Festival de Lima: Entrevista a Héctor Gálvez, director de «Aula 8»


En el marco del 27 Festival de Cine de Lima y como parte de la competencia oficial, se ha estrenado un nuevo documental del director Héctor Gálvez Campos (Lima, 1974). «Aula 8» es un perfil del profesor escolar Víctor Zapata Farro, quien en medio de la pandemia, lleva adelante sus labores desarrollando el espíritu crítico de sus alumnos, confrontado sus opiniones y en suma preparándolos para el ejercicio de la ciudadanía.

Esta nueva película lanza diversas interrogantes sobre el momento actual de la educación peruana, por ello, fuimos a conversar con el director para hablar de su última producción y sobre su carrera desarrollada a lo largo de más de dos décadas.

Luis Ramos: «Aula 8» es una película que transcurre en un solo espacio cerrado, un universo absolutamente íntimo. Es como si hubiera una regla de no salir de ese espacio, esa primera decisión me parece que es muy fuerte. Cuéntanos cómo es que llegas a ella.

Héctor Gálvez: No fue una decisión planteada de antemano. Es decir, hay proyectos y películas donde tú desde antes de la realización ya llegas más o menos con la forma, hay una estética predeterminada. En el caso de esta película, no. Eso se fue dando en el transcurso de las grabaciones. Porque a mí, lo que me importaba era la interacción que se daba entre los estudiantes y el profesor Zapata, eso era lo que a mí me interesaba. Yo quería hacer este proyecto con el profesor en el aula 8, de manera presencial, por eso quedó ese título. Lo postulé al concurso de DAFO en el 2016, porque eran las elecciones, entonces yo había visto al profesor Zapata, con el que hice unos vídeos para el LUM y me interesaba esa dinámica, esa empatía, esa sensibilidad que generaba el profesor en sus clases.

Pero bueno, al llegar el confinamiento eso se imposibilitó, y entonces se dieron las clases virtuales, era la pandemia. Yo me dije: ¿Se podrá construir algo haciéndolo en esas clases virtuales? Cuando fui a grabar sus clases virtuales, las primeras tres o cuatro sesiones, sentí que todo podía suceder ahí. Y también por otra razón, porque en el confinamiento no era muy fácil salir. Pero también pensé: ¿Para qué quiero ver el afuera? Para qué quiero ver, por ejemplo, al profesor yendo a comprar o yendo a hacer lo que tenga que hacer después de sus clases. Lo que me interesaba era eso que se generaba en sus clases. Sobre lo que tú decías de las restricciones, hay una frase de Coutinho que dice que a veces las retricciones que pones en tus películas, en vez de anular, te generan otra textura y te generan otra forma.

Y también, como el espacio del departamento del profesor era tan particular, con tantos detalles, sentía que eso podía funcionar. Luego fui pensando que las voces de los estudiantes fueran llenando todo el espacio. Pero como te digo, nada de eso fue pensado de antemano, primero era grabar una clase, después la otra. Ya no me acuerdo si fue al segundo o tercer mes donde ya fui sintiendo que no necesitaba más.

Luis: ¿Y en ese espacio, llegaste a modificar algo?

Héctor: No toqué nada. A veces la única propuesta de luz era que prenda su lamparita, o que a veces la apague. Todo me parecía tan particular, como que quería generar inmensidad de lo íntimo. Hay un libro de Gastón Bachelard que me pasó mi compañera, se llama «La poética del espacio», justo lo estaba leyendo por esa época y era como eso, ¿no? Generar la inmensidad de lo chiquito.

Luis: También vemos que la pantalla empieza a tomar protagonismo y se convierte en el centro. En muchos momentos lo único que se ve es la pantalla con un icono y una voz. ¿Esa propuesta también la encontraste?

Héctor: Sí, todo lo fui encontrando. Coutinho hablaba de la filosofía del encuentro, o sea, en el encuentro se dan las cosas, que es algo irrepetible. Entonces, el profesor me dijo que tenía sesiones grabadas con sus alumnos. Cuando vi por primera vez las sesiones y vi los iconos, eso me pareció súper cinematográfico. Y también por una cosa muy particular, siempre todo parte -si quieren llamarlo así- de un concepto. A mí me interesaba lo que generaba este profesor con los alumnos y cómo estas chicas y estos chicos empezaban a reflexionar, a debatir. Cuando empecé a grabar y veía esto, que tenía esta textura, eso ya fue generando una propia estética. Eso me gustó porque la voz del profesor y de los estudiantes iban teniendo más fuerza, te concentrabas en eso. Y también los iconos de colores tenían una textura muy particular que a mí me gustaba. Ver los iconos le daba más fuerza a la voz de los estudiantes, hacía que prestaras atención a lo que estaban diciendo más allá de verlos.

Laslo Rojas: Técnicamente, tú ibas y tenías grabadas las clases solo con una cámara.

Héctor: Iba con una cámara y con un boom incorporado a la cámara. Iba solo.

Laslo: Y lo que sucedía en la computadora, el profesor ya lo grababa con un programa especial.

Héctor: Sí, él grababa las sesiones. A la hora de revisar el material, hacer el visionado y la selección, yo tenía que ver lo que había grabado, por más que sea la misma clase, porque a veces tenía más fuerza escuchándolo desde el Google Meet. Había cosas que se pasaban en el punto de vista de la cámara y otras que quedaban muy bien registradas en el Meet. Sobre eso fui jugando y fui construyendo.

Luis: Un momento importante de la película es el debate, donde los alumnos presentan las opciones políticas de los candidatos de las últimas elecciones presidenciales, donde ganó Pedro Castillo. Ese debate funciona como un espejo de lo que ha pasado en el país y aún sigue pasando. ¿Cómo se dio ese momento?

Héctor: Antes de contestar puntualmente eso, también está el hecho de por qué quise hacerlo en 2021. Porque más allá de hablar de la educación pública, quería mostrar a este profesor buscando generar ciudadanía en estudiantes de un colegio, de un cono de la ciudad, en el bicentenario. Y una de las tantas deudas pendientes que tenemos como país es el tema de la educación pública. Me parecía interesante hablar de educación en los 200 años de la independencia. También se juntaba el bicentenario y elecciones presidenciales. Entonces, ahí yo sentía que podía haber cosas que me servirían para construir lo que a mí me interesaba. De cómo este profesor busca generar ciudadanos plenos con pensamiento crítico en una sociedad y en un país cada vez más fracturado. Aunque bueno, ahora Alberto Vergara dice que ya ni siquiera fracturado, sino roto.

A ese debate entre los alumnos yo no pude ir porque era de noche. Entonces, un día, el profesor me dice: “hemos grabado el debate presidencial”. Eran dos horas, en el primer corte del documental esa parte duraba como 45 minutos, y tú te pegabas viéndolo todo, había alumnas que hablaban de La boca del lobo, se mezclaba todo… Desde que armé la edición, sentía que eso iba a ser uno de los momentos fuertes del documental, y así lo percibió la gente que la ha visto.

Laslo: ¿El profesor les pidió prender la cámara a los chicos?

Héctor: Creo que ahí les pidió prender las cámaras, pero algunos no tienen. Por eso esta chica Rosalinda no aparece. En el debate, el profesor formó grupos y a cada grupo le asignó un candidato. Cada grupo tenía que generar defensa sobre su candidato y críticas a los otros candidatos. Y como ya era casi la segunda vuelta, la cosa estaba entre Keiko y Castillo, entonces ahí se armó.

Pero lo interesante de este profesor es que no se impone en ningún momento, ni cuando hay comentarios muy fuertes, y eso es lo interesante, el profesor busca generar también tolerancia, no impone y deja hablar, escucha. Una persona que vio la película me dijo: «Es interesante cómo en toda esta efervescencia de la discusión, el profesor siempre está diciendo literalmente, paz, paz». Es también un ejemplo de lo que pasa en el país.

Luis: Y hay que decir también que son alumnos de 5° de secundaria.

Héctor: Sí, yo quería que sea en el bicentenario, de un colegio público y quería que sean estudiantes de 5° de secundaria. Porque ellos son chicas y chicos que van a acabar su vida escolar y se van a enfrentar a la dureza, a lo crudo que va a ser enfrentarse a la vida. Eso también me interesaba, yo intuía que no iban a ser las mismas reflexiones que si estuvieran en tercer o cuarto de secundaria.

Y lo dice explícitamente el profesor en la escuela de padres: ¿qué va a pasar a los chicos cuando acaben la escuela? Alguien me comentó ayer, una chica que me entrevistó: el profesor los motiva a que estudien, pero en el fondo da la sensación de que él también sabe que no todos lo van a lograr, no por capacidades, sino porque, bueno, no necesito explicarlo más. Como la realidad es muy dura para chicos de esos sectores, entonces eso también era parte de lo que yo quería poner en el documental, sugerir. No sé si está tan sugerido o tan claro, pero eso era lo que me interesaba.

Luis: Otro momento resaltante es esto de los audiodramas, un recurso pedagógico del profesor que también le da mucho color a la película.

Héctor: Desde que quise hacer el documental con él, ese era otro de los motivos, no solamente lo que él generaba con los alumnos, sino también las metodologías y las técnicas que empleaba. Cuando conocí al profesor Zapata haciendo los videos para el LUM, él hacía como museos vivos. Siempre iba buscando herramientas para para que las clases sean mucho más, no sé si llamarlas interactivas, más participativas; y para que los alumnos tengan un grado mayor de inmersión en los temas. En la pandemia, él propuso hacer lo que llamaba audiodramas.

Él decía: “ustedes no den el mensaje, solamente planteen una situación y bueno, como en el cine, ya el espectador o los otros estudiantes van a sacar cuentas”. No lo hacía con todos los temas, pero en algunos sí planteaba que podían hacer un audiodrama o un pequeño reportaje. El primer tema era el enfoque de género y para mí eso fue teniendo más fuerza cuando ya iba editando, porque claro, uno no edita aislado, en una burbuja. Estás viendo lo que está pasando en el país. Cada vez hay ideas conservadoras con mayor fuerza. Ahora se está planteando quitar de la currícula la frase «violencia política» y que solo se use «terrorismo», o que ya no haya enfoque de género.

Alberto Vergara cuando vio la película me dijo: “Claro, este profesor no está enseñando ciudadanía en Suecia, en Finlandia. Está enseñando en un entorno que está cada vez más golpeado”. Y golpeado por cuestiones políticas. En la educación pública, donde hay 8 millones de estudiantes, para muchos conviene que no tengan esa capacidad de reflexión o de crítica sobre el país. Son esas cosas que hacen, creo yo, mover la tensión de la película. Y todo en el bicentenario de la independencia.

Luis: Hablemos de Víctor Zapata, como profesor, como guía, como una persona comprometida con su oficio, por lo que se ve en la película.

Héctor: Cuando yo lo conocí realizando el vídeo del LUM, no lo había visto en clase. Alguien había trabajado con él y había visto los «museos vivos» que hacía sobre el conflicto armado interno. Cuando le hice la entrevista y vimos un poco los museos vivos me llamó la atención. Y un día le dije que me gustaría ir a una de sus clases para ver. Y fui, estamos hablando de 2015. Era hermoso… No sé si hermoso es la palabra. Eso que hacía este profesor era sorprendente. No digo que sea el único profesor de colegio público que emplea esas metodologías o tenga esa pasión, debe haber muchos más, pero a mí me sorprendía cómo generaba esa empatía en los alumnos.

Entonces ahí lo fui conociendo más, iba a sus clases, me quedaba un rato conversando con él y nos fuimos haciendo amigos. Pero ya fue en las grabaciones del documental que pasamos mayor tiempo juntos. Lo conocía y sentía que si profundizaba más en él iba a encontrar cosas más interesantes, sentía que no me iba a defraudar, ni como persona, ni como docente. Sentía que había alguien ahí, como decían antes, con mística.

Luis: Además, hay una característica del profesor que es su sensibilidad, por ejemplo, cuando lee un poema suyo.

Héctor: Es un profesor con mucha curiosidad. Por ejemplo, ha estado llevando un curso sobre Ribeyro en la Casa de la Literatura. Él me dijo en un momento que estaba preparando un poemario para un concurso del Premio Copé. Y yo le dije: profesor, ¿puede leerme uno de esos poemas? Era el poema “Cuaderno de actas”. Cuadré la cámara y en ese momento personal, lo grabé. Y cuando fui editando, sentía que eso era como hacer un momento de mayor ruptura, ¿no? Que ahí se salga de lo cotidiano. Por eso ahí entra como en otra textura, en otra atmósfera, ese tramo del documental rompe un poco con lo anterior.

Es un poema que habla de esta rabia que se le va acumulando entre sus cejas. Es poético, ¿no? Ya en montaje lo preparé bien para que estuviera después de la canción “El baile de los que sobran”, para que se entendiera sobre qué más o menos puede ser esa carga, esa rabia.

Después de eso viene la charla en el CIEP, donde el profesor participa y que lo habían grabado. Cuando lo escuché en esa charla, ahí sentí que estaba como el corazón del documental, cuando él dice: “Yo les enseño a mis alumnos a aprender a rebelarse”. Pero a rebelarse a través del diálogo, de la liberación, del debate. Cuando escuché eso, dije, esto es.

Luis: Otro tema es la postproducción de la película, el trabajo de la imagen y el sonido, ahí también hay un concepto.

Héctor: Claro, todo tiene un concepto, hasta la sencillez y la austeridad son una apuesta. Sobre el sonido, lo que hablamos con Omar Pareja fue: si la imagen es el encierro, que el sonido sea la libertad. Por ejemplo, si escuchan con detalle, ponemos sonidos que no son los que se escuchan a las afueras del departamento del profesor, hemos puesto mares, cuevas, campanas tibetanas, o sea, dijimos: con el sonido hay que salir del espacio. Yo no quiero saber cómo se escucha el departamento del profesor en la tarde, cómo se escucha el departamento del profesor en la noche, no. Pero sin usar nada que distraiga, y obviamente que aporte a lo que están hablando y a lo que están discutiendo. Por ejemplo, en el momento del audiodrama LGBT, encontramos un sonido registrado en las profundidades del mar, que parece como cavernario y eso lo fuimos incluyendo ahí porque era una cuestión como de oscuridad.

Hay música también, Jorge Pablo Tantavilca, que es un chico que había conocido en un proyecto con el Instituto Goethe hace años y trabaja mucho con glitch, con cosas electrónicas, sentía que iba a aportar para que el sonido, la música, estuviera engarzada entre esas pantallas y en esta película. Y bueno, también el aporte de César Pérez, que hizo el trabajo de colorización.

Laslo: ¿Y cuáles son los referentes de esta película?

Héctor: «Entre los muros» era una referencia para «Aula 8». Y está «Don’t Rush«. Cuando vi esa película yo dije: “Ah ya, así la voy a hacer”. Claro, son distintas películas. «Don’t Rush» transcurre en una noche, es un DJ de música griega, de rebético, quien tiene una radio pirata. También hay un documental de Pedro Costa, cuando graba el proceso de edición de Jean-Marie Straub y Daniéle Huillet, que se llama «¿Dónde yace tu sonrisa escondida?» que también me sirvió de referencia. Y bueno, ese libro que mencioné, «La poética del espacio«, que también me sirvió para afianzar, aterrizar cosas que estaban como ideas sueltas.

Luis: Ahora lo que tendría que venir es una exposición amplia del documental.

Héctor: Sí, en la Casa de Literatura se van a dar proyecciones con profesores y alumnos, y de ahí tengo que armar alianzas. Quiero mover la película y claro, como lo estoy haciendo por fuera de DAFO, tengo que ver cómo conseguir fondos para la distribución. Y no hacer solo proyecciones sino engarzarla con conversatorios posteriores, pero eso se tiene que planear.

Laslo: Esta película, que tiene que ver con educación, se conecta con otras películas tuyas donde también tratas este tema. ¿Eso es algo consciente?

Héctor: Yo he estudiado primaria y secundaria en un colegio público, y siempre me ha interesado la juventud, pero la juventud en la etapa de acabar la vida escolar y enfrentarse a la vida real. En «Paraíso» por eso hay esas secuencias de la línea educativa. Pero no es que tenga un particular interés en el tema educativo, sí creo que es algo importante a tratar y a discutir, y aquí fue porque conocí al profesor Zapata. Porque encontré eso, que el mismo profesor mencionó en un momento, alguien que da la contra, alguien que está esforzándose en salir de este estándar de lo que significa ser docente. Pero no es que tenga interés de generar como una construcción cinematográfica a raíz de la educación. Mira, de repente lo que pasa -esto ya parece una sesión de psicoanálisis- que está latente este tema en mí y está aflorando.

Luis: Y también está «Tarea pendiente«. [N.E. Se refiere a un cortometraje del 2005, dirigido por Carlos Cárdenas, donde Héctor colaboró en el guion y en el registro].

Héctor: Sí. Y está el proyecto que hicimos con UNESCO con chicos en la escuela en Mayapo en el Bajo Urubamba. Sí tengo un tema con la educación pública y no solamente la escolar, sino también la superior. A inicios de año hice un pequeño taller con chicas y chicos estudiantes de San Marcos, pero solamente para chicos de universidad pública, porque hay una carencia ahí. Por ejemplo, el año pasado en [los concursos de] DAFO, todos los que ganaron el concurso de ópera prima han estudiado en una universidad privada o en el exterior. Ese dato te dice mucho, ¿no? ¿Quiénes están contando las historias? ¿Quiénes están mirando? ¿Quiénes están representando? Uno de los chicos que conocí en este taller tenía un proyecto interesante, y lo hemos presentado y desarrollado para el concurso de DAFO. Él estudiaba en una universidad privada, pero no pudo continuar y se metió a estudiar matemáticas a la San Marcos. Ni siquiera era de Comunicación, aunque había estado en Comunicación en esa universidad privada. Es un chico muy talentoso y súper joven. Entonces, sí, tengo ese tema con los jóvenes.

Luis: Eso es desde «El colchonero«, ¿no? Siempre el tema de los jóvenes. [N.E. «El colchonero» es el primer cortometraje de Héctor, realizado en 1999].

Héctor: Sí, eso es totalmente consciente. Eso sí me interesa. A mí el mundo juvenil de la periferia, de los conos, me interesa. Y el siguiente proyecto que voy a hacer es sobre jóvenes también. Es una ficción. Este proyecto era lo que iba a hacer después de «Paraíso». Creo que hay algo, no digo que me he quedado en la adolescencia, pero hay algo ahí, de ese momento en mi vida que todavía me resuena. Los jóvenes ahora siento que ya se mueven por otros caminos. Hay una cultura hip hop muy fuerte. ¿Y qué es la cultura hip hop? Más allá de la letra, más allá de lo que representa hacer música tú mismo con un beat que te puedes crear, hay una cuestión muy contestataria, muy rebelde. Una de comunidad, no digo que solamente política, pero una visión del mundo muy distinta al crear comunidad, al generar lazos, al hacer trabajo de base en las comunidades. No digo que la película que voy a hacer es sobre hip hop, pero hay cosas que se perciben ahí.

Luis: Justamente uno de los actores de «El colchonero» es Pedro Mo, ¿no?

Héctor: Claro, con él estoy conversando un poco para este nuevo proyecto. Pedro Mo sí tiene una visión, ya tiene un camino político. Tiene la escuela rebelde Saturnino Huillca. Pero bueno, en concreto, es el interés en el mundo juvenil, que también es una etapa decisiva para uno como persona. Esas preguntas fundamentales, ontológicas, ¿qué vas a hacer de tu vida?, ¿a qué te vas a dedicar?, ¿de qué vas a vivir?, ¿dónde vas a estudiar? Y la educación es transversal a eso. Entonces, de repente es por eso, ahora que estamos atando cosas, de repente es la educación porque la juventud está amarrada a eso. No puede taparse eso.

Luis: «Aula 8» es tu quinta película, y entre tus películas tienes más documentales que ficción. ¿Te jala más el documental?

Héctor: Yo sí lo he dicho, que como espectador yo sintonizo más con el documental que con la ficción. El documental me parece un género mucho más rico que la ficción. Puedes hacer muchas más cosas, cruzar una serie de formas. Es algo más vivo también. Como espectador me gusta más el cine de no ficción, como le llaman. Pero como realizador no sabría decir. Por ejemplo, «Esperaré aquí hasta oír mi nombre» es un poco como lo que voy a hacer con mi nuevo proyecto, una mezcla entre documental y ficción, cruzar estas dos cosas, pero creo que va a ser más ficción. A la hora de realizar no es que tenga una preferencia por uno o por otro.

Entrevista realizada por Luis Ramos y Laslo Rojas, el 16 de agosto de 2023, en el CCPUCP en San Isidro.


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