La ópera prima del director vietnamita Phạm Thiên Ân nos presenta una historia sobre fe, familia y trascendencia, donde seguimos los pasos de Thien (Le Phong Vu), un joven que debe hacerse cargo de su pequeño sobrino tras la muerte de la esposa de su hermano mayor. El muchacho, quien lleva mucho tiempo en la ciudad de Saigón, la más poblada de Vietnam, debe volver al campo, más precisamente a su pueblo natal, para darle sepultura a su cuñada, quedando impactado al comparar su nueva vida con la anterior y reconectado con las cosas que dejó atrás. Así Thien empezará también la búsqueda de su hermano, quien desapareció hace varios años. Este viaje le abrirá completamente la mente y el alma, llevándolo a meditar sobre los pasos que ha dado, la relación que ha desarrollado con las personas de su vida, y qué le corresponde hacer en el futuro.
A lo largo de tres horas, el espectador observa el camino de Thien, que se va formando con una exploración de confrontaciones, no solo entre vida y muerte, sino también entre presente y pasado, entre quedarse o avanzar, entre lo terrenal y lo espiritual. La película plantea desde el inicio sus intenciones, cuando Thien y sus amigos conversan sobre el poder de Dios, la vida, el dinero, el trabajo y lo injusto del sistema opresor, a la vez que se divierten viendo partidos del mundial de fútbol o van al sauna. Además, el director confronta las realidades del campo y la ciudad: el viaje que hace Thien a su pueblo natal le permite redescubrir aspectos de su vida que la migración había puesto bajo el colchón, en un país como Vietnam que todavía tiene heridas a medio sanar. Pero la película es sobre todo una evaluación interna de alcance espiritual, sobre cómo concebimos la fe más allá de las concepciones religiosas, y la acoplamos en el flujo de nuestros actos, decisiones y relaciones.
Para conseguir su objetivo, el joven realizador utiliza recursos visuales y sonoros que se complementan muy bien con los paisajes de la naturaleza y las zonas rurales vietnamitas. Planos secuencia bastante largos, uso de luz natural, juegos de sombras, trabajo con actores debutantes, y una construcción cinematográfica que podrían retar la paciencia y el compromiso del espectador en las tres horas de duración, pero que visualmente entregan una las obras más estimulantes de la temporada. Y es que Phạm sorprende con una solvencia y una sensibilidad tan llamativas que es difícil creer que se trata de su primer largometraje. Una obra sobre el alma humana y nuestras motivaciones que navega entre lo real y lo mágico, y que proyecta una carrera muy interesante a futuro.
Phạm Thiên Ân ganó con este film la Cámara de Oro del Festival de Cannes 2023 (premio para la mejor ópera prima). La película forma parte de la Muestra Internacional de la novena edición de la Semana del Cine de la Universidad de Lima.
Deja una respuesta