“Strange Darling” (2023), de JT Mollner


Lo mejor que uno puede hacer es ver Strange Darling sin saber mucho respecto a la narrativa, personajes o siquiera premisa. Es una película sobre la vida amorosa de un asesino serial, y todos los problemas en los que se mete debido a ella. Eso es todo lo que deberían saber antes de animarse a ver el filme. Averiguar más implicaría meterse en territorio de spoilers, y este es el tipo de película que se disfruta más mientras uno sepa menos sobre ella. Se trata, pues, de un sangriento thriller lleno de sorpresas, que toca temas relacionados a los roles de género de forma magistral, y que toma decisiones creativas conscientes para ir en contra de los clichés del cine de asesinos estadounidense. Claramente, se trata de una de las mayores gratas sorpresas que he tenido en lo que va del año.

No obstante, si quieren conocer un poquito más antes de animarse a verla, pues sepan que tiene como protagonistas a la Señora (Willa Fitzgerald) y al Demonio (Kyle Gallner), que a lo largo de varias horas, se van metiendo en un sangriento juego de gato y ratón, el cual culmina en una cabaña en medio de los bosques de Oregon. ¿Quién saldrá vivo? ¿Y cómo es que la relación aparentemente de corte sexual entre ellos terminó convirtiéndose en algo tan violento? Esas preguntas son parte del rompecabezas que Strange Darling nos propone, el cual se va develando y armando poco a poco mientras el filme se desarrolla en orden no cronológico, mezclando el presente con el pasado no para confundir al espectador, sino más bien para manipular sus expectativas y jugar con la naturaleza de los roles protagónicos.

Está todo bien armado y resulta fácil de admirar. Strange Darling comienza con un título que nos informa que fue filmada en celuloide de 35 mm (excelente), y que su historia, se supone, está basada en eventos reales de hace tan solo unos años. Pero más importante, también se nos informa que la historia será presentada en seis capítulos (bueno, en realidad seis capítulos y un epílogo), y es ahí donde radica la primera novedad de la cinta. Dicha estructura es establecida no porque el guionista-director JT Mollner se quería hacer el interesante, sino porque le permite jugar con la percepción que el espectador tiene de los personajes, e introducir un giro narrativo que no resulta completamente imprevisible, pero sí muy satisfactorio.

De hecho, dicho giro es representativo de lo que Strange Darling hace en general: jugar con las expectativas que el espectador tiene del género de terror de asesinos seriales. ¿Creen saber con exactitud quién es el asesino y quién es la víctima? Pues piénsenlo otra vez. ¿Saben exactamente cómo terminarán las cosas? Lo dudo. ¿Esa primera imagen que se nos mostró, se supone que es un acto bien específico, no? No necesariamente. Al presentarnos imágenes y hasta escenas enteras como piezas que forman parte de un todo que no ha sido terminado de armar, Mollner logra desarrollar una gran cantidad de suspenso, haciendo que uno crea algo y momentos después cambie de opinión, sin llegar a estar totalmente seguros de lo que pasa… hasta el ya mencionado epílogo. Es todo muy emocionante y tenso.

Es así, pues, que Strange Darling no se lleva a cabo como una película tradicional de asesinos seriales, sino más bien como un ejercicio de suspenso que se deleita en jugar con nuestras preconcepciones. Y como se lleva a cabo en un mundo muy similar al nuestro, introduce personajes secundarios que cuentan con los mismos sesgos que nosotros, tratando a ciertas figuras de ciertas formas debido a las ideas fijas que tienen en cuanto a los roles de género y la vulnerabilidad de algunos arquetipos. Si todo esto suena críptico, es precisamente porque estoy esforzándome para evitar mencionar spoilers, pero créanme que me agradecerán por hacerlo. Solo sepan que Strange Darling trata los temas ya mencionados de forma inteligente, permitiéndole a sus personajes manipular a otros debido a cómo se presentan o cómo actúan o, por qué no, al género al que pertenecen.

Ayuda, además, que las actuaciones sean todas excelentes. Como la Dama, Willa Fitzgerald está simplemente genial, vacilando entre vulnerabilidad y una palpable intensidad, entregándonos un personaje que por un buen rato no parece ser más que un enigma —una suerte de construcción vacía de la típica “Mujer vulnerable de película de terror”. Por supuesto, todo esto es adrede, y la Dama termina siendo mucho más que eso. Y como el Demonio, Kyle Gallner está al mismo nivel, presentándose de una forma, para luego demostrar que es alguien completamente distinto, con un pie en la intimidación, y otro en la dulzura y carisma que le permitirían acercarse a alguien como la Dama. Sus interacciones antes de llegar al bosque son de lo mejor que tiene Strange Darling para ofrecer, e informan mucho de lo que pasa después (después en la ficción, pero no necesariamente en la forma en que percibimos la historia).

A nivel visual, Strange Darling logra hacer mucho con poco, sintiéndose como una verdadera experiencia indie, pero no por eso barata o simplona. Mucho se ha escrito sobre la incursión de Giovanni Ribisi a la dirección de fotografía para este proyecto (¡!), pero a final de cuentas, todo lo que queda hacer es admitir que ha hecho un excelente trabajo, demostrando que es, por lo menos, tan buen cinematógrafo como actor. Aprovechando al máximo una dirección de arte que abusa de los rojos sangre y los exteriores soleados, logra desarrollar una imagen cálida y llena de textura, como para transmitir que el filme se lleva a cabo en un mundo contemporáneo con toques vintage, donde la violencia está escondida de manera muy superficial. Agradecí que buena parte de la película, a diferencia de otros exponentes del género, se lleve a cabo en plena luz de día, y disfruté de varias imágenes memorables que Ribisi y Mollner nos llegan a entregar.

Nuevamente: Strange Darling terminó siendo una muy grata sorpresa. Lo que tenemos acá es un thriller lleno de sorpresas, que va en contra de la marea, no solo porque intenta ser “único y diferente”, sino porque está interesado en desarrollar una narrativa verdaderamente tensa, que no se contenta con cumplir con las expectativas que cualquier fanático del género podría tener. Haciendo uso de una estructura atípica y mezclando comentario social bien desarrollado con escenas de sangre y violencia, y por supuesto, actuaciones de primer nivel, esta película termina sintiéndose como una anomalía, como un thriller que sabe a qué público quiere llegar, pero que decide tomar el camino menos atravesado para satisfacerlo. Véanla sin buscar trailers o averiguar sobre la trama, y seguro que quedarán igual de satisfechos que este crítico.

Nota: Vi este film gracias a un screener cortesía de Accolade PR.


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *