[Premios Oscar] “Pobres criaturas” (2023): un mundo extraño de lecciones poco extrañas

Tras obtener múltiples nominaciones al Oscar, ha llegado el momento de hablar de la película que, según mucha gente, cambia vidas y es de las experiencias más bizarras que se puede tener frente a la pantalla grande. ¿Pero realmente es así como dicen? Me refiero a Poor Things (Pobres criaturas), la nueva película del director griego Yorgos Lanthimos, que cuenta con un elenco encabezado por Emma Stone y otros nombres de peso como Mark Ruffalo o Willem Dafoe. 

Godwin Baxter, conocido como God, es un científico a quien le gusta hacer experimentos inusuales que desafíen a la naturaleza. Uno de sus trabajos más recientes es Bella, una mujer a la que, luego de su muerte, se le implantó el cerebro de un bebé, volviendo a la vida como una nueva persona. Es con ese renacer que Bella emprenderá una travesía que le permitirá encontrar una identidad en un mundo que querrá hacer con ella lo que le plazca.

En tiempos donde la fantasía o la ciencia ficción padecen al apoyarse únicamente en un CGI genérico, el director griego apuesta por crear escenarios extravagantes, cuyos decorados son una explosión de elementos con formas bastante diversas entre sí. Destaco esto porque hacerlo de esa forma resulta acorde a su propuesta enrarecida, que es vista desde los ojos de su protagonista. Bella es alguien que anhela de manera ferviente conocer todo lo que hay afuera, teniendo a su disposición lo que, bajo su percepción, sería un enorme patio de juegos.

Eso mismo lo podemos ver a través de la cinematografía. Tras haber logrado una identidad visual que ya venía dándole forma desde sus dos trabajos anteriores, es acá que las manías visuales del director salen a relucir por completo. Junto al diseño de producción ya mencionado, los vestuarios y la banda sonora disonante, es con su uso constante de lentes angulares que ayudan a deformar los espacios que terminamos de entender que, a nivel técnico, esta es una película con una propuesta clarísima. Algo que le da muchos puntos si es que disfruta en una pantalla grande, por supuesto. 

Ahora vamos a lo importante y me refiero a la historia, que es donde encontramos cosas que funcionan y otras que no tanto. Primero, ¿es tan controversial como dicen? Pues yo creo que no, aunque eso también depende qué tan acostumbrado esté uno al cine del director y en general a ese tipo de propuestas. Lo que el guion plantea en un inicio es satirizar la idea tan moldeable que como seres humanos tenemos de la libertad. Esa exploración no es nada ajena en su filmografía, siendo el mejor ejemplo de ello Canino, su segundo largometraje, con la que comparte similitudes temáticas, pero es la estética barroca de la nueva lo que la hace diferenciarse.

Sí, creemos que ahora vivimos en un mundo libre, pero son precisamente una serie de tabúes que se nos impusieron durante nuestro crecimiento que el actuar de Bella nos resulta incómodo, porque justamente ella no los conoce. Serán las diversas personas rodean su vida, partiendo desde su creador, que prefiere mantenerla en una burbuja social, hasta el hombre que la seduce para escapar, alguien que encapsula muchos de los peores vicios de nuestra sociedad, lo que pondrá a prueba su criterio. 

A medida que el relato avanza y va conociendo a las personas claves en su vida, se deja en claro que estas representan diversas visiones tanto buenas como malas del mundo. Dichas visiones nutrirán su forma de pensar, formando así un criterio propio nacido desde una tercera posición. Creo que por eso también reducir la película solo a los vínculos carnales explícitos o la posición ideológica que tendría que seguir de acuerdo con su género sería un error. Claro, está presente dentro de su viaje de autodescubrimiento y le añaden tridimensionalidad, mas no lo es todo. 

Sin embargo, es justo ahí donde yace el gran problema del filme. Lamentablemente, se me es inevitable sentir que a la mitad de este viaje las cosas pierden su rumbo. Ya dije que la película de controversial no tenía nada, incluso podría decirse que hasta juega a lo seguro y no está descubriendo terrenos que no se hayan explorado antes en el séptimo arte. Y no tiene la obligación de hacerlo, debido a que la cinta todavía se sostiene correctamente dentro de sus parámetros clásicos. El problema es que llega a un punto donde la exploración de Bella pierde mucha fuerza. Situaciones que tranquilamente podrían ser materia para enriquecer el conflicto son usadas, en una buena parte, para dar vueltas en nociones ideológicas que sí, nutren su conocimiento, pero se quedan solamente en diálogos expositivos. 

Supongo que debo darle algo de crédito al guionista y al propio Lanthimos por saber asolapar esa verborrea con las dosis suficientes de shock value y una excelente dirección de actores. Así el espectador pasa por alto ese bombardeo de lecciones de vida que se va haciendo monótono y se termina quedando más con las emociones fuertes. Además, hay un giro de tuerca al final que me funcionó bien la primera vez que vi la cinta. Fue ya en el revisionado que me pareció un intento desesperado por subvertir las expectativas, cuando quizá mucho no lo necesitaba si la historia en sí misma ya es una gran subversión. 

Aun con su problema de exceso de ideas, donde solo pocas se desarrollan adecuadamente tentándola a caer en lo superficial, Pobres criaturas es una película correcta. Personalmente, me parece un trabajo menor comparado a otras películas de Yorgos Lanthimos que me gustan muchísimo más, pero tampoco podría considerarla desechable por los méritos muy bien ganados que tiene. Entre esos está, desde luego, la magnífica actuación de Emma Stone, dando posiblemente una de las mejores de su carrera, llena de expresividad y un temple único en su generación. En conclusión, creo que es una cinta retorcida y divertida, invitándonos a conocer todo lo que podemos hacer y pensar como seres humanos, teniendo a la libertad como meta y el precio no tan barato que hay que pagar por ella.