedo porque es muy diferente el formato de largo. Estuve un tiempo coqueteando con varias ideas, y encontré un tema en mi familia relacionado con la figura de una mujer que decidió irse de casa, que de verdad representaba bastante maldad para mí. Era una figura bastante oscura, de esas personas de las que no se puede hablar en la mesa. Cuando vas creciendo, obviamente la temática de la maternidad para cualquier mujer, lo decidas o no, es un tema que a diario la sociedad lo empuja, y tú misma también. Me di cuenta que era el tema del que tenía que hablar. Empecé a hacer preguntas acerca de esta figura en mi familia, difíciles de formular e incómodas. Para mí es muy brutal lo que sucede cuando cuentas una historia de una persona infame, cuando le das oportunidad de que se cuente su historia sin que sea solamente un dato sobre lo que hizo esa persona. Es como darle oportunidad a personajes que muchas veces llamamos innombrables en las familias, de contar sus historias. Me parece que es muy necesario de hacer y de ahí la catarsis que necesitan muchas veces las familias o los individuos. Así fue que, partiendo de una historia completamente distinta y metiendo mucho de mi vida personal y de mi manera de habitar la ciudad de México, y de la mano de mi coguionista Abia Castillo, nos dispusimos a escribir la historia de Valeria. 

¿Esto fue algo que compartieron ustedes al momento del escribir con tu coguionista, o fue una cosa más tuya? 

Estaba escribiendo la película antes de conocer a Abia, pero gracias a un viaje de trabajo nos tocó ir juntas a Acapulco y compartir cuarto de hotel, y empezamos a platicar del guion. Ella es una gran guionista y escritora, y me daba notas que fueron fenomenales. Fue muy rápido saber que era alguien con quien quería escribir, y desde entonces estamos escribiendo varios proyectos juntas. Abia también tiene curiosidad por el género, de mezclar herramientas clásicas del cine de horror o de la ciencia ficción para contar historias que suelen ser muy cotidianas, como tratar de mezclar lo cotidiano con estos géneros.

Michelle Garza Cervera, directora de «Huesera» (2022)

En otras entrevistas te referías a que, por lo general, no se pienda en el horror o el thriller como géneros que una directora utilice para sus películas, y que en ti se dio naturalmente esa afinidad porque desde chica escribías historias, cuentos y luego pasaste a una cosa más gráfica.

Es algo que surgió desde que era chiquita, empecé a escribir desde los ocho años. Mis padres hacían muebles, eran diseñadores industriales como el personaje en la película, pero mi mamá hacía además grabados con paisajes o ideas bastante surrealistas o fantásticas, tenía tendencia a imaginar mundos con los que escapaba un poco de la realidad y cotidianidad. Mi abuelo fue director de televisión en los años 50 en México, también tuvo influencia en mí para irme hacia lo audiovisual. Siempre tuve una tendencia hacia lo punk o lo que se define como oscuro, y no me daba cuenta que estaba tal vez muy rodeada de hombres, hasta que te vas dando cuenta que son géneros que por algún motivo han estado en manos del género masculino.  Se me hace lógico que una mujer utilice estos géneros cinematográficos como musicales porque son perfectos para expresar la experiencia femenina en el mundo. 

Has dicho también que en tu arte podías expresar tus miedos y tus pesadillas, ¿digamos que la música y el cine para ti son una manera de poder expresarlos?

Es un desfogue. Para mí en el cine hay algo que lo ves y sientes una conexión humana profunda, que te hace sentir menos solo. Muchas veces son miedos de los que da pudor hablar o compartir con la familia o tus más allegados. El cine te da esa posibilidad de conexión humana profunda, a pesar de que sea a través de una pantalla o que nunca conozcas a los creadores. Y creo que el horror sin duda es súper generoso, te da todo para hablar de las cosas más complejas de nuestra experiencia, de nuestras vidas.

Especialmente en la cultura mexicana, como la conocemos a través de películas o de historias, hay una afinidad ambivalente con la muerte, entre celebratoria y oscura. ¿Algo de eso también se puede ver en tu película? 

Muchas gracias por decirlo. De verdad que sí. Me encanta lo macabro y reírme de lo que da miedo. Algo que también me agrada del género de horror es meter elementos de comedia oscura que contrastan como respiros con un momento terrorífico. Creo que tiene que ver con cómo es la vida en México y Latinoamérica. Quedó muy claro para mí y la coguionista cuando quisimos mostrar una comida familiar en la película. Hay veces que tememos meter momentos de melodrama, mucho diálogo o comedia a una película que es autoral, pero fue un reto que quise abrazar porque así se siente en México, la gente se ríe de cosas oscuras o incómodas. Entonces, supongo que por ahí viene. A los mexicanos muchas veces no nos queda sino reírnos de tragedias o cosas complicadas a nivel social político. Porque no nos queda otra.

La protagonista Valeria, que interpreta Natalia Solián, es la que lleva el peso de toda la película. ¿Cómo fue trabajar con ella?

Fue una fortuna que llegó gracias a la directora de casting Rocío Belmont. Ella la vio hace algunos años en una obra de teatro que me había impresionado. Natalia es madre y trabajó mucho desde su experiencia personal para construir el personaje. Fue extremadamente generosa, me parece magnífica, tiene algo que hipnotiza. Me alegra mucho que la audiencia lo encuentre también en ella, como me lo han dicho muchas personas que vieron «Huesera». También porque Natalia llevaba el bagaje de su maternidad y le metió todo eso a su personaje. Tiene esa corporalidad que es brusca y viene bien con la tendencia ansiosa que tiene relación con el crujir, con algo que de repente va a explotar y te golpea. Con Natalia me encontré con una joya y quiero seguir trabajando con ella. Es como una musa.

En “Huesera” vemos detalles arácnidos en algunas escenas y objetos, como la cuna por ejemplo, que dan la sensación que una telaraña estuviera envolviendo poco a poco a la protagonista.

Así es, incluso la amiga punk de Valeria se llama Octavia, cuyo nombre alude a las ocho patas que tiene una araña. Me parece que la semilla del elemento arácnido viene de lo mucho que me impactó el trabajo de la escultora Louise Bourgeois que tiene esculturas de arañas gigantes que las trajo a México en algún momento a Bellas Artes. La escultura se llama Mamam, y justamente compara la figura de la araña a una casa y a la vez una cárcel, que dice mucho de la relación con su madre y su propia maternidad. A través de lo arácnido, de cómo las arañas con la misma red que protegen y que crían, cazan y son depredadoras, hay algo que no pude olvidar y se me quedó grabado. Supongo que poco a poco se fue cocinando algo en mí, que acompañó el proceso de escribir el guion y se volvió un elemento muy importante y estético en la película. El equipo de la película tuvo en mente que eso tenía que estar presente en muchos detalles que tal vez son muy sutiles, pero que están allí en cada cuadro, que tiene que ver con redes, tejidos y tramas que se repiten en la luz y en muchos planos. Buscamos las locaciones en base a eso y también en el vestuario, los muebles y lo que hace Valeria, tratamos que ese elemento estuviera presente, como una red que justamente la va atrapando. 

¿Qué películas o directores tuviste como referentes? De lo que vimos, el más claro parece ser “El bebé de Rosemary”.

Para mí esa trilogía de Polanski -“El bebé de Rosemary”, “Repulsión” y “El inquilino”- ha sido una gran escuela. Es justo el estilo de narrativa que me gusta en el cine de horror. Y, por supuesto “Possession” de Zulawski fue otra de las películas que estudiamos, también “Jacob’s Ladder”, Me encanta ese cine que había en los años 60 y 70, como “Don’t Look Now”, tiene una narrativa como de ensoñación y se construye con la puesta en cámara hacia el monstruo, donde hay algo que a veces es difícil de definir. Lo que define a esas películas es un estilo que tiene que ver con la puesta en cámara, y es algo que estoy trabajando y quiero construir. Ocurre que con las directoras mujeres no está muy visto de que lleguen al cine de género, pero lo vi por ejemplo en “Distancia de rescate” de Claudia Llosa, thriller que trata del acercamiento de la maternidad a través una historia, me encantó. Y así aparecen con más frecuencia historias de directoras acercándose por un lado a los géneros más vistos, más populares y a temas como la mujer adulta y la maternidad.

¿Crees que es una temática o tendencia que se está dando más en Latinoamérica? ¿O es algo que de repente ya se ha dado? 

Creo que se está dando apenas, pudiendo haber más mujeres trabajando en el género. Me resulta lógico que esa temática (la maternidad) esté ahí porque es algo que de verdad trastoca nuestras vidas, y tiene sentido que sea vista a través del género, y creo que es hora que más mujeres expresen sus diferentes experiencias con respecto a este tema. Sobre todo ahora, por lo que está pasando en Estados Unidos, donde se está quitando el derecho a las mujeres al aborto. Pareciera que son temas muy tratados, pero hay que seguir discutiendo de los derechos humanos, de la defensa de nuestros cuerpos, creo que tiene sentido que sigamos hablando mucho de eso. 

Suele mencionarse como referente del cine fantástico en México y en Latinoamérica a Guillermo del Toro. ¿Qué influencia ha tenido él entre las mujeres cineastas que trabajan el género?

En verdad lo admiro muchísimo, es un director que parte de mil universos personales, él vive en su mundo creando todo el día. Cuando fui a su exposición (en Guadalajara) me impresionó el nivel de enfoque que tiene en sus curiosidades y obsesiones. Para mí ha sido de gran inspiración, es como un camino que quiero adoptar como el de mis directores favoritos que tienen esas tendencias obsesivas. Yo también tengo ciertas curiosidades que tal vez son muy diferentes a las suyas, pero son particulares a mí y me gusta investigarlas. Y sin duda Guillermo es un referente, y lo ha hecho desde su lugar al cual invita a muchos creadores a que vengan, como lo que está haciendo en Guadalajara con los talleres de animación y con “Pinocchio”. Hay varias directoras como Karla Castañeda o Sofía Carrillo que están preparando películas de animación gracias a él. Guillermo es un gran maestro. 

En Perú la palabra ‘huesera’ se la asocia a una práctica curativa, como a un quiropráctico empírico. ¿Cómo se entiende ese término en México? 

También puede entenderse como un quiropráctico. Un huesero es una persona que arregla y acomoda huesos, que es justamente lo que hace la huesera en la película. Pero también en México existe una leyenda sobre una anciana que busca y desentierra huesos en el desierto hasta tener el esqueleto completo, y luego hace un ritual para que el esqueleto tenga vida y corra libre por el desierto, tomando una figura de mujer. Es una leyenda que aborda la escritora Clarissa Pinkola en su libro “Las mujeres que corren con los lobos”, lo leí hace años y me inspiró mucho. Habla de la metáfora de buscar partes de uno mismo, partes que muchas veces no queremos ver de nuestras identidades. Y el hecho de pasar por un proceso doloroso para juntar tus partes y ponerlas en su lugar, a través de un ritual de aceptarte a ti misma, siempre es liberador, aunque encuentres algo que podría ser horrible. En el caso de la película es la maternidad, pero la leyenda de la huesera habla también de aquellas cosas que muchas veces no queremos aceptar. Y en la película hay brujas que pueden llamarse hueseras, son seres que te acompañan por un proceso doloroso o te obligan a pasarlo. Al final de cuentas, todo es para encontrar algo de ti misma que antes no querías aceptar.

Hablemos un poco del desenlace, y de la decisión del personaje de Valeria quien tiene todo un recorrido fantástico, que se combina con cosas que le pasan en la realidad, sobre su rol en la sociedad, su libertad y su cuerpo.

Hacer juicios morales con las películas nunca ha sido de mi interés. Solo quiero dar luz a una historia y a un personaje así, porque conocí personas que pasaron por algo así, sobre todo mujeres -la mayoría son madres- que piensan y pasan por procesos horribles, a quienes no les permiten hablar y muchas veces se lo guardan y son condenadas si es que llegan a compartirlo. Creo que es hora de dar luz lo que viven las mujeres en sus vidas cotidianas, y eso tiene que estar presente en nuestro imaginario y en nuestro cine. Para mí nunca fue blanco y negro. Valeria se destruyó, se partió en pedazos y se va a reconstruir. Y quién sabe qué va a ser de esa nueva forma de relación y, aunque suene radical, de otras formas de relacionarse con un hijo. Creo que dar oportunidad a que existan varias maneras de ser madre también es necesario. Son preguntas que nos hacemos incluso desde el tema de participación de las mujeres en una actividad como en el cine de repente. Aparecen películas que destacan porque las dirigen mujeres y la mayoría del crew son mujeres. Me comentaban que hay unas películas peruanas recientes que tiene esa particularidad [«Autoerótica», «Antonia en la vida»], e inmediatamente llama la atención y preguntamos sobre eso, lo cual está bien porque es algo inusual, pero no tendría por qué serlo. La mayoría de películas están hechas por hombres y no andamos preguntando sobre eso. 

¿Cómo ves en tu proceso creativo que este asunto influya en la historia que quieres contar? 

Es chistoso porque eso me pasó cuando tuve una banda punk con chicas. Me decían por qué puras chicas, pues porque son mis amigas y ya; la mayoría de bandas son de hombres y nadie les pregunta por qué se juntaron a tocar. En realidad, «Huesera» está bastante 50/50, tiene muchos colaboradores hombres: los músicos, el coreógrafo, el diseñador sonoro. Y obviamente por tema de sensibilidades, veo en el ojo de la fotógrafa algo que es perfecto para una historia como esta. Tiene que ver con su manera de ver el mundo, está atado a su experiencia de ser mujer, y la manera en la que pone la cámara e ilumina. Tiene que ver con quien hizo el sentido para contar la historia más allá del género.

Tuviste una banda y también una trayectoria como música y cantante de la escena punk independiente en México, y en «Huesera» aparecen momentos, personajes, escenarios relacionados a esa movida. ¿Es también tu película, en cierto sentido, una reivindicación? Porque Valeria tiene un dilema entre lo convencional y la rebeldía, y al final ella toma una decisión al respecto.

Como «Huesera» es mi primera película tenía que hablar primero de lo que conozco y de los mundos que habito. El punk definió mucho mi manera de ver el mundo, y sin duda ha sido una herramienta más allá de la música o de la estética, porque te pone un filtro ante muchos cuestionamientos de la vida. Y quise darle eso al personaje, es una herramienta que tiene en su personalidad y que le da la oportunidad de cuestionar el status quo en el que está inmersa. Me gustó que pude usar algo personal. Muchos de mis amigos salen en la película, en la escena punk, la banda que toca todos son mis amigos. Pude construir a través de ese mundo que conozco un cobijo que tiene el personaje de lo poco que le queda. En el caso de Valeria el punk es algo en lo que se apoya, por lo menos es un mundo que no la juzga.

Nos llamó la atención que cierres tu película con una canción del rock subterráneo peruano que se llama “Danza ondulante” del grupo Delirios Krónicos.

La elegí porque es de mis canciones favoritas del punk en la vida, y en el final buscaba algo melancólico, no completamente liberador porque Valeria está dando los primeros pasos para reconstruirse. Al final da un suspiro como que logra sacar eso, hay un dejo de libertad que era justo la emoción que quería, y creo que se acompaña de manera perfecta con la canción. Está en ese punto entre la melancolía y la libertad. Tiene algo que te hace sentir bien pero no deja ser un poco triste, un poco reflexiva. La letra también ya que regresa a un mundo subterráneo que es a donde va Valeria a redescubrirse. Para mí la canción fue perfecta y la tuve clara desde muy temprano en el proyecto.

¿Se conocen en México a otras bandas subterráneas peruanas?

Antes de empezar la entrevista estábamos hablando de Voz Propia, otra banda que vino a tocar a México. El punk peruano es conocido allá y Delirios Krónicos es una banda bastante legendaria en mi país. El sonidista de la película (el peruano Omar Pareja) me regaló el vinilo de Delirios que para mí es oro, al parecer lo acababan de reeditar. Y también participan otras dos bandas legendarias en el soundtrack, que son Las Ánimas del Cuarto Oscuro, una banda ochentera gótica de la ciudad de México, y Décima Víctima de España, una bandota también oscura, qué bueno tener su canción “Tan lejos”, una joya.

Por último, ¿qué puedes adelantarnos de tus proyectos a futuro? 

Con mi colorista desarrollamos otra película de horror en paralelo a «Huesera», se filma el 2023 fuera de la Ciudad de México con la productora Piano, y se llama “Palizada”. Tenemos otra en desarrollo que es una adaptación de un cuento de la escritora argentina Mariana Enrique también pensada para México. Y dirigí unos episodios para la serie «Marea alta», un thriller policiaco que estuvo muy divertido de hacer, para la plataforma Vix.

Bueno Michelle, muchas gracias. 

Muchas gracias a ustedes por tan bonita entrevista.

Entrevista realizada por Rodrigo Portales y Laslo Rojas, en el Centro Cultural PUCP en San Isidro, el 6 de agosto del 2022.


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