Mauricio Franco Tosso selecciona un nuevo escenario de estudio para ampliar su indagación dentro del campo de la migración. En Samichay (2020), el director representa desde un filtro etnográfico a una familia andina desintegrándose como parte del efecto migratorio del campo a la ciudad. En esa película, seremos testigos del caso de una vana resistencia por aferrarse a un espacio que ha perdido su esencia comunitaria. En ese sentido, no se trata de la decadencia de una naturaleza todavía rica y cargada de misticismo, sino que dicho ámbito ya no es lugar para residir ante la ausencia de otros habitantes que puedan sostener el ritmo de sobrevivencia que toda geografía demanda. Ante la carencia de recursos, comunicación y advertencias de esencia mágico-religiosa, los protagonistas de Samichay parecen ser receptores de un aviso de migración forzosa.
Por su parte, Un habitante y su ciudad (2023) registra el testimonio de un sujeto ya en condición de inmigrante. Este documental sigue a Ousmane, un senegalés asentado en Madrid, quien cuenta que tuvo que esperar muchos años para formalizarse en ese país ajeno. Franco, además de moverse a un contexto distinto, observa otra etapa de la migración. Es decir, pasa de “imaginar” los antecedentes a contemplar las consecuencias, escenario que manifiesta complejidad debido a que esos resultados variarán dependiendo las condiciones del sujeto de estudio.
Si bien Ousmane se encuentra en una situación formalizada, normativamente hablando, o acondicionado a interactuar con el entorno, ello no le asegura gozar de una estadía común a la de sus naturales. Socialmente, Ousmane seguirá siendo un ajeno al escenario y, por tanto, alguien acondicionado a diversas restricciones fruto de su identidad, sea racial o religiosa. Es de esa manera cómo es que se contempla una “aparente” estabilidad de este inmigrante. Las complicaciones son aún mayores para sus compatriotas que no cuentan con los documentos legales. Franco reconoce un ambiente lleno de incertidumbre. A pesar de que Ousmane anuncia tener mayores oportunidades, no dejan de expresarse los contratiempos en su rutina.
Ahora, si se pudiera comparar un detalle entre Un habitante y su ciudad y Samichay, este tendría que ver con el valor de la comunidad. Decíamos que la ausencia de una comunidad en Samichay es la razón de la salida o migración. En tanto, la percepción de una comunidad en Un habitante y su ciudad, en este caso, la de inmigrantes senegaleses, por mínima que sea, será esencial para sus miembros a fin de sobrevivir o sobrellevar a la brecha de desigualdad. Esencial es la secuencia en donde Ousmane y sus iguales se reúnen para pasar un buen rato, intercambiar sus testimonios y planear una resistencia social, actos que forjan o empoderan a toda comunidad, lo que sería formalizar una identidad en común.
Extra: El 13 de octubre del 2023, se realizó el conversatorio online con Mauricio Franco Tosso, director de «Un habitante y su ciudad», presentada en la Competencia peruana de la cuarta edición del Festival Lima Alterna.
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