Festival de Lima: entrevista al cineasta francés Arnaud Desplechin

arnaud-desplechin

Resuenan aún los ecos del 28° Festival de Cine de Lima PUCP. En el marco de este festival, sostuvimos una entrevista con el cineasta francés Arnaud Desplechin (Roubaix, 1960), principal homenajeado este año. En esta conversación abordamos piezas clave de su filmografía, desde su primer largometraje, La sentinelle, hasta el más reciente, Spectateurs!, ambos parte de la muestra que el festival le dedicó. Así también, Desplechin desarrolla la idea de territorios, un personaje recurrente en su obra como Paul Dédalus, y su propia cinefilia como vías de enunciación. 

El cine peruano no estuvo ausente de la conversación, con la mención a la protesta surgida en la inauguración del festival hacia la ministra de Cultura y con el especial énfasis que Desplechin puso en Canción sin nombre, de Melina León, película a la que llamó la obra maestra con la que conoció nuestro país. Para las audiencias locales que descubrieron o redescubrieron el cine de Arnaud Desplechin en esta edición del Festival de Cine de Lima PUCP, la siguiente entrevista puede ser una revelación.

Esta entrevista ha sido editada y resumida, por motivos de longitud y claridad.
Foto de portada: Frank Aguirre – PuntoEdu.

Arnaud Desplechin recibe el Spondylus de Honor en la inauguración del 28 Festival de Cine de Lima PUCP. (Foto: CCPUCP)

Luis Vélez: Muchas gracias por la entrevista, Arnaud. Tienes una larga carrera ya, de casi veinte largometrajes.

Arnaud Desplechin: No lo sé exactamente. Soy muy supersticioso como para recordar cuántas películas he hecho, así que espero haber realizado algunas de ellas (risas), pero no tengo la cifra exacta, no lo quiero saber.

Luis Vélez: La sección homenaje que el festival te dedica es solo una pequeña muestra, cuatro películas, pero son particularmente importantes, como para que las audiencias aquí sepan de ti. De alguna manera el público peruano te está descubriendo.

Arnaud Desplechin: Sí, no todas las películas han estado disponibles, por las traducciones al español, ese es uno de los motivos.

Luis Vélez: Pero varios cinéfilos sí han venido conociendo tu obra. Creo que la primera película tuya que vi fue La sentinelle (1992).

Arnaud Desplechin: Sí, justo estuvimos hablando de ella con Josué Méndez [director artístico del festival], eso me alegró, no recuerdo si me dijo que la vio en Perú o si la vio cuando estuvo estudiando en Estados Unidos. La película ha sido restaurada y la nueva copia está muy bien. Los clips que mostraron (en la ceremonia de inauguración del festival) estuvieron perfectos porque provienen de la restauración.

Luis Vélez: Una magnífica oportunidad para verla otra vez…

Arnaud Desplechin: Sí, la calidad es grandiosa, de verdad, es hermosa. Tuvimos problemas con la película cuando proyectamos la primera copia en Cannes, cuando se estrenó. Se veía verdosa, un poco sucia, pero la restauración es asombrosa.

Luis Vélez: Así es, pero primero hiciste un mediometraje, La vie des morts (1991), que es importante en tu historia personal porque tal vez te abrió las puertas de Cannes y otros lugares.

Arnaud Desplechin: Sí, se presentó en Cannes, pero justo estaba rodando La sentinelle cuando se mostró ahí, así que no pude asistir a la proyección. La vie des morts va del mismo tema que La sentinelle, pero bajo un diferente género. La primera es una película familiar, con los primos juntándose cuando uno de ellos se suicida; es una película familiar como una obra de teatro de Chéjov o algo así, mientras que La sentinelle es una película de espías, un film noir.

Luis Vélez: O un thriller o un neo-noir

Arnaud Desplechin: Pero las dos películas exploran el mismo tipo de sentimiento, cuando sientes cómo si estuvieras viviendo sobre un cementerio, es sobre cómo tienes éxito cuando piensas en el pasado tras de ti y tienes este sentimiento de habitar un mundo que podría ser un cementerio, lo que es un asunto oscuro, que exploré en las dos películas, pero con diferentes talantes.

Luis Vélez: Pues La sentinelle me conmovió y te hablaré de ello, pero ahora quería conversar sobre tu más reciente película, Spectateurs! Quería preguntarte acerca de qué podemos esperar de ella desde tu punto de vista, porque creo que el lugar desde donde brotan sus temas es tu propia cinefilia. ¿Crees tú en eso? Es además una especie de ensayo, con material de archivo, así como un híbrido de ficción y no ficción, además empleando el personaje que encarna Mathieu Amalric, Paul Dédalus, que está presente, me parece, en cuatro de tus películas. ¿Qué podemos esperar como cinéfilos siendo que Spectateurs! viene de tu propia cinefilia?

Arnaud Desplechin: Bueno, Spectateurs! comenzó como una propuesta del productor Charles Gillibert. No lo conocía entonces y nos reunimos, me preguntó si quería hacer una pieza documental sobre un poco conocido filósofo estadounidense que escribió muchos libros sobre cine, Stanley Cavell, porque él era un admirador y amigo de Cavell. Me preguntó si quería hacer un documental sobre las salas de cine y este filósofo.  Mi respuesta fue muy rápida: no sería capaz de hacerlo, no sé cómo hacer un documental. Me gustan los documentales, pero no sé cómo hacerlos, así que le propuse explorar, hacer una película que no asuste tanto al público, más como un ensayo que como una pieza documental. Es una suerte de relato autobiográfico con Paul Dédalus, así que ahí tienes la primera vez que él descubre a Hitchcock en la televisión, la primera vez que su padre compra un televisor y la primera vez que proyecta una película en un cineclub, y así, hasta sus treintas, cuando descubre a Truffaut y etcétera. Así que es el recorrido de un joven cinéfilo, por ello me encantaba la idea de no hacer una película como Los Fabelman, de Spielberg, no una película sobre un director de cine, sino una sobre un joven convirtiéndose en un espectador. Porque he ahí mi sentimiento, que esto que hago para vivir es ser un espectador. Sí, he dirigido algunas películas, pero principalmente, soy un espectador. Pienso que hay algo muy noble en el hecho de ser un espectador de cine, así que exploré ello a través de este viaje autobiográfico de Paul Dédalus. Y también está el ensayo, con clips, tiene toneladas de clips, 55 diferentes de películas populares, películas muy chic, películas “intelectuales”, “artísticas”, todo mezclado. Así que tienes pedacitos de Terminator, Aliens, Howard Hawks, John Ford, Dreyer, todos esos filmes mezclados y juntos, porque lo que amo del cine es el hecho de no haber separación entre el arte noble y el arte popular. Es una sola cosa. Espero que Spectateurs! comunique eso a la audiencia. Me llena de alegría saltar de un género a otro.

Milo Machado-Graner, como Paul, en Spectateurs! (2024), de Arnaud Desplechin.

Luis Vélez: Pues sí, creo que será una delicia cinéfila y mostrarla en un festival es lo más indicado. Ahora, ¿este Paul Dédalus es el mismo personaje que vimos en tus obras previas?

Arnaud Desplechin: Es el mismo. La cosa es que como es el recorrido de un joven espectador, tienes a Paul Dédalus a los seis años, a los doce, a los quince, y a los veinte, y Paul Dédalus como una mujer joven, y después a Paul Dédalus como un cinéfilo afrofrancés, con todos estos actores interpretando el mismo papel que es el viaje de Paul Dédalus. Pero lo que me gusta tanto de Paul Dédalus y por qué elegí el nombre para el personaje, para todos estos actores interpretándolo, es que Paul Dédalus me recuerda a Ma vie sexuelle (1996). ¿Quién es Paul Dédalus?, el director de casting me estuvo preguntando eso décadas atrás, y yo decía que no tenía ni idea. Y luego, después de reunirme con Mathieu Amalric, me di cuenta de que Paul Dédalus es alguien a quien le encanta admirar. A él le gusta decir que Esther, su novia, es fantástica, que su primo es muy divertido, que su amigo Nathan es maravilloso. Así que pensé que era un buen nombre para un personaje que es un cinéfilo, para retratar eso, que él no piensa mucho en sí mismo, pero que sí le gusta mucho lo que está a su alrededor. Esa es mi definición de Paul Dédalus.

Luis Vélez: Y es una gran definición, además leí en algún lado que Paul Dédalus es considerado como tu alter ego. ¿Es así?

Arnaud Desplechin: Oh, sí, algo así, seguro, seguro (risas). 

Luis Vélez: También podemos ver a Paul Dédalus en Mis mejores días (2015), que es igualmente una remembranza de su juventud.

Arnaud Desplechin: Recuerdo cuando le propuse Mis mejores días a Mathieu. Fue durante el funeral de Alain Resnais y Mathieu era uno de los actores que cargaban el féretro en el cementerio. Era un momento muy emotivo, pero no triste, porque Alain Resnais había tenido una vida larga, un trabajo asombroso y ningún remordimiento del pasado…  

Luis Vélez: Sí, él dirigió hasta entrados sus noventa años…

Arnaud Desplechin: Y ese fue un día soleado, así que le dije a Mathieu: justamente dos décadas atrás hicimos juntos Ma vie sexuelle y Paul Dédalus es como un modesto y humilde superhéroe, así que deberíamos hacer la juventud de Paul Dédalus, como si estuviéramos hablando de Superman, y regresar al origen de todo.

Luis Vélez: Como una precuela…

Arnaud Desplechin: ¡Exacto! Es una precuela de Ma vie sexuelle, entonces le dije a Mathieu: estoy pensando en hacer una precuela de nuestro héroe, ¿estarías en ella? Él me respondió: pues, claro, seguro que sí. Así fue como hicimos Mis mejores días.

Mis mejores dias Trois souvenirs de ma jeunesse
Quentin Dolmaire, como Paul Dédalus, y Lou Roy-Lecollinet, como Esther, en Mis mejores días (Trois souvenirs de ma jeunesse, 2015), de Arnaud Desplechin.

Luis Vélez: Bueno, justamente quería conocer acerca de tu relación con Mathieu Amalric. Existe esta troupe de varios actores con los que trabajas a menudo, como Mathieu, Emmanuelle Devos y, más recientemente, Léa Seydoux. ¿Cuán importante para ti es tener esta clase de vínculo con los actores y actrices?

Arnaud Desplechin: Es extraño porque pasamos mucho tiempo juntos durante el rodaje con los actores, principalmente con Mathieu. Con Mathieu, es gracioso, porque cuando lo conocí, no quería ser actor, él quería ser director. Así que la primera vez que llegó, en Ma vie sexuelle, para hacer las pruebas con los demás actores, entró al cuarto y pensó que estaba ahí para que lo contrate como asistente de dirección y para nada como actor, así que el asistente dijo: “oh, no, no, es para la parte”. “¿Qué parte?, no soy actor”, dijo él. “Arnaud te quiere para Paul Dédalus”, respondió mi asistente. Así que no habiendo nacido para actor, Mathieu siempre me está preguntando y compartimos ideas. Siendo bien intrusivo durante el rodaje, después del rodaje soy terriblemente tímido con los actores. Con Emmanuelle Devos o con Mathieu Amalric no socializamos tanto entre películas. Compartimos nuestra amistad y nuestros vínculos durante el rodaje, pero luego de ello soy tan tímido que soy como un oso regresando a mi hibernación (risas).

Ma vie sexuelle
Mathieu Amalric, como Paul Dédalus, y Emmanuelle Devos, como Esther, en Comment je me suis disputé… (ma vie sexuelle) (1996).

Luis Vélez: Recuerdo a Mathieu también de una pequeñísima parte en La sentinelle. Es creo uno de los estudiantes.

Arnaud Desplechin: Sí, es uno de los estudiantes. Recuerdo que es el chico que vomita en la autopsia, delante del médico.  

Luis Vélez: La sentinelle es una pieza muy importante y es destacable que sea tu primer largometraje, empleando un filme de espías, un thriller, una película neo-noir para hablar de geopolítica. Creo que también tiene que ver con el momento en que fue filmada.

Arnaud Desplechin:Oh, sí, durante el tiempo de la caída del Muro de Berlín.

Luis Vélez: Así es. El filme comienza en Bonn, durante los días de la reunificación de Alemania y admiro que uses una película de género para abordar cuestiones complejas, geopolítica, temas sociopolíticos y este asunto sobre memoria, la necesidad de cuidar a los muertos cuando no están siendo cuidados por los gobiernos o la historia, y de una forma impactante, como cuando ves esa cabeza cortada. ¿Cuáles eran tus sentimientos al respecto?

Arnaud Desplechin: Todavía tengo la misma teoría, de que cuando estás lidiando con política externa en una película de ficción, esta se convierte en una película de espías, del género de espías. Si es que estás hablando del cuerpo, de la carne, la enfermedad, los cadáveres, etcétera, en la pantalla se convierte en una película de terror, como en las películas de David Cronenberg. Estuve profundamente influenciado por Cronenberg en La sentinelle, para todas las escenas con la cabeza. Y si estás lidiando con un conflicto en un pequeño apartamento o en un apartamento grande, entre William y Mathias, es como una suerte de film noir, así que me encantó la idea de expresarme a través del cine de género sin decir que estaría exactamente diciendo la verdad. No, estoy explorando temas a través del género, y apenas tratas de filmar geopolítica. Sí, es una película de espías, porque está Bonn y la Unión Soviética.

Luis Vélez: Y las fronteras y los asuntos diplomáticos…

Arnaud Desplechin: Cruzar la frontera, etcétera. Te decía que los grandes filmes de David Cronenberg tuvieron un gran impacto en mí como espectador, pero está también la gran conmoción que experimenté en mi vida cuando vi por primera vez Shoah, la película de Claude Lanzmann, y podría decir que nunca me recuperé de esa película. Fue un gran shock para mí, habiendo nacido europeo, francés, y ver Shoah, que es una película francesa, de un director francés. Podría decir que no me recuperé de esa emoción y la emoción en sí se transformó en La sentinelle, o algo así, y Spectateurs! es un tributo a Shoah, a Claude Lanzmann. No conocía a Lanzmann cuando dirigí La sentinelle, pero lo conocí quince años después y fuimos amigos hasta sus últimos días. Así que es un tributo a ese film y el corazón de la película es el capítulo sobre Shoah.

Emmanuel Salinger, como Mathias Barillet, en La sentinelle (1992).

Luis Vélez: Totalmente, y en Spectateurs! aparece esta escena con Paul yendo al cine de adolescente y pide una entrada para una película de Bergman, así que tenemos a Bergman y también a Terminator, y eres tú a menudo comparado con Truffaut. Eres pues, en esencia un cinéfilo, un verdadero amante de las películas.  

Arnaud Desplechin: Sí, soy en definitiva un amante de películas. Es extraño, porque podría decir que es una maldición y una bendición al mismo tiempo. Tienes a enormes directores que no son cinéfilos para nada, citaré a uno de los más famosos, uno francés, Robert Bresson, que decía que no le importaban las películas excepto las películas de Robert Bresson. Él no sabía nada acerca del cine, él solo estaba siendo Robert Bresson y punto, y sus filmes son perfectos. Tenemos un clip de Robert Bresson en Spectateurs!, lo admiro un montón, pero no él estaba interesado en las películas. Mi maldición es que apenas estoy escribiendo una escena, o dirigiendo una escena, veo en ella una película de veinte años atrás que no puedo recordar. Es una maldición, pero del otro lado es una bendición porque puedo usar eso y comienzo a preguntarme: está bien, ¿cómo podría hacerlo diferente a Truffaut?, ¿cómo puedo hacerlo de otra forma? Así que este conocimiento es a veces una carga y a veces una gran libertad, y finalmente únicamente un proceso. Pero no puedo cambiar quien soy, soy un cinéfilo, un fanático de las películas. Pienso que uno de los más importantes directores contemporáneos es Quentin Tarantino, que es un tremendo amante del cine. Creo que Había una vez en Hollywood es una de las grandes obras maestras de los últimos diez años, una película maravillosa.

Luis Vélez: Lo es. Y en Spectateurs!, cuando una amiga de Paul le pregunta por qué vio la misma película tres veces, Paul le responde: “la primera vez para descubrir, la segunda vez para admirar, y la tercera, para aprender”. Esa es la perfecta definición de un cinéfilo que se toma bien en serio el cine.

Arnaud Desplechin: Así es.

Luis Vélez: Bueno, Arnaud, para terminar esta bonita conversación, quería hablar de Perú porque en la inauguración del festival, en tu discurso, mencionaste que descubriste el Perú viendo Canción sin nombre, de Melina León, que es una directora de cine admirada aquí. ¿Cómo fue que viste esta película?

Arnaud Desplechin: Cuando Canción sin nombre se estrenó en Francia, y yo ya estaba preparando Tromperie (2021), fue justo después de la cuarentena por la covid en Francia. Ahora la situación está bien y hay salas llenas, pero cuando la película de Melina se estrenó, no le fue tan bien, porque fue cuando el público recién regresaba a las salas, así que me la perdí. Luego, sabiendo que iba a visitar Perú, pensé, no sé nada del Perú, excepto por los cuentos que leía de niño, sobre los Incas, así que pedí ver algunas películas, así tendría algo de conocimiento. No quería leer libros ni guías, quería ver películas, qué tipo de películas se producen en Perú. Así que vi dos: El caso Monroy, dirigida por Josué Méndez, donde amé a todos estos personajes de mujeres que eran divertidas, salvajes y extrañas. Fue una gran manera de descubrir quiénes son estas mujeres, que son también peruanas. Luego seguí con Canción sin nombre y creo que es una absoluta obra maestra, una película perfecta. No tenía idea de que la película fuera así de buena. Me enamoré de esos rostros, de este sufrimiento y esta nobleza y dignidad, de esas paradojas que abracé. Y no solo el personaje de la mujer, también el del esposo estuvo fantástico, y el joven periodista y el beso con el actor, que es admirable. La forma en que está filmada, los seguimientos lentos, amé todo de ella, entonces me di cuenta de que podría enamorarme de un país con solo una película. Fue así de sencillo, maravilloso, cosa que he practicado, porque en Spectateurs! hay un capítulo largo sobre indígenas. He nacido en Europa y amo las películas, así que, viendo películas, como todos los niños franceses, viendo westerns, los rostros nativo-estadounidenses comenzaron a ser muy importantes para mí. ¿Se reconoce eso? Me enamoré de todas estas paradojas sobre el rostro nativo, así que este amor no llegó a mí a través de la historia de África o China, no, llegó de los westerns y de la reflexión del rostro nativo-estadounidense, que era muy importante para mí. Así que para descubrir el rostro andino peruano necesitaba hacerlo, siendo quien soy, a través de este tipo de diálogo y esa fue la conmoción que experimenté con Canción sin nombre.

cancion-sin-nombre
Pamela Mendoza Arpi, como Georgina, y Tommy Párraga, como Pedro, en Canción sin nombre (2019), de Melina León.

Luis Vélez: Maravilloso. Y es también como una correspondencia porque podemos conocer cosas, por ejemplo, de Roubaix, que es donde naciste, viendo una película como Roubaix, une lumière (2019), u otras películas que tienen lugar en esa ciudad, como estas con Paul, que es un personaje también nacido en Roubaix.

Arnaud Desplechin: Sí, y escapar para ir a otros países, como Tayikistán, y descubrir otros rostros más allá del caucásico. Roubaix es muy importante para mí. Es una ciudad muy chica en Francia, la más pobre de Francia, y es muy argelina, no solo norteafricana, es realmente argelina. Tienes a unos pocos marroquíes, unos pocos tunecinos, argelinos, y nunca en mis películas previas fui capaz de filmar un rostro, un personaje, norteafricano, porque habiendo nacido blanco, caucásico y francés, pensaba: ¿quién soy yo para filmar a personajes norteafricanos? Y con Roschdy Zem, con quien tuve una colaboración tan maravillosa, por primera vez en mi vida pude contar historias sobre personas norteafricanas que viven en Francia. Recuerdo esa escena (de Roubaix, une lumière) en la que dirigía a los actores y los tres eran norteafricanos, Roschdy Zem, la chica rebelde y su tío, y los tres están conversando y Roschdy está contando esta historia, que es algo que atestigüé de niño: en Bélgica, en la puerta de un bar, tenías avisos que decían “prohibida la entrada de perros y argelinos”.

Luis Vélez: Uf, terrible.

Arnaud Desplechin: Y él está hablando de eso y Roschdy es tan noble que ríe mientras cuenta esta historia. Me hizo derramar lágrimas mientras veía la película. Me fue muy insoportable sentir eso, y es el mismo asunto que vemos hoy en día, el mismo problema.  

Roschdy Zem, como el comisario Yacoub Daoud, y Léa Seydoux, como Claude, en Roubaix, une lumière (2019), de Arnaud Desplechin.

Luis Vélez: Creo que se nos está acabando el tiempo, Arnaud, pero la última pregunta sería, no sé si conoces el contexto de lo sucedido en la inauguración del festival (los abucheos a la ministra de Cultura) …

Arnaud Desplechin: No podría haber entendido porque solo capto un poco de español, pero tenemos los mismos problemas en Francia. Estuve observando el lenguaje corporal de la ministra en el escenario, y podía captar unas pocas palabras, y alguien me explicó que estaban cortando el dinero para las artes, mientras escuchaba a la ministra decir con orgullo en el escenario que tenían grandes subvenciones para el arte, cuando no era exacto. Fue indignante y su lenguaje corporal fue tan provocador que reí, y la reacción del público fue tan vívida que pensé: bien, no estamos solos en Francia, en Perú sucede lo mismo, así que amé ello.   

Luis Vélez: Fue la mejor manera de inaugurar el festival.

Arnaud Desplechin: Sí, fue grandioso.  

Luis Vélez: Qué agradable charla ha sido, Arnaud. Muchas gracias.

Arnaud Desplechin: Muchas gracias a ti. Un placer.

Arnaud Desplechin y Luis Velez
El entrevistador junto a Arnaud Desplechin. Festival de Cine de Lima PUCP, agosto de 2024.

Entrevista realizada por Luis Vélez, el 9 de agosto de 2024, en el CCPUCP, San Isidro.
Traducción del inglés y textos: Luis Vélez
Edición: Laslo Rojas


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *