Asteroid City, la última película y carta de amor al cine de Wes Anderson, transcurre en un colorido viaje al pasado, al año 1955 en el que somos introducidos a una obra de teatro retro-futurística del mismo nombre. Dentro de ella se realiza una convención juvenil de astronomía, cuando ocurre un evento que cambiará el mundo y la vida de pintorescos personajes atrapados en la ciudad ficticia también llamada Asteroid City.
Al característico toque wes andersiano, sus colores y texturas, se añaden dos capas externas. Al empezar el largometraje somos recibidos por Bryan Cranston, nuestro narrador y guía, quien nos presenta al escritor de la historia y su agonía para que se entiendan los aspectos más personales de la misma, en ellas vemos los procesos de casting de quienes en un futuro serán los protagonistas, y cómo resuena la frase que queda como leitmotiv en el largometraje: “No puedes despertar si no has dormido”, frase que luego tiene una lectura fuera de la ficción y nos lleva al mensaje que Anderson busca comunicar.
Dentro de la obra, vemos el clásico planteamiento de existencialismos, luto, pérdida y frenesí juvenil que juega en contraste con pulcros escenarios en los que enfrentamos a los personajes (filmados en Chinchón, España). Estos dos escenarios, el narrador y el escritor, y, la obra teatral son dos espejos mirándose en un diálogo de metaficción, hay dudas que los personajes tienen en escena que luego se ven en los actores que los interpretan, podríamos deducir que son dudas que trascienden el medio del cine. ¿Acaso el rol del cine no es hacer esas mismas preguntas? ¿Acaso los actores no dudan de los autores cuando las enfrentan?
En los últimos años se ha hablado de Wes Anderson como un autor de una estética tan cuidada que ella casi trasciende el contenido, hasta hace unos meses se veía trends de personas en TikTok pretendiendo estar en una película de Anderson, pero se podría argumentar que con Asteroid City esa idea queda desvanecida. Es inevitable pensar en el autor fuera de su contexto y lo que tenemos aquí es a un director de cine con 30 años de exitosa carrera que está viviendo de primera mano el cambio de paradigma que Hollywood vive actualmente, tal como en los años 70 lo fue «The Last Picture Show» (1971) del aclamado cineasta y crítico Peter Bogdanovich, tras la crisis de los grandes estudios hollywoodenses.
En aquel entonces «The Last Picture Show» era una carta de despedida a un sistema que estaba por desaparecer, y que trajo a nuevos autores independientes que luego fueron grandes referentes de la industria (Spielberg, Coppola, Scorsese). En el año 2023 Hollywood se encuentra nuevamente en crisis, el sindicato de guionistas está en huelga desde mayo y esta semana se les unió el sindicato de actores, reclamando que se negocien los acuerdos de residuales tras un cambio de paradigma de la industria (entrando en un proceso acelerado de avance tras la pandemia y gracias al aumento de usuarios en plataformas de streaming). La industria está paralizada y se ha producido un cuello de botella que ha explotado en los últimos meses.
Wes Anderson no es ajeno a ello y Asteroid City parece ser una respuesta a esta situación. Es su segunda película en la que vemos al “autor” físicamente presente contando la historia («The French Dispatch» fue la anterior en incluir esta figura). Me atrevería a decir que Wes ha presentado una de sus películas más políticas en años, reposicionando a una figura que usualmente está en la sombra, colocándola literalmente en el centro del escenario, para que no haya la menor duda de quién es el que cuenta las historias.
No puedes despertar si no has dormido… y no puedes crecer si no aprendes de tu pasado.
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