Festival de Lima: «Las hijas» (2023), de Kattia G. Zúñiga

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Escribe Gustavo Ochoa

Luna y Marina, dos chicas costarricenses viajan por una semana a Panamá para restablecer contacto con su padre, y pedirle apoyo económico. En la ciudad son alojadas por una amiga de la familia, cuyos tres hijxs conectan inmediatamente con las visitantes. En el barrio, hacen amistad con los pares, entre ellxs, Choma, un joven y seductor maestro de skateboard que muestra un ambiguo interés por ambas hermanas.

Las hijas, una coproducción panameño-chilena dirigida por Kattia G. Zúñiga, es una muestra del género coming-of-age, cuya narrativa suele centrarse en los procesos de crecimiento emocional y social en protagonistas infantes y adolescentes (género presente en algunas muestras del festival de este año). Marina y Luna ingresan en un nuevo espacio de convivencia ya conflictuadas por el inminente reencuentro con Alonso, ese hombre ausente durante muchos años al que ni siquiera saben si llamar “papá”. En medio de indagaciones por dar con su paradero, exploran otros espacios de esa nueva urbe y participan de diferentes encuentros con otros jóvenes. A lo largo del metraje, recorremos, junto a ellas, las tribus de skaters, de urban dance, la cultura selfie, las fiestas, el consumo de tabaco y happy brownies y, desde luego, las dinámicas sexuales. Si bien la película busca concentrarse en la maduración de sus protagonistas, los espacios femeninos más cercanos y en cómo comparten sus propias dudas y temores, a ratos, ese vínculo tan interesante se pierde en la narración.

Las hijas es un film que coloca las vivencias de sus jóvenes protagonistas en el centro de la mirada, y pone de marco locaciones coloridas y una evidente inspiración centennial. Cuando surge, la mirada de los adultos puede llegar a ser problemática, a veces, poco empática, e incluso, violenta, y la directora sabe llevar la cámara donde los adolescentes encuentran un refugio y soporte mutuo. La delicadeza de los planos y su bien decidido acompañamiento musical puede transmitir esa energía, aunque dejando en el tintero otras preocupaciones sociales también presentes.


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