Recuerdo ese partido. Fui con mi hermano a ver la transmisión en la Alianza Francesa en Lima. Él apoyaba a Argentina y yo al cuadro europeo. Se habían acondicionado las salas de teatro y cine del Centro Cultural para proyectar el encuentro como si de un espectáculo irrepetible se tratará. Y vaya que lo fue. Cuando parecía que el equipo de Messi ya tenía la victoria asegurada, aparecía Mbappé para hacernos gritar sus goles (¡anotó 4!) y confirmar así que el fútbol es un deporte emocionante no apto para cardiacos. La ronda de penales (esa lotería muchas veces injusta) sentenció que fueran las manos del capitán argentino las que levantaran la tercera Copa del Mundo para su país. Mi hermano conmovido y casi afónico, hablaba por el celular con mi padre sobre ese logro ajeno como si fuera propio, mientras en la pantalla grande se mostraba como las principales calles de Buenos Aires se comenzaban a llenar de hinchas que salían a festejar lo que en la Alianza Francesa se tuvo que cancelar.
Ha pasado un poco más de un año de eso y he vuelto a una sala de cine para ver un documental que repasa la participación de la selección argentina en el Mundial de Qatar 2022 (y obvio, esa final inolvidable). “Muchachos, la película de la gente” (2023) de Jesús Braceras es una película tan alegre e intensa como el pueblo que retrata. Acá el protagonismo lo tiene sobre todo quienes gozan y sufren fuera de las canchas. Y si algo caracterizan a los argentinos es por llevar su fanatismo futbolero a niveles donde la intensidad no se avergüenza de su propio ridículo. La gente no tiene vergüenza en exponerse vulnerable entre lágrimas o entregarse al éxtasis de un gol de su selección. Todo quedará para compartirse en vivo por sus redes o canales de YouTube. El documental da cuenta de esas imágenes y las alterna con las que registró la FIFA. Tal vez el gran logro de la película está en ese montaje lúdico y tratamiento sonoro que convierte a un acontecimiento conocido por millones en una gesta emotiva y épica desde la mirada de personaje poco comprendido que es el/la hincha futbolero/a tercermundista.
Entre los reproches que se le puede encontrar a “Muchachos…” está esa narración en off (de Guillermo Francella basado en un relato de Hernán Casciari) que peca por momentos de muy sentimentalista -qué aficionado no lo es, también- y el abuso de canciones en su tramo final que puede sentirse repetitivo. Igual que lo que se comenta no empañe las celebraciones, ya que esta película más que cine es un desahogo audiovisual.
Y para ponerle drama al final de este texto, mientras lo escribo, veo por internet que muchos argentinos han vuelto a salir a las calles un año después, pero para protestar por las recientes medidas económicas del nuevo presidente. No cabe duda de que el fútbol (o el cine) será ese cómodo espejismo que abrazaremos creyendo (siempre) que es el más hermoso del mundo.
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