[Crítica] “The Outrun” (2024), de Nora Fingscheidt

the outrun film

Saoirse Ronan produce y protagoniza el que posiblemente sea el mejor filme de su carrera tras Ladybird (2017). Dirigido por la alemana Nora Fingscheidt, y adaptado del libro autobiográfico de la periodista escocesa Amy Liptrot, The Outrun combina el tumultuoso viaje de rehabilitación y superación personal de una joven alcohólica con secuencias que capturan la bravura de la naturaleza escocesa, además de alusiones a relatos extraordinarios del folklore de ese país. Intercalando entre el pasado descontrolado de la protagonista por bares de Londres y su presente taciturno en la isla de Orkney, el filme propone una experiencia de vida inspiradora envuelta en una verdadera odisea que materializa los demonios internos de la protagonista, y los peligros del alcoholismo, en forma de tempestades naturales y artificiales.

Contada desde el presente pero siguiendo una estructura no lineal, la trama empieza con el regreso de la protagonista, Rona, a su pueblo natal tras haber tocado fondo con su adicción en Londres. A pesar de sus esfuerzos por mantenerse serena y sobria, Rona es constantemente atormentada por los excesos de su pasado reciente, que la hicieron perder una relación amorosa, y por la tentación creciente de volver a tomar alcohol. Eventualmente aprendemos que su adicción está enraizada en traumas de infancia ocasionados por un padre bipolar. Una oferta de trabajo en preservación ambiental para analizar la población local de codornices representa una oportunidad para que Rona enderece su desarrollo personal y vuelva a acercarse al mundo natural que la inspiró de niña. 

El guion sugiere una colaboración óptima entre la autora del libro y la directora de la película al demostrar un equilibrio saludable entre componentes narrativos y audiovisuales. Tal es así que las narraciones en off de Rona, posiblemente extraídas como tal del libro, no terminan haciendo que las imágenes sean redundantes. Mientras que estas transmiten sus reflexiones personales en el presente durante los flashbacks del pasado turbulento en Londres, las narraciones correspondientes a las secuencias de fenómenos naturales son aprovechadas para hablar de mitos escoceses. En ese sentido la película se mantiene fiel a su fuente literaria, pero no por ello deja de ser una obra audiovisual con un valor artístico único. Además de atmósferas tensas y surreales que van de acuerdo con el comportamiento cambiante de Rona, el montaje cinematográfico genera transiciones espectaculares entre el presente y el pasado, entre la ciudad y el campo o incluso el mar. También hay segmentos que incorporan imágenes de animación, como el del origen mitológico del archipiélago de Orkney, o imágenes de archivo alusivas a temas como el alcohol.

A nivel dramatúrgico, Saoirse Ronan ofrece una de sus mejores interpretaciones como una joven perdida en su propio laberinto de excesos. Sus escenas en bares con amigos capturan el horror de la transformación de una persona alcohólica que pasa de un estado de júbilo a otro de miseria y cólera descontroladas. El deterioro de su relación con Daynin (Paapa Essiedu), que incluye escenas duras de digerir, es de las mejores representaciones del daño colateral e irreversible del alcoholismo. La actuación de Ronan también se luce en la etapa de rehabilitación de su personaje, revelando otros matices de personalidad como su afecto incondicional por el padre bipolar y su pasión por estudiar el ecosistema local. También ofrece momentos de júbilo genuino que alcanzan su mayor expresión en la secuencia de montaje final que se antoja como un homenaje a quienes logran asumir, afrontar y purgar sus adicciones. La actriz irlandesa merece ser reconocida por este personaje tan solo porque implica la totalidad del peso dramático de una cinta de casi dos horas. 

The Outrun es una producción digna de ser escocesa por capturar la magia y la energía del clima y la fauna locales. La conexión con la naturaleza es perceptible desde su secuencia de apertura que destaca a las focas que nadan alrededor de Orkney y que según la leyenda local se transforman en personas hermosas de noche. La granja de corderos del padre de Rona ejemplifica la actividad económica esencial en la Escocia rural, exponiendo un trabajo duro y un modo de vida rústico que en gran medida explican la tosquedad y el desafecto de Rona. El mar y la tempestad son las otras grandes protagonistas que no se limitan a enfatizar los puntos álgidos de una historia de por sí turbulenta e impredecible sino que sirven como recordatorios constantes de lo volátil y abrumadora que puede ser la vida. El filme también destaca rituales y festividades que son tan distintivos de la identidad cultural local como su entorno natural.

Nora Fingscheidt, Saoirse Ronan y Amy Liptrot construyen de forma claramente colaborativa un relato sumamente excitante e inspirador a partir de un testimonio real de adversidad y superación que resonará sobre todo en quienes hayan sufrido las consecuencias del alcoholismo, ya sea en carne propia o a través de seres queridos. The Outrun es un ejemplo notable de una adaptación literaria que no se conforma con ofrecer una dramatización a secas y aprovecha el poder de sus elementos propiamente audiovisuales. Por experiencia propia también puedo corroborar la autenticidad de su representación del entorno cultural y natural escocés como enigmático e indomable.

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