Seguro has escuchado esta pegajosa melodía («Sonido amazónico»), pero ya estabas moviéndote, tamborileando con los dedos, marcando el paso con el pie y quizás hasta bailando (o deseando hacerlo). Si la cumbia es el género musical más escuchado en el Perú, la cumbia amazónica es posiblemente la más conocida y, entre las bandas más populares, tenemos a “Los fabulosos Wembler’s de Iquitos”; considerados los precursores y creadores de este movido género musical y tema de este simpático documental.
En la música hubo y hay familias que han dejado huella. Los Bach en Alemania, los Couperin en Francia, la familia Strauss, en Viena; y ya en la época contemporánea, la familia Jackson, los Jonas Brothers, Miley Cyrus, Noah y Billy Ray, los Fernández en México, etc. Y, en Iquitos, la familia musical por excelencia son los Sánchez Casanova, cuyo nombre artístico tuvo origen británico y fue producto de una cierta hibridación musical al introducirse la guitarra eléctrica en la música tropical por influencia del rock inglés; mientras que el nombre se inspiró en el londinense estadio de Wembley.
El documental está estructurado sobre la base de los testimonios de los miembros – ya en su tercera edad o en camino a ella– de la banda, incluyendo a un pequeño en condición de “avance” de la tercera generación, entonando una ranchera mexicana. Se narran las diversas peripecias del grupo, anécdotas de los que ya no están, las consecuencias para la banda de las semanas más duras de la pandemia de la covid-19 en la ciudad y las giras realizadas. Vemos (¡y escuchamos!) también los vinilos en tornamesas originales, los álbumes fotográficos, los retratos y fiestas de familia; así como algún entrañable testimonio que podría haber sido extraído de las leyendas selváticas que la fértil imaginación de Gino Ceccarelli ha plasmado en sus cuadros.
Varios de estos recordaris ocurren durante recorridos en moto por aquellos lugares de Iquitos en donde la banda hizo sus primeras presentaciones, al igual que durante ensayos y conciertos (incluyendo un detrás de cámara de un videoclip). Entremezclados con las ocupaciones “extras” de alguno de sus integrantes como locutor de publicidad en radios locales y visitas a estaciones de perifoneo en los barrios fluviales. Pero quizás lo más espectacular sean los conciertos en barcazas ante pequepeques y otras embarcaciones menores en pleno río Amazonas. De esa forma, la cumbia amazónica va impregnando el entorno urbano y fluvial de Iquitos; recuperando, en alguna medida, los espacios donde se originó esta popular música.
Es imposible que todo este material no genere una sensación de nostalgia sino fuera porque el grupo musical está en plena actividad. Es decir, los recuerdos se combinan con la realidad del presente, ya que la banda está conociendo un segundo florecimiento. Su auge se desarrolló a lo largo de la década de los 70 del siglo pasado, pero al morir su fundador, el grupo redujo sus actividades y espació sus actividades; para impulsarse al ser escogidos por Promperú para una presentación en Loreto, Italia (episodio citado puntualmente en el documental). Demás está decir que a lo largo de la película se pueden escuchar sus piezas más populares, aparte de la del título, la “Danza del petrolero”, “Visión del ayahuasca”, “El encanto de la selva”, “Ikaro del amor” (no confundir con el ícaro que se escucha en “Tár”), entre otras; todas se pueden escuchar en YouTube.
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