Hace cinco años, el realizador iquiteño Luis Chumbe Huamani (Iquitos, 1992) decidió embarcarse en un proyecto documental para contar la historia y trascendencia musical de «Los Fabulosos Wembler’s», uno de los grupos representativos de la cumbia amazónica, con más de medio siglo de trayectoria. Sobreponiéndose incluso a la pandemia, «Sonido amazónico» se acaba de estrenar en el 27 Festival de Cine de Lima donde participa en la sección Hecho en el Perú. Conversamos con el director sobre cómo afrontó su ópera prima.
Luis, ¿de dónde nace la idea de hacer un documental sobre Los Wembler’s?
Los Wembler’s forman parte de mi memoria, al igual que la de casi todos los loretanos. Desde pequeño he escuchado su música a través de mi abuela, de mi madre, en las fiestas, en los barrios. Hace cinco años tuve la suerte de conocerlos en persona, y me contaron que era su 50 aniversario y su deseo de hacer un producto audiovisual para promocionarse y obtener el reconocimiento que se merecen. Automáticamente dije que sí y comenzamos una relación. Lo que era un videoclip se convirtió en una idea para un corto, pero cuanto más los conocía y más indagaba, crecía en mí la necesidad de algo más grande, convirtiéndose en este proyecto de largo documental. Los inicios del proyecto se remontan a 2018, y hemos sido sacudidos duramente por la pandemia y por otras dificultades, propias de filmar en provincias.
¿Qué cosas, que no esperabas, descubriste en el proceso de investigación y en el rodaje del documental? ¿Cuánto tiempo te demandó el proyecto?
Hay muchas cosas, pero destacaré por ejemplo la inexistencia de archivo histórico audiovisual en Iquitos sobre ellos. Por distintos medios intentamos encontrarlo, fascinados con la idea de hallar imágenes que reflejaran la grandeza de aquellos conciertos míticos de su época dorada que aparecían en su narración en las entrevistas, pero no encontramos nada. Eso hizo que el material de archivo propio de ellos, tales como viejos vinilos, discos de oro, fotos, tuviera una importancia especial. Algo que también me llamó la atención es la extraordinaria lista de influencias que tiene su música, lo que hace a la cumbia amazónica un híbrido de gran interés para el estudio musical. Otro asunto impresionante fue constatar que esta es una banda mítica, con un gran reconocimiento fuera de nuestras fronteras, pero que en Iquitos sobrevive tocando en parrilladas, cumpleaños, bodas. Creo que estamos ante la banda grande más desconocida en el Perú.
Según tu parecer, ¿qué es lo que diferencia a Los Wembler‘s de otros grupos reconocidos de cumbia amazónica como por ejemplo Los Mirlos o Juaneco?
Estamos hablando de un clan familiar, ya que la formación clásica la componían los cinco hermanos Sánchez Casanova, dirigidos por su papá. Es impresionante ver el talento musical de esta familia, en la que se suceden de manera natural, generación tras generación, nuevas hornadas de músicos y cantantes, siendo su propia estimación que en la actualidad hay unos cuarenta en vigencia. Otra diferencia para mí es el carácter popular de Los Wembler’s, adulados en las barriadas y extrarradios de Iquitos, siendo considerados como músicos del pueblo. A su vez, creo que la historia del grupo es una historia de lucha por el reconocimiento más complicado, en el sentido de que las otras dos bandas han tenido más fácil la salida de su zona, debido a la existencia de carreteras. Iquitos es la ciudad más grande del mundo sin acceso por carretera y eso ha dificultado en varias etapas que puedan girar y ser reconocidos en el Perú. Independientemente, considero estas tres bandas muy importantes, una sagrada trinidad de la cumbia amazónica.
El periodo de la pandemia del covid en Iquitos también se ve reflejado en la película. ¿Cómo les afectó el rodaje, ¿cómo se adaptaron a la situación?
La pandemia tuvo una extraordinaria virulencia en Iquitos, por todos es sabido. Quince días después de decretarse la inmovilización, empezaba nuestro rodaje. Hemos tenido pérdidas económicas, cambios importantes en el guion, muertes muy cercanas y muy tristes. Hemos tenido mucho miedo, porque Los Wembler’s son personas de edad avanzada y eran población de alto riesgo. Todo ello se ha incorporado a la película, dándole algunos tintes trágicos, pero que se ven minimizados por el torrente de vida, alegría y color que ellos tienen en su música, así como por la resiliencia que tienen como personas. Pero nos adaptamos a la situación como se hace en la selva, con fe y alegría. Mirando hacia atrás, creemos que esta horrible situación ha hecho nuestra película más profunda e interesante.
Aparte del grupo, se percibe en tu documental una mirada hacia Iquitos y su gente. ¿Qué de particular sientes que se muestra en ese sentido con relación al color local?
Yo amo mi ciudad y sus gentes, la idiosincrasia de este lugar tan extraño y carismático. En todo momento, para nosotros Iquitos era una protagonista más de la película y hemos intentado retratarla en todo su poder e inmensidad. En los primeros pases, ha sido especialmente grato cómo algunas personas se nos acercan y cuentan que sienten que hemos sabido capturar la esencia de Iquitos, siendo ese uno de los mayores halagos que podemos recibir. En esta película está el color local, pero también el ritmo, el ruido y la furia de la naturaleza, la cual nos ha sorprendido en algunos momentos con lluvias torrenciales o con un sol abrasador. Para nosotros son elementos que no hay que eludir, sino mas bien abrazar y usarlos narrativa y expresivamente.
Queda claro que se trata de un homenaje a Los Wembler’s, pero ¿pensaste indagar en alguna otra faceta del grupo, de sus integrantes o de su entorno?
Todos ellos tienen otras profesiones, otras bandas. Eso es algo de gran interés. La familia es otro gran tema en la película, dadas las características del clan Sánchez Casanova. “Sonido amazónico” es también una obra que indaga sobre el significado del éxito, sobre el paso del tiempo, la vejez y el deseo de persistir, de seguir vigente, todos ellos temas universales que creemos auguran un buen futuro de la película a nivel internacional.
Cuéntame un poco del trabajo que hace Sacha Cine, productora de cine en Iquitos, encargada del documental, y también de cómo va la movida audiovisual en tu ciudad.
Sacha Cine es una productora audiovisual loretana que se consolida en 2019 en la ciudad de Iquitos, pero que nace en 2017 como cineclub, para contrarrestar la falta de espacios de difusión cinematográfica en la ciudad. Tiene interés en reflejar las diferentes sociedades loretanas y en realizar actividades pedagógicas de transferencia de capacidad a través del poder del cine comunitario. Hemos sido ganadores durante dos años seguidos del primer premio de cortometrajes del Gobierno Regional con “Green Noir”-un ejercicio de cine negro selvático- y “Sudada”-una obra de realismo mágico de acción-, ambas ambientadas en Iquitos que para nosotros es un escenario idílico para el cine y la vida. Consideramos que la movida audiovisual está que crece fuertemente en la ciudad y no satisface saber que somos uno de los ejes de mayor impulso en la actualidad.
Luego del estreno en el Festival de Lima, ¿cuál será el recorrido de «Sonido amazónico» en cines, festivales o plataformas?
Estamos en la fase de distribución en festivales, muy contentos por la acogida que el filme está teniendo. Nuestro deseo es que la película se vea por todo el Perú, en cines y barrios, ya que las proyecciones callejeras son parte del ADN y la historia de Sacha Cine, por lo que una vez terminada la fase de festivales iniciaremos una gira para la distribución alternativa.
¿Tendrás en mente un nuevo proyecto que quieras adelantar?
Estamos trabajando una carpeta con un proyecto el cual será nuestro primer largo de ficción. Su nombre es “Spaghetti Jungle” y es un spaghetti western amazónico crepuscular que nos apasiona. La selva es un excelente escenario para un western y estamos en búsqueda de aliados que se quieran sumar a este ambicioso proyecto.
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