En Winnipeg, Canadá suceden diversas historias. Primero, dos niñas encuentran dinero congelado en el suelo y quieren sacarlo. Segundo, un hombre renuncia a su trabajo para buscar a su madre que no ve hace muchos años. Y tercero, un guía turístico le enseña a un grupo de personas lo “mejor” que esa ciudad tiene para ofrecer. Tres historias en las que el tiempo y el espacio serán clave por las revelaciones y cambios que tendrán a lo largo de sus traversías.
Por lo general, las películas sobre historias cruzadas suelen ser de mi agrado. Casos como Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, Magnolia de Paul Thomas Anderson, o hasta un caso peruano como Caídos de cielo de Francisco Lombardi, son buenos ejemplos de lo que una narrativa de múltiples conexiones puede ofrecer. Ahora, el director canadiense Matthew Rankin toma este formato para su tercer largometraje y el resultado, aunque interesante, no fue algo que me haya parecido totalmente encantador como las cintas mencionadas previamente.
Ya desde el arranque se puede notar que acá se toman dos ideas pilares que se tienen de un país como Canadá: su amplia diversidad cultural y aquello que se suele decir, que es un país donde “no pasa nada”. Lo primero está perfectamente evidenciado en sus protagonistas, los cuales son en su mayoría de origen/ascendencia iraní, siendo un grupo étnico tan predominante en la ciudad de Winnipeg, dentro de esta ficción, que pareciera ser que son la cultura principal de un país donde el inglés y francés son las lenguas oficiales. Acá es que va el cruce con esa segunda idea pilar, ya que para ser el persa el idioma que más se escucha a lo largo del metraje, los personajes igual parecen estar totalmente atravesados por la idiosincrasia occidental ese país que parece carecer de una identidad propia tan marcada.
Desde el profesor malhumorado que les exige a sus alumnos hablar en francés para estar “inmersos en esa cultura”, o un guía turístico que ve como una gran atracción la fuente, sin agua, de un centro comercial, es notorio ese elemento satírico con el que juega el director. Tomando una frialdad humorística que podría asimilarse a la de un cineasta como Aki Kaurismäki, Rankin busca borrar los límites que hay entre el espacio geográfico que puede haber entre dos lugares muy distintos, viendo el lado divertido que puede haber si mezclas un espacio tan frío y aburrido con una cultura de una idiosincrasia mucho más rica.
Esto se puede ver también en el propio rol que el director toma en esta historia, siendo un personaje que busca a su madre y en el camino se reencuentra con sus raíces, aquellas que por esa mezcla de culturas se fue olvidando. Pero claro, hablar de un éxito al momento de querer hacer eso es complicado, debido a que en medio hay también obstáculos que permiten que esa amalgama no sea la más amable. Ahí, elementos como la nieve o la imponente arquitectura mostrada, tienen un rol fundamental, siendo ambas cosas barreras que impiden que tanto el viaje de él como el de los demás personajes lleguen a un puerto seguro. Objetos que esperan derretirse o son cubiertos de esta capa gruesa de nieve o hielo, y edificios sin mayor atractivo que ser grandes bloques de concreto, son cosas que le dan ese sabor a nada que el cineasta logra de gran manera.
Sin embargo, si bien destaco el trabajo de la forma, es el fondo donde Universal Language queda un poco al debe. Al inicio mencioné ese gusto que tenía por las películas de historias cruzadas, sobre todo porque la conexión de cada historia no estaba solo entre uno que otro personaje, sino también por el hecho de que juntas podían estar unidas por algo que la elevaba a otro nivel. Acá puede que también tengamos esto, mas no consigue contarse de un modo que sea tan atractivo. La narrativa se llega a sentir muy dispersa, con los personajes yendo y viniendo, dejando un par de buenos momentos, pero sin dejarlo a uno lo suficientemente satisfecho con lo que está viendo.
Este desarrollo, junto a su sentido del humor, no son algo malo como tal y creo que, en un todo, no podría realmente desmerecer a la película solo por “no engancharme”. Simplemente fue una experiencia a la que quizá, en un mejor contexto, podría haber disfrutado de mejor forma. Aun con esos problemas, Universal Language es correcta, teniendo potencial para haberle dado mayor cohesión a sus historias y dar un mejor sustento a sus ideas como un elemento fantástico que se sacan a último minuto que, bueno, ya queda a criterio de quién lo vea qué es lo que podría significar.
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