Todd Haynes, director californiano nacido en 1961, es un cineasta con especial sensibilidad para tratar las relaciones humanas complejas, como lo ha demostrado en varias películas, entre ellas los melodramas Lejos del cielo (Far from Heaven, 2002) y Carol (2015), que le valieron en su momento nominaciones y premios importantes. Tiene también una habilidad refinada para ambientar sus películas, no solo por una adecuada dirección de arte, sino también por el uso del color como referente de una época, de allí los tonos cercanos al Technicolor de los años 50, justo la época en la que se ambientan las películas mencionadas. Esa tradición la rompe en cierta forma en esta cinta, ya explicaremos porqué.
May December (Secretos de un escándalo, es el título que le dará Netflix cuando la estrene por acá el próximo año), se basa libremente en un hecho real que escandalizó a los Estados Unidos en los años 90: el de Mary Kay Letourneau, una profesora que se enamora de uno de sus alumnos de 13 años y termina embarazada de él. Luego se le acusa de violación de menores y es sentenciada. Cuando salió de la cárcel se casó con su ex estudiante.
En la película Mary Kay se llama Gracie y es interpetada por la siempre brillante Julianne Moore, y la historia inicia cuando en medio de un almuerzo, llega Elizabeth (la también estupenda Natalie Portman) una actriz que pasará una temporada en el pueblo, tratando de recabar la mayor cantidad de información posible sobre el escándalo ocurrido años atrás, ya que interpretará a Gracie en una película para la televisión que se grabará pronto. La llegada de Elizabeth a la apacible Savannah, Georgia irá desenterrando cosas del pasado, lo cual hará la vida más difícil para Gracie y Joe, su exalumno y ahora esposo.
Todo este proceso de revivir esta especie de tragedia ocurrida años atrás, es tratada con bastante sutileza por Haynes; aunque hay momentos donde los personajes alzan la voz, la mayor parte de las acciones ocurren con calma y con las actrices y demás personajes hablando en voz baja, muchas veces hasta con susurros.
Por supuesto que los momentos en que ambas aparecen son los que más llaman la atención en el film, son grabadas en planos fijos, utilizando el plano reflejado en un espejo y ocupando cada una un lugar equidistante, lo que resulta en composiciones muy equilibradas y armónicas. Además parece haber gran complicidad entre ambas, ya que se entienden más por los gestos, que por las palabras. Estos momentos (uno de los cuales ha sido usado para el poster del film), nos hacen recordar algunos de los planos que usó Ingmar Bergman para Persona (1966), con Liv Ullman y Bibi Anderson, película en la que ambos personajes terminan en una especie de fusión.
En cuanto a la parte formal, existe acá una ruptura con lo que Haynes ha venido haciendo en varios de sus filmes, pues en May December no le interesa emplear una dirección de arte y una fotografía que coincidan plenamente con el tiempo en el que se ubica la historia, sino más bien darle un aura atemporal, lo cual hace mucho más intrigante al film.
Y así tenemos unos objetos, mobiliarios y escenarios que podrían ser de 1990 pero también del 2010 (por los celulares usados, parece ser el tiempo en el que se ambienta el film), una fotografía e iluminación que a veces recurren a halos y sedas (y también los gusanos que la producen), como se hacía en los 80 y un tema musical que funciona como leitmotiv, compuesta por Michel Legrand y que fue parte del soundtrack de una película británica de los años 70: El mensajero, de Joseph Losey.
En suma, Haynes ha vuelto acertar con una película muy original, que utiliza un insumo escabroso para darle un tratamiento totalmente original y presentarnos una historia con unos personajes muy ricos, a los que nunca intenta juzgar, sino presentarlos con sus miserias, sus egoísmos y también sus virtudes. Por ello May December ya está apareciendo en las principales listas de lo mejor del año de varias organizaciones.
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