Yorgos Lanthimos siempre ha sido un cineasta interesado únicamente en narrar historias a su manera. Sí, ha tenido esfuerzos más cercanos a lo mainstream, como La favorita o la reciente Pobres criaturas, pero incluso aquellas producciones no pueden evitar ser distintas, poniendo en evidencia diferentes excentricidades o simplemente sintiéndose como historias que no se llevan a cabo en un mundo como el nuestro. Pero con Tipos de gentileza (Kind of Kindness, 2024), Lanthimos ha regresado a algo más parecido a lo que hacía al inicio de su carrera, entregándonos tres historias narrativamente incompletas, emocionalmente dispares, pero en general, interesantes.
Es posible, pues, encontrar similitudes temáticas en las tres historias: La muerte de R.M.F., R.M.F. está volando, y R.M.F. se come un sandwich. Lanthimos y su equipo parecen estar diciéndonos algo sobre el poder de los líderes carismáticos, el peligro del control excesivo, y las relaciones de pareja. Pero nada llega a quedar muy claro, a decir verdad, lo cual podría llegar a frustrar a ciertos espectadores. Y por supuesto, por más de que cada historia sea muy distinta la una de la otra, hay elementos que se repiten, desde los hospitales como locaciones importantes hasta accidentes de piernas, menciones de pies (y varios personajes descalzos; ya casi parece una película de Quentin Tarantino) y cómo no, la presencia de un personaje llamado R.M.F. (Yorgos Stefakanos), quien termina siendo más una pista falsa que otra cosa.
Stefakanos, eso sí, es el único actor en interpretar al mismo personaje en todas las historias. El resto del reparto se encarga de traer a la vida a diferentes figuras, lo cual resulta interesante (y pone en evidencia el considerable talento y rango de estos artistas). En la primera historia, La muerte de R.M.F., seguimos a Robert (Jesse Plemons), un hombre de negocios que trabaja para un poderoso jefe (que hace las veces de mentor) llamado Reymond (Willem Dafoe). A cambio de darle un absoluto control sobre su vida (Reymond hasta puede decidir con quién puede tener sexo y con quién no), Robert vive una vida tranquila y llena de lujos con su esposa, Sarah (Hong Chau). Pero cuando Reymond le pide algo que se rehusa a hacer, su vida cambia totalmente (y no necesariamente para bien).
En la segunda historia, R.M.F. está volando, Plemons interpreta a un oficial de policía llamado Daniel, cuya esposa, Liz (Emma Stone), una bióloga marina, ha desaparecido en altamar junto a varios colegas mientras realizaban una investigación. Pero cuando esta regresa a casa sana y salva, Daniel comienza a sospechar que su pareja ha sido reemplazada por alguien completamente distinto, lo cual causa reacciones variadas tanto en su suegro (Dafoe), como en sus mejores amigos y compañeros sexuales, Martha (Margaret Qualley) y Neil (Mamoudou Athie).
Finalmente, en la tercera historia, R.M.F. se come un sandwich, seguimos a Emily (Stone), quien junto a su compañero, Andrew (Plemons), trabaja para un culto liderado por Omi (Dafoe) y Aka (Chau), y está en busca de una nueva lideresa espiritual que se supone será capaz de revivir a los muertos. Es a través de su búsqueda, sin embargo, que nos enteramos que, por meterse al culto, Emily abandonó a su esposo (Joe Alwyn) e hija (Merah Benoit), y que el primero no es necesariamente el tipo de persona que parece ser. De hecho, luego de un encuentro con él, las cosas cambian para Emily, lo cual, curiosamente, la lleva a conocer a un par de gemelas (Qualley), quienes podrían convertirse en la figura milagrosa que tanto estaba buscando.
Si hay algo que no se puede negar de Tipos de gentileza, es que no nos da una experiencia previsible. De hecho, sin importar cómo comienza cada historia, resulta prácticamente imposible adivinar cómo va a terminar, lo cual, junto con sus respectivos finales (todos suficientemente satisfactorios), ayudan a que el espectador no se frustre demasiado con la película (siendo demasiado la palabra operativa, dicho sea de paso). Lanthimos no está interesado en presentaros un mundo similar al nuestro, con una lógica interna consistente o reacciones previsiblemente humanas. Él está operando a un nivel más simbólico y surrealista, lo cual será del agrado de algunos espectadores, pero no de otros.
Porque al final del día, Lanthimos y su coguionista Efthimis Filippou se enfocan tanto en ser diferentes y cínicos, que tanto la película en sí como sus personajes pierden un poco de humanidad. La primera historia es la mejor porque es la que logra conectar más a nivel emocional con el espectador, pero para cuando llegamos a la tercera, Lathimos ha creado una distancia tan grande entre filme y espectador, que resulta más fácil admirar lo que está haciendo, que conectar con eso. Esto es algo que, hasta cierto punto, ha sido observable en producciones previas de Lanthimos, pero que se agrava acá porque, al presentarnos lo que son básicamente tres cortos de corrido, no tiene el tiempo suficiente para desarrollar a sus protagonistas al cien por ciento.
Lo cual, por supuesto, no quiere decir que Tipos de gentileza se un fracaso. Todo lo contrario. Disfruté bastante de la mezcla de tonos e influencias puestas en evidencia. Lathimos hace un excelente trabajo mezclando violencia con sexo; tragedia con comedia, y cinismo con algo (muy poco) de optimismo. Algunos de los finales son bastante pesimistas (y el de la última historia es deliciosamente irónico), y varias de las historias nos dejan con preguntas, pero en general, no es que uno se quede con la sensación de haber visto algo vacío o innecesario. Y regresando a la comedia: la película cuenta con algunos de los momentos más oscuramente graciosos que haya visto este año. Consideren, por ejemplo, cierto video que los personajes de R.M.F. está volando se ponen a ver con la más absoluta seriedad, o por supuesto, el ya mencionado final de la tercera historia.
Tipos de gentileza es, pues, lo que uno debería esperar a estas alturas de un cineasta como Lanthimos. Es una experiencia irregular, con la que resulta difícil conectar a nivel emocional, pero que resulta intelectualmente estimulante, especialmente cuando uno se pone a comparar los diferentes elementos narrativos y mensajes de las tres historias. Tanto Plemons como Stone y Dafoe están fantásticos (de hecho, no hay un solo miembro del reparto que no convenza), y aunque por momentos me frustraba lo obtusa que podía ser la narrativa, no puedo dejar de admirar el cóctel de géneros, referencias, tonos y ridiculeces que Lanthimos nos ha preparado. Este film no es de lo mejor que haya hecho el provocador cineasta griego, pero igual tiene suficiente para recomendarlo; solo tengan en cuenta que definitivamente no se trata de una película tradicional para que vean cansados, de noche, luego de un largo día de trabajo.
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