Fernando Valdivia Gómez (Lima, 1966), director de la Escuela de Cine Amazónico de Pucallpa y documentalista con amplia experiencia en retratar la amazonía peruana y de sus poblaciones indígenas, presenta un largometraje pintoresco y a la vez reflexivo en torno a tres figuras provenientes de la provincia de Purús en Ucayali. Pese a sus afiliaciones étnicas y generacionales distintas, sus historias particulares retratan la realidad socioeconómica y cultural de esta provincia y de buena parte de una región amazónica donde la presencia del Estado sigue siendo mínima y donde la coexistencia entre comunidades indígenas organizadas y grupos aislados supone un reto pendiente. A través del retrato íntimo y de una estructura sorpresivamente circular, Valdivia Gómez desarrolla un mosaico de perspectivas diversas y elocuentes, pertinente tanto para la memoria colectiva de las comunidades de Purús como para su reconocimiento dentro y fuera del país.
La foto de una niña con una papaya es el punto de partida de un viaje que se remonta a 1997, año en el que el director y su equipo emprenden la búsqueda de la niña a lo largo de la provincia de Purús. En el camino son testigos de la precariedad y desintegración en la que viven sus comunidades indígenas, especialmente tras conocer a representantes como Grompes Puricho, un médico con un conocimiento enciclopédico sobre el potencial medicinal de diversas plantas locales. Veinticinco años después de este primer recorrido, Valdivia Gómez retoma el viaje ya no solo por “la niña de la papaya” sino también por Grompes y otros participantes de la grabación de 1997 incluyendo niños ahora convertidos en adultos como el actual alcalde de la provincia. El director también entrevista a nuevos miembros de la comunidad como Curumí, cuya familia permanece “en el monte” como varias poblaciones aisladas que se desplazan entre Perú y Brasil.
Evidentemente el corazón del documental radica en aquellas secuencias donde los protagonistas, además de otros participantes, se expresan libremente sobre sus conocimientos, recuerdos y vivencias sin mayor intervención del director. Grompes encarna la figura de un patriarca sabio y generoso cuyo legado no solo se aprecia en la sapiencia y bondad de sus tres hijos sino también en los distintos pobladores que lo recuerdan y que se emocionan por verlo nuevamente por medio de la grabación de 1997. Es aquí cuando uno de los hijos de Grompes admite que “mi papá ahora vive en la película”, una afirmación inocente pero poderosa que encierra una verdad sobre el cine que paradójicamente nos cuesta valorar a quienes estamos más expuestos al medio. Puede que lo más revelador para un espectador urbano sea la constatación de un sistema social en Purús que indirectamente enfrenta a las comunidades organizadas con sus miembros marginados, casi como un reflejo del centralismo del país. Que otros miembros como “la niña de la papaya” busquen salir de Purús para tentar una vida mejor también ratifica el alcance de la falta de oportunidades y la migración interna derivadas del frustrante subdesarrollo peruano.
La narración en off de Valdivia Gómez puede percibirse inicialmente como foránea e incluso intrusiva respecto a las poblaciones indígenas retratadas, en parte por tratarse de una técnica narrativa propia de documentales etnográficos donde el director moldeaba por entero el conocimiento sobre sus sujetos. Afortunadamente no es el caso de este director que pronto se coloca en un segundo plano y que se muestra predispuesto a aprender y colaborar con los representantes de las diferentes comunidades. Valdivia Gómez nunca objetifica ni juzga a sus testimonios y más bien acierta en permitirles interactuar con el material audiovisual y en finalmente cederlo como patrimonio cultural de estas comunidades. Incluso la búsqueda de “la niña de la papaya” termina por ser algo más que un pretexto narrativo trivial pues le permite a la protagonista de la foto compartir su experiencia como mujer indígena. Considero que este documental representa un cine honesto, respetuoso y necesario sobre la realidad de nuestra amazonía. Un cine cuyo potencial de tender puentes entre peruanos geográfica y culturalmente distanciados es mejor que el de cualquier iniciativa estatal de transporte o educación.
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