“Dogman” (2023) o la catarsis del acto performativo

dogman

Si Caleb Landry Jones es capaz de ofrecer una actuación así de redonda, el hecho de que Dogman (2023) sea incapaz de ordenar sus múltiples capas resulta un tanto decepcionante. Tras años de proyectos fallidos, puede decirse que Luc Besson sigue sin acercarse a su estatus ‘pre dosmilero’, aunque no por ello su más reciente obra carezca de interpretaciones narrativas cautivadoras. 

Partiendo del acto performativo, la sucesión de eventos pastiche termina por convertirse en un estudio de personaje intrigante, uno que nace directamente de su narración como protagonista. Si se habla de perspectiva, la caricaturización y romantización se convierten en una traducción de los ideales de Douglas, representaciones encontradas en una familia ultraconservadora o un romance adolescente. Con sus tendencias victimistas y de apego emocional, el relato se convierte en una idealización de su persona como justiciero y dueño de su propia vida, máscara destinada a cubrir su realidad más allá del reflejo.

En su acto de abrazar la ficción, la película muta hacia una mezcla de conveniencias argumentales y súbitos cambios tonales, caos relevante para la analogía principal. Trazando la conocida línea entre el humano y la bestia, el masticado debate moral logra adentrarse hacia ámbitos mucho más sugerentes relacionados a la libertad del ser. Haciendo énfasis en la psicología del personaje, la jaula cobra un sentido aparte al del plano físico, un espacio latente en el trauma, la frustración y el dolor del antihéroe protagonista.

Dicho esto, tampoco es que pueda excusarse cada una de las propuestas como visiones del protagonista, siendo el tratamiento incompleto al momento de desarrollar las diversas ideas que se ponen en pantalla. Si el encierro se ve personificado en la figura del perro como animal dependiente, la película insiste en incluir al tema religioso como llave de esa jaula, recurso que se extravía entre saltos temporales y diálogos pomposos. Por su parte, el constante desenfoque hacia situaciones y subtramas menos sustanciales se hace notar, contenido entretenido pero que redunda en esa recreación idealizada del relato protagonista.

En cuanto a los acompañantes caninos, es sorprendente la gracia con la que son capturados en pantalla. Considerando lo extravagante del asunto, el encanto nace de esa capacidad para guiar a los animales, así como del trabajo visual para lograr cierta verosimilitud en su actuar. Aún así, el rol de los mismos se limita al del resto del cast, secundarios que viven al servicio de Douglas, incluyendo ese plot armor que, nuevamente, puede justificarse desde lo interpretativo. 

Claro está, la película puede resultar obvia con sus constantes zooms y demás interacciones poco sutiles, recursos presentes más que nada en esas conversaciones con la psiquiatra Evelyn, Jojo Gibbs como la receptora de esta particular historia. Entre el intercambio de primeros planos y el martilleo de diálogo pseudo filosófico, esta relación funciona como un soporte discusivo de lo que se cuenta, un vistazo objetivo, si quiere decirse, de lo ofrecido por Doug. No obstante, esta misma relación logra encontrar su lugar cuando el filme agarra ritmo, llegando a convertirse en un acto revelatorio en su función constructiva (compartida con la audiencia) por comprender el cómo y por qué llegamos a esto.

Culminando con una respuesta sólida para ese viaje de emociones incontrolables, el rol terapéutico compartido se solidifica en un final catártico, teatral. Si se habla de acción y reacción, la credibilidad de los hechos puede sacrificarse a favor de esta recreación instintiva de la que, simplemente, podemos ser espectadores. Siendo entes complementarios, la realidad y la ficción son las únicas que pueden transformar, seducir con esa fantasía que puede vivir en el relato o, si se quiere, materializarse ante nosotros. Entre ambos campos, Besson no da en el blanco, pero ofrece suficiente para escucharlo una vez más.

Archivado en:


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *