“Asteroid City” es una película de Wes Anderson al cien por ciento, para bien y para mal. Estéticamente, se trata de una propuesta formidable, que combina un estilo bien de los años cincuenta, con un uso del color que le recordaría a cualquiera a las postales típicas del Americana vintage. Ahí definitivamente no hay quejas —y tampoco en la participación de un grupo de actores con el que cualquier cineasta le encantaría trabajar. El problema, más bien, está en la narrativa —y en lo lejanos que se sienten los protagonistas de “Asteroid City”. Es así, pues, que la cinta se convierte en una experiencia fácil de admirar pero emocionalmente distante, con la que resulta bastante difícil empatizar.
“Asteroid City” se lleva a cabo como una historia dentro de una historia —o más bien, como la recreación de una obra de teatro dentro de una película, la cual, además, está a punto de ser transmitida por televisión. Dicha obra ha sido escrita por el famoso dramaturgo Conrad Earp (Edward Norton), y está siendo dirigida por el talentoso Schubert Green (Adrian Brody). Su historia es narrada con precisión por Bryan Cranston, quien además participa de uno de los chistes más graciosos de toda la película. Es él quien nos mete en este mundo, y quien además ayuda a otorgarle un estilo muy cincuentero a la cuestión, hablando y moviéndose como un narrador radial o de televisión de la vieja escuela.
Pero como se ha mencionado, también tenemos la recreación de la obra de Earp. En ella, tenemos como protagonista a Augie Steenback (un excelente Jason Schwartzmann), un fotógrafo de guerra que ha llegado con su hijo mayor, Woodrow (Jake Ryan) y sus tres hijas pequeñas, al diminuto pueblo de Asteroid City en medio del desierto, para que el primero reciba un premio por parte del gobierno por una de sus más recientes invenciones. Es ahí donde se encuentran con la estrella de cine Midge Campbell (Scarlett Johansson) y su hija, Dinah (Grace Edwards), quien también ha llegado para recibir un premio. Y también, por supuesto, con toda suerte de excéntricos personajes, desde el servicial dueño de un motel (Steve Carrell), hasta un vaquero caballeroso (Rupert Friend) y el general Grif Gibson (Jeffrey Wright), encargado de entregar los premios. Es este grupo el que eventualmente se encuentra con un alienígena (¡!), que llega a Asteroid City para llevarse la roca espacial que le dio su nombre.
Si tuviera que describirle “Asteroid City” a una persona que nunca ha disfrutado de una producción de Wes Anderson, lo haría como “excéntrica”. La cinta pone en evidencia todas las idiosincracias del afamado director, quien claramente no tiene ninguna intención de cambiar su estilo en el futuro cercano. Es así que tenemos desde planos completamente simétricos, hasta movimientos precisos de cámara (paneos, tilts, travellings horizontales en paralelo a sus personajes), diálogos astutos y recitados de forma completamente seria, y hasta breves momentos que combinan el live-action con el stop-motion. Más que varias de sus películas anteriores, “Asteroid City” se lleva a cabo en un mundo surreal, casi idealizado, lo cual evidentemente se justifica al establecerse que se trata de la recreación de una obra de teatro.
Nuevamente: “Asteroid City” es una película fácil de admirar. El diseño de producción, por ejemplo, es superlativo —Anderson y su equipo han creado un pueblo que siente tanto verosímil como fantástico, que parece estar, de verdad, en medio del desierto, pero que también cuenta con un correcaminos que muy fácilmente podría haber salido de una caricatura, y que se encuentra al lado de un sitio de pruebas nucleares. La estructura de la historia, además, por más de que no me haya convencido, ha sido meticulosamente desarrollada, permitiéndole al espectador entender exactamente cómo y por qué Earp decidió crear la obra. El hecho de que los eventos “reales” se lleven a cabo principalmente en blanco y negro y en formato cuadrado, y que la obra se lleve a cabo en formato rectangular y con colores pasteles, ciertamente ayuda.
Sin embargo, y como se dio a entender líneas arribas, todas estas capas de artificio no hacen más que alejar al espectador de los elementos supuestamente emocionales de la historia. Anderson parece estar queriendo decir algo sobre la naturaleza humana, el duelo y las relaciones entre padres e hijos con el personaje de Augie, por ejemplo —se trata de un hombre parco que está intentando sobrellevar la muerte de su esposa (interpretada por una actriz cuya identidad no pienso revelar), siendo aconsejado por su adinerado suegro (Tom Hanks). Pero esto nunca termina de funcionar precisamente debido a las ya mencionadas idiosincracias de Anderson. Los personajes se sienten más como figuras, como marionetas siendo controladas por un muy talentoso artista, y no como gente de verdad.
Lo cual es una pena, porque como se ha mencionado ya, “Asteroid City” es una película bellísimamente realizada. Y cuenta con algunos elementos satíricos que me hicieron reír, desde la constante presencia de las pruebas nucleares, hasta la actitud casi infantil de una científica trabajando en el pueblo (Tilda Swinton), o la manera en que Scarlett Johansson interpreta a Midge Campbell —como una actriz de varios matrimonios y divorcios, por la que la mitad de los soldados presentes en el pueblo se muere. “Asteroid City” no es el tipo de película que los dejará muriéndose de risa, pero que sí les hará soltar un par de risitas por lo inteligente que puede ser a la hora de presentar las interacciones entre personajes.
Debo admitir, en todo caso, que disfruté más de “Asteroid City” que de “La crónica francesa” —esta última contaba con los mismos problemas que la nueva producción, pero acentuados a través de una serie de historias que no me hicieron sentir absolutamente nada. “Asteroid City” se siente un poco más contenida, y aprovecha mejor a su considerable reparto, que podría competir con el de “Oppenheimer” para ver cuál cuenta con más estrellas hollywoodenses. Aparte de los ya mencionados, en “Asteroid City” aparecen Hope Davis, Maya Hawke, Liev Schreiber, Matt Dillon, Fisher Stevens, Rita Wilson, Tony Revolori, Hong Chau, y Willem Dafoe. Evidentemente Anderson ya no tiene (y dudo que vaya a tener) problemas a la hora de atraer talento actoral para sus nuevos proyectos.
Los fanáticos de Wes Anderson la pasarán bien con “Asteroid City”. Disfrutarán de una estética meticulosamente desarrollada, de los diálogos sutilmente graciosos, y de los comentarios menos sutiles sobre ciertos aspectos de la sociedad norteamericana. Los demás, como su servidor (que ha disfrutado de varias de sus películas, pero de otras no tanto) tampoco la pasarán mal, pero no lograrán conectar con una historia presentada de manera muy lejana, en donde los personajes se sienten como representaciones simbólicas, y no tanto como seres humanos complejos y realistas. Nuevamente: al menos está mejor que “La crónica francesa”, y aunque no le ganará nuevos adeptos a Anderson, por lo menos no espantará a aquellos que tengan poca experiencia con su forma tan particular de ver el mundo.
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