Festival de Lima: «Raíz» (2024), de Franco García

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Raíz: una no muy profunda

Filme que narra, desde el punto de vista de un niño –Feliciano (Alberth Merma)–, los riesgos que amenazan a la comunidad andina en la que vive con sus padres y donde se dedica al pastoreo de alpacas, mientras sueña con que la selección peruana de fútbol clasifique al campeonato mundial del citado deporte en Rusia.  

Dirigida por Franco García Becerra, hablada en quechua y español e interpretada por actores no profesionales, la cinta muestra las tensiones de los moradores de una comunidad altiplánica con el intermediario en la compra de la lana, así como el enfrentamiento con una empresa minera que está contaminando sus fuentes de agua y pastos. A estas preocupaciones se suma la ira de una deidad del cerro vecino, quien retiene al ganado y perro del pequeño pastor.

Las virtudes de la película van por el lado de la muy buena fotografía y aprovechamiento de la belleza del paisaje local, y las actuaciones naturales del niño protagonista y el resto del casting, las que resultan correctas y eficaces para los fines de este filme, por cierto, poco pretencioso. 

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Sin embargo, hay un problema de fondo que es la desarticulación narrativa de las líneas de acción: la mágico-religiosa, el conflicto social y la obsesión futbolera. No queda muy clara la relación entre la disputa principal (con la mina) y la molestia del cerro, ya que aplacarlo mediante una oportuna ofrenda ritual no soluciona el problema de la contaminación. Pero, sobre todo, el principal conflicto dramático solo se manifiesta, pero no se desarrolla completamente, ni mucho menos se resuelve; lo mismo que el problema con los precios de la lana. La ilación de estos componentes, incluyendo el balompié, se ven algo forzados.

Esto podría ser en buena medida coherente con la comprensión limitada de un niño –en cuanto a los alcances de los problemas que observa–, pero la cinta está dirigida tanto a niños como a adultos e –independientemente del rango etario– la acción principal se queda prácticamente en standby. Debido en parte a ello, el niño protagonista es solo un observador antes que un participante; por ejemplo, no exhibe una gran angustia por la misteriosa desaparición de sus mascotas. En esa misma línea, el resto de personajes se quedan a medio camino por la insuficiente (e irresoluta) intensificación dramática. A causa de estas debilidades estructurales la obra no alcanza a levantar vuelo.

Pese a ello, la cinta puede resultar atractiva por la presencia de elementos que convocan público: niños, animales exóticos (uno devenido en mascota), atavíos turísticos, belleza del paisaje natural, temas ambientales, injusticia, fútbol. A este nivel, el guion sí resulta coherente, aunque el resultado sea una obra menor, correctamente filmada y producida, pero desbalanceada y sin mayor trascendencia (o resolución) dramática. Lo que sí me pareció un buen punto fue la inesperada conclusión del tema futbolero.


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