[Crítica] «El exorcismo» (2024), con Russell Crowe


Hemos tenido que esperar bastante para ver “El exorcismo”. Originalmente filmada en el 2019, la producción recién concluyó a principios de este año luego de una serie de regrabaciones en el 2023, las cuales no pudieron llevarse a cabo antes debido a la pandemia del covid-19. Por ende, técnicamente, “El exorcismo” es más antigua que la otra producción de Russell Crowe centrada en terror religioso, la entretenida “El exorcista del papa”. Y desgraciadamente, habiendo ya disfrutado de aquella producción, esta segunda propuesta no queda muy bien parada, haciendo uso de ideas bastante novedosas al inicio, para finalmente decepcionar un poco y sentirse como una experiencia desordenada y poco clara.

La premisa de “El exorcismo” está llena de potencial. Crowe interpreta a Anthony Miller, un actor venido a menos que pasó por una dura etapa de alcoholismo, y que está tratando de arreglar la relación que mantiene con su hija, la adolescente Lee (Ryan Simpkins) luego de la muerte de su esposa. Al comenzar el filme, es contratado para interpretar el rol de un cura en un remake de “El exorcista” (nunca mencionan el nombre la película, pero igual queda súper claro), dirigido por un intenso cineasta llamado Peter (Adam Goldberg). Tony está un poco inseguro sobre su trabajo, pero a pesar de todo, su hija intenta animarlo, y hasta lo ayuda a practicar sus líneas en casa.

No obstante, una vez que madre e hija llegan al set de rodaje, las cosas comienzan a salir mal. No es solo el hecho de que Tony tenga problemas memorizando el diálogo de su personaje, o que no parezca estar muy metido en la ficción de la película, sino que también comienzan a suceder cosas extrañas: luces que parpadean, objetos que caen repentinamente, y eventualmente, incluso muertes. Es así que “El exorcismo” comienza a desarrollar un interesante contraste entre lo real y lo que podría estar en la mente de Tony. Es decir, al menos durante un tiempo, el espectador no está seguro si lo que ve es parte de sus problemas médicos y de salud mental, o si son realmente sucesos paranormales. Felizmente, un cura real llamado Conor (David Hyde Pierce) está siempre cerca, como para ayudar a determinar qué es lo que está pasando con Tony.

Así se va haciendo evidente que “El exorcismo”, hasta cierto punto, intenta desarrollarse como una experiencia relativamente metatextual. No podemos ignorar, por ejemplo, que el director, Joshua John Miller, sea el hijo de Jason Miller, que interpretó al padre Damien Karras en el clásico de 1973 “El exorcista”, lo cual, por supuesto, hace que la premisa de esta nueva película se sienta como una suerte de comentario sobre el legado del cineasta encargado de traerla a la pantalla grande. Y resulta interesante, además, ver a un personaje que no cree ni en lo sobrenatural ni en lo religioso, tratar de enfrentarse a una fuerza demoníaca que podría ser real o no, en el contexto del rodaje de una película que justo lidia con esos temas. Es un concepto intrigante, que lamentablemente no es del todo aprovechado en este film.

Eso se debe, principalmente, a que la película va adentrándose cada vez más en un territorio de clichés y estereotipos mientras va avanzando. Y una vez que deja muy en claro cuál es la verdadera naturaleza de los sucesos que están ocurriendo alrededor de Tony, la historia concluye de forma frustrantemente previsible (el título del filme termina siendo decepcionantemente apropiado). No es que “El exorcismo” esté mal escrita, necesariamente; de hecho, tanto Tony como Lee pasan por arcos de personaje satisfactorios, y hay suficientes momentos de tensión como para no aburrir al espectador promedio. Pero considerando su premisa, creo que tenía sentido esperar algo ligeramente menos previsible.

Felizmente, tanto la cinta en sí como Russell Crowe toman decisiones interesantes con el personaje de Tony. Lo que tenemos acá es un hombre lleno de arrepentimientos, que está intentando arreglar su vida, pero que poco a poco es absorbido y abusado por fuerzas superiores a él mismo. “El exorcismo” incluye, además, varios flashbacks breves que nos muestran un evento terrible que vivió cuando era niño, y que ayudan a explicar su traumas del presente, especialmente en relación a lo religioso. Es así que, a través de su protagonista, la película lidia con temas relacionados al trauma, el arrepentimiento, los vicios, las relaciones de padre e hija, y la fe. Es bastante ambicioso y no todo funciona, pero agradezco que la película haya intentado hacer algo distinto.

Ayuda, además, tener a un actor de la talla de Crowe en el rol principal. El australiano interpreta a Tony como una persona torturada, que intenta hacer lo mejor por su hija, que realmente quiere salir adelante y trabajar, pero que poco a poco va decayendo. A través de él, “El exorcismo” utiliza lo sobrenatural como una efectiva metáfora para los vicios y adicciones en las que mucha gente puede caer. Como Lee, Ryan Simpkins está simplemente bien —tiene momentos muy creíbles, pero también algunos que carecen de fuerza. Por otro lado, me gustó el trabajo de Chloe Bailey como Blake, una actriz y cantante que desarrolla un romance con Lee (en una subtrama queer refrescante pero poco desarrollada); Sam Worthington está correcto como Joe, un actor y viejo amigo de Tony, y siempre da gusto ver a David Hyde Pierce en algo, por más de que acá se le vea un poco cansado.

Esperaba más de “El exorcismo”. Esperaba una experiencia más terrorífica, una historia con un buen final, y no algo que claramente pasó por toda una suerte de regrabaciones, que al parecer no hicieron más que enredar la narrativa. Sí, la película incluye varios momentos de suspenso —la mayoría protagonizados por Lee—, y las actuaciones son todas buenas —especialmente la de Crowe—, pero al final del día, y a pesar de su intrigante premisa, el film no logra escapar de los clichés de un género que honestamente debería ya tomar un largo descanso. “El exorcismo” destaca por el trabajo de desarrollo de personajes y su naturaleza metatextual, y ciertamente agradezco que haya intentado hacer algo novedoso, pero nada de eso logra compensar sus deficiencias más notorias.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Strike Media.

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