«La decisión de partir» (Chan-wook Park, 2022)

«La decisión de partir» (Heeojil gyeolsim, 2022), undécimo largo del surcoreano Chan-wook Park, es una telaraña que nos envuelve entre las pesquisas policiacas de unas extrañas muertes en una localidad montañosa y la obsesión de un detective por una sospechosa crónica que subvierte su mente. Para transmitir agobio y ambigüedad, el realizador de «Oldboy» y «Thirst» dibuja acercamientos sinuosos, malévolos, frontales, tanto físicos como ópticos. La cámara afronta a los personajes en primer plano, mira en picado y contrapicado, corta en segundos, analiza cadáveres y restos circunstanciales de caídas y sus preámbulos. Exhibe las grafías asiáticas que, agigantadas, identifican la procedencia cultural y colman las pantallas, la portátil y la grande.

El autor nos lleva a bajar y escalar la colina pese al reclamo del personal, cuyo manejo de la logística moderna no es suficiente motivo («vamos a caer también entonces», le reprochan al jefe Hae-Joon) para asomarse al precipicio de la reconstrucción de los hechos, que es el gran tema del filme. Qué es lo que se ve, lo que se imagina, se recuerda, se interpreta, se distorsiona, se repite, se provoca, en las travesías de la mente. La lucha por la conciencia atacada por el delirio. En esa línea la referencia a «Vértigo» de Alfred Hitchcock, en la cercanía investigadora y el mar envolvente, es clara y estimulante.

Si las escenas de las cumbres naturales y otras alturas medianas ya crean una atmósfera acrofóbica, en que se habitúa el protagonista a caminar al filo del desplome, la breve interacción de las parejas es la que refuerza la manipulación de la mirada. El plano contraplano primero informa el encuentro grupal y luego los encuadres se retacean en medio de la inquietud de la verborrea, la risa tonta y el silencio incómodo que vuelve a abrir el punto de vista para sugerir el premonitorio vínculo fallido. Especialmente palpable es un giro de la cámara para enfocarse en el atribulado jefe policial, al extremo derecho de la imagen, mientras el resto de la acción queda en off. 

Se trata de un film noir atravesado por la digitalidad disruptiva, el policial laberíntico y el romanticismo aciago. Nos hace evocar en parte el irresoluble clima viciado de «L.A. Confidential» de Curtis Hanson. Sin spoiler, Chan-wook Park consigue una resolución extraordinaria, que combina las elevaciones de la naturaleza y los abismos íntimos con lirismo y profunda belleza. «La decisión de partir» es de visión imprescindible.

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